Uno de los temas que son muy sonados por los intelectuales orgánicos y columnistas de la derecha es sobre el acervo lingüístico del presidente de México. Lo critican duramente desde posturas clasistas y que demuestran cómo se sienten cuando otras personas –acostumbradas a no hablar en espacios públicos y de poder- toman la palabra. Existe un gran libro sobre esto llamado “Ternuritas. El linchamiento lingüístico de AMLO” de David Bak Geler que tomamos de base para hacer nuestro análisis más abajo.
Clasismo
Claramente AMLO habla como hablan millones de mexicanas y mexicanos (la gran mayoría del país), por ejemplo, cuando hace alusiones a dichos, frases comunes y su misma forma de hablar sin tantos tecnicismo e incluso explicando muchos conceptos con palabras más coloquiales o que reflejen los verdaderos significados.
Esto molesta mucho a los intelectuales (que llamaremos agentes del lenguaje único) y han escrito infinidad de columnas de opinión y han participado en múltiples programas audiovisuales atacando a AMLO por su forma de hablar y comunicar todos los días a través de las mañaneras.
La mayoría de sus criticas van manchadas totalmente de clasismo, tachan al presidente de indio y provinciano, como si ser eso debería ser señal de vergüenza y limitante para poder acceder a los discursos públicos.
De pseudolingüistas y amantes del diccionario
En ese sentido, estos agentes se presumen como conocedores de la lengua y hasta hablan del “correcto” uso del lenguaje, siempre apelando a la máxima autoridad del diccionario que es visto como verdadero dogma. La Real Academia de la Lengua Española (RAE) vendría a ser como su Iglesia y ellas y ellos son unos fanáticos del lenguaje único.
Esa postura claramente ignora lo que las lenguas y la lingüística son. Incluso demuestra precisamente que tienen una gran intolerancia hacia lo otro o nuevo. Dentro de las lenguas se encuentran diversidad de significados y los contextos importan mucho para saber cómo se habla en tales partes y en otras.
No existe lo “correcto” ni lo “incorrecto” en esta diversidad de lenguajes, incluso el diccionario solo es un fenómeno más de las lenguas y no una autoridad monolítica. Por lo tanto, los lingüistas se han de estar burlando mucho de los agentes del lenguaje único y sus citas a los diccionarios.
La democracia de las palabras
Las lenguas son organismos vivos y responden a sus hablantes, cambian constantemente todo el tiempo. Era normal que dentro de una transformación social vinieran a cambiar también las palabras que se usan públicamente.
El arribo de AMLO al poder ejecutivo demostró que la llamada también revolución de las conciencias pasa por el lenguaje y la disputa de este terreno para dar voz a los que casi nunca habían tenido voz, empoderarlos en este espacio de las palabras donde cada vez se comienza a democratizar más y más.
A los agentes del lenguaje único les pedimos disculpas, pero esto es una transformación.
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