“Una voluntad firme y constante de hacer el bien superará las más graves dificultades”: Juárez
México vive una metamorfosis histórica y debemos lograr la consolidación de ese preciado cambio. Sin embargo, necesitaremos varios sexenios para conseguirlo.
Hemos crecido como país; hemos madurado como pueblo; hemos avanzado cultural, social y políticamente. Todo gracias a un hombre que decidió entregarse a la búsqueda y conformación de una patria más humana, más libre y más unida.
Porque ese debe ser nuestro afán; mantener la marcha infatigable que AMLO inició. No llegamos tan lejos pueblo y Gobierno para que ahora por imprudencia y desaciertos estemos mellando la armonía que muchos han impulsado.
No es momento de desvíos, no inventemos bifurcaciones.
Al llegar AMLO a la mitad de su administración comenzaron a pulular, principalmente en redes (como si el sexenio estuviera llegando a su fin), una serie de encuestas, votaciones, y desasosiegos hacia los supuestos “candidatos presidenciales”.
Múltiples nombres comenzaron a surgir, desde quienes ocupan una secretaría hasta quien nunca ha militado en MORENA. No pondré nombres, pues mi texto no va en torno a buscar “quién es el bueno”.
No hay ninguna tragedia en que haya decenas de candidatos, pues eso es la democracia. Tampoco tienen nada de malo sus cargos, ni su militancia, siempre y cuando haya congruencia en sus principios políticos y que se apeguen a los postulados ideológicos y filosóficos del amplio proyecto político impulsado por el Presidente.
Y para los que hacen su campaña con respeto a todos, ¡adelante!
Lo cuestionable y reprobable es la actitud de molestia, agravio y desunión que sin decoro ni prudencia muchos dejan plasmada en la letra que recorre sin obstáculos las sendas virtuales.
Huestes de seguidores persiguen con total descaro entre zancadillas y codazos posicionar al “bueno” desacreditando al “malo”. ¿Dónde quedó entonces nuestra madurez? ¿Dónde nuestro crecimiento cultural y nuestra astucia política si mancillamos el prestigio de los compañeros para enarbolarnos como vencedores?
Por un lado, caemos en la desunión y el encono, dando espacio a la derecha para filtrarse entre las grietas que nosotros mismos estamos provocando.
Perdemos por instantes la brújula y olvidamos que entre nosotros no somos enemigos. El adversario está enfrente.
Somos compañeros con diversas inquietudes y visiones, lo que es totalmente válido y enriquecedor de nuestro ideal, pero todos confluimos en el mismo proyecto ideológico y político.
Por otro lado, descuidamos el apoyo mediático que necesitan los avances, logros y proyectos de la 4T. Consolidar la Cuarta Transformación debe ser nuestro objetivo primordial, y por desunión o desarticulaciones podemos lanzar por la borda todo el esfuerzo de un pueblo, toda la lucha de generaciones, todo el amor de un hombre por reconstruir esta lacerada nación.
Volteemos a ver la historia del mundo, pero principalmente la de México.
Después de cada lucha que hemos vencido como pueblo, hubo un enemigo dispuesto a tomar el poder. Y ahí están presentes los enemigos de México: Bustamante, López de Santa Anna, Porfirio Diaz, y otros tantos, quienes llenaron los vacíos o arrebataron triunfos. Siempre dispuestos, siempre leales a sus ambiciones y sus ignominias.
La derecha hoy está vigilante, dispuesta a llenar las oquedades que dejamos en nuestro andar.
Siempre han sido más los buenos, los que aman la Patria, los que luchan por un futuro mejor para las siguientes generaciones. Pero, siempre han estado ahí al acecho, sigilosos como serpientes, los vendepatrias, los traidores. Dispuestos a saciar su hambre de violencia, de dinero, de poder.
No podemos permitirnos divisionismos, ni luchas estériles, no es momento de enfrascamientos sin salida.
Ciertamente tenemos un objetivo inmediato: ganar el 2024. Pero no será posible si entramos a una contienda como rivales.
Retomemos nuestro camino y veamos nuestras coincidencias: todos amamos a México; todos apoyamos a AMLO; todos queremos que el proyecto continúe. Pero solo lo lograremos sacudiendo diferencias, rencores, tirrias y si estamos unidos; olvidando resabios y sinsabores.
Exhorto a los compañeros que deseen el fortalecimiento y la estabilidad del proyecto de nación que actuemos de forma madura, sin infantilismos políticos. Todos con una idea, con un pensamiento: Un México más fuerte, más unido y más feliz.
Recordemos: “El pueblo unido, jamás será vencido”.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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