LEALTAD A LA PUEBLO DE MÉXICO

El pasado jueves 9 de febrero, el presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó el 110 aniversario de la Marcha de la Lealtad, con un recorrido en el Centro Histórico de la Ciudad de México, desde Av. Juárez hasta el Zócalo. Escoltado por elementos del Escuadrón de Caballería Ignacio Allende del Heróico Colegio Militar, el mandatario abordó un vehículo que lo trasladó a la Plaza de la Constitución, acompañado de la Dra. Beatriz Gutiérrez Müller, de los secretarios de la Defensa Nacional, de Marina y representantes de los poderes Legislativo y Judicial.

En el Zócalo, el General Luis Cresencio Sandoval González, titular de la SEDENA, refrendó su compromiso y lealtad para garantizar el orden constitucional y el estado de derecho, a nombre de todos los hombres y mujeres que integran las fuerzas armadas de México. ¿Por qué es muy importante la lealtad para las fuerzas armadas mexicanas? Y sobre todo ¿Qué enseñanzas nos dejan estos hechos históricos que marcaron el rumbo de México?

Hace 110 años, los generales porfirirstas Bernardo Reyes, Félix Díaz (desde prisión) y Manuel Mondragón orquestaron una insurrección en contra el gobierno revolucionario de Francisco I. Madero. Diversos sectores de la guarnición de la Ciudad de México, 200 alumnos de la Escuela de Aspirantes de Tlalpan y la guardia de la penitenciaria de Santiago Tlatelolco, lograron liberar a Reyes y Díaz para tomar Palacio Nacional, el cual fue reconquistado por el General Lauro Villar, secretario de Guerra y leal al gobierno maderista.

En un nuevo intento por tomar el palacio por parte de los sublevados, el General Reyes murió acribillado sobre un caballo en un inadecuado movimiento de caballería. Consternado por los acontecimientos, el presidente Madero se trasladó del Castillo de Chapultepec al Palacio Nacional, acompañado por cadetes del Colegio Militar y civiles que se sumaron a la marcha. Una vez recuperado el palacio, Villar resultó herido y Madero entregó el mando de las operaciones al General Victoriano Huerta. Ante el desconcierto por la falta de respaldo militar, los sublevados al mando de Félix Díaz, se atrincheraron en la fortificación de la Ciudadela. Dando inicio a lo que en la historia se define como la Decena Trágica. 

La lealtad es un valor ético fundamental para las fuerzas armadas de México, ya que es una brújula moral que les guía para actuar con ética, más allá de los intereses personales, particulares, partidistas o políticos. Aunque este valor puede resultar incómodo para los militares. 

En relación al tema que nos ocupa con el reciente juicio a Genaro García Luna, ex titular de la Secretaría de Seguridad, podemos decir que los altos mandos militares del Ejército y la Marina desconfiaron de García Luna desde el sexenio de Vicente Fox Quezada. De modo que fue abrieron carpetas de investigación, con fotografías, videos y grabaciones que probaban sus nexos con el crimen organizado, en especial con el Cartel de Sinaloa. El General Tomás Ángeles Dauahare, Subsecretario de la Defensa (2002-2008) y sobrino nieto del general revolucionario Felipe Ángeles, se reunió con el entonces presidente Felipe Calderón, para revelarle pruebas en contra de su “súper policía” de sus conexiones con el crimen organizado y le manifestó su desacuerdo con la estrategia implementada para su absurda guerra contra el crimen organizado. Seguramente, Ángeles Dauhare jamás pensó que pagaría las amargas consecuencias, de obrar con toda lealtad y de revelar la verdad a una persona carente de valores como lo es Calderón. Tomás Ángeles fue acusado de tener vínculos con el cártel de los Beltrán Leyva. Por lo cual fue trasladado al penal de máxima seguridad de Almoloya de Juárez, donde permaneció once meses. Hasta la fecha, la familia padece los estragos de esta terrible injusticia y espera que García Luna pague por todos sus crímenes.

Las enseñanzas que nos deja el recorrido hecho por el presidente Madero en febrero de 1913, son que los militares juran lealtad no solo al Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, le juran al pueblo de México, por encima de cualquier interés y sin importar las consecuencias.  La Marcha de la Lealtad se ha convertido en el ejemplo permanente de la salvaguarda de las aspiraciones democráticas del pueblo y la defensa de las instituciones de la república.  

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