La cultura física y del deporte en nuestro país está ligada a la romántica idea de lograr que alguno de nuestros hijos sea considerado jugador de un equipo de fuerzas básicas del balompié nacional. Talento hay y mucho, lo que nos falta es infraestructura, políticas públicas y mucha disciplina para incentivar a que la práctica deportiva sea más popular. No como moda sino como perenne estilo de vida.
Por fortuna, en México tenemos un líder que predica con el ejemplo. El presidente Andrés Manuel López Obrador es un apasionado deportista. Lo mismo lo vemos haciendo caminatas al aire libre que practicando su deporte favorito: el béisbol. Recientemente mencionó que es el presidente con más edad ejerciendo funciones ejecutivas en la historia del país. Sin duda, la actividad deportiva le provee salud física y emocional que le ayudan al efectivo cumplimiento de su trabajo. Digo, no cualquiera de nosotros podría aguantar todos los días las Mañaneras, de pie y durante por lo menos 2 horas, sólo como inicio de la tranquila jornada laboral.
Hay detractores, o haters, como les llama la chaviza que critican al presidente López Obrador por disponer, en ocasiones, de un par de horas a la semana para practicar béisbol en un campo de juego. Se rasgan las vestiduras porque utiliza horario laboral que pagamos con nuestros impuestos todos los mexicanos. Dos horas que invierte a la semana en su salud un hombre que trabaja incansablemente más de 16, es una nimiedad. ¡Más innings para Andrés Manuel, por favor!
Para efectos prácticos, el gobierno federal ha emprendido dos interesantes planes para incentivar la activación física de la población en general. Un rescate estratégico de espacios públicos deportivos por parte de SEDATU y un interesante reseteo en la mentalidad de cómo promover la práctica de deportes masivamente desde el IMSS.
No le den más vueltas, ni se hagan bolas. Al presidente le gusta el béisbol, lo práctica. Entonces, no se sorprendan cuando SEDATU rehabilita, remodela y mantiene en óptimas condiciones estadios y campos para la práctica de la pelota caliente. Es lo que es y punto. Enfoquémonos en lo bueno, la oportunidad de que más personas y sobre todo niños, podrán realizar un deporte en instalaciones dignas. El placer de jugar y divertirse, es un derecho básico. Y hacerlo en un espacio que no sea un potrero le permite a cualquier persona sentirse mejor desde el momento mismo en que entra al campo. Es ahí donde los sueños cobran vida y son alcanzables.
Pero tranquilos que no todo es béisbol. La SEDATU se ha encargado de mejorar parques con infraestructura para el disfute de toda la población. Incluso, adaptados a las costumbres de los pueblos originarios, como se hizo en Tierra Yaqui recientemente. No hay excusas, los espacios públicos, ahora sí, para el público en general.
Ahora bien, pocas veces se logran empatar las políticas públicas con la ejecución práctica de las mismas. En este rubro, administraciones entrantes y salientes en los últimos 30 años perdieron el enfoque de cómo lograr que el pueblo se motivara a cuidar su salud. Porque seamos honestos, ningún gobierno tiene la responsabilidad de hacernos comer saludable ni mucho menos obligarnos a practicar deporte. Pero lo que sí debe hacer, es proveer de un ambiente sano que contagie para que nos mantengamos bien física y mentalmente.
Hoy, el IMSS está logrando el objetivo: contagiar a los ciudadanos a hacer deporte. El principal promotor de este cambio de paradigma es el Lic. Héctor García Antonio, Coordinador Técnico de Cultura Física y Deporte del Instituto. La principal razón de que la activación está funcionando es porque García Antonio se pone sus pants, sus zapatos deportivos y sale al campo, la cancha o cualquier recinto público a ejercitarse con la gente. No planea sus programas de cultura física desde su escritorio, los vive y ejecuta al aire libre. Sudando y disfrutando para contagiar a los demás.
Y ojo, García Antonio no está inventando el hilo negro, está encauzando los esfuerzos y recursos del IMSS en motivar al pueblo a volverse deportistas con lo que vemos día a día. Lo mismo realiza un evento de Lucha Libre en un deportivo del Instituto que una terapia de “ZUMBIMSS” o una clase de calistenia con peleadores profesionales de Artes Marciales Mixtas. Todo con la participación de los vecinos del lugar en donde se llevan a cabo las actividades. Políticas públicas deportivas para la integración comunitaria, eso es.
Pero esta labor del IMSS no sólo abona a que los ciudadanos nos interesemos en el deporte. También contribuye a que nuestra condición física mejore y se abone a la reducción de enfermedades crónico-degenerativas que tanto dinero cuestan al sistema de salud pública.
Más y mejores deportistas de a pie necesitamos en México. Hagamos como el presidente López Obrador y Héctor García Antonio: Prediquemos con el ejemplo, salgamos a la cancha. Y si en una de esas, nos gusta y entendemos mejor las reglas del juego, pues disfrutemos por completo del sano macaneo.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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