La campaña presidencial del 2024 será inédita en lo que a comunicación política se refiere. Y lo será de esa forma porque se pondrá a prueba por vez primera el impacto avasallador que representó dejar de lado a los medios de desinformación predominantes y a sus titulares más activos. Lo anterior derivado de que uno de los acuerdos en el frente guinda, el movimiento de regeneración nacional, fue establecer que se evitaría acudir a entrevistas con medios del conservadurismo y eso será por vez primera una circunstancia en donde se probará la politización y grado de conciencia del pueblo mexicano adquirida en estos últimos años por la gestión pedagógica desde el gobierno y su titular hacia la sociedad en su conjunto, en contraste a la publicidad y propaganda en favor de una candidatura artificial que llevarán a cabo los pregoneros insulsos de siempre que continuarán en la lógica de inflar a toda costa cual producto milagro a su botarga corrupta.
Ahora, el reto y desafío para el movimiento juntos hacemos historia es una apuesta atrevida y genial que va retratar la madurez que ha adquirido la sociedad. A pesar del bombardeo mediático y de sus prácticas deleznables de la oposición conservadora; el pueblo tiene más información de primera mano desde el mismísimo titular del Ejecutivo que a diario hace un recuento de los datos y cifras de la República así como el estado de guarda la cosa pública pues no es un secreto que ese ejercicio diario de comunicación e información sirve bastante ante las campañas de odio orquestadas desde el rencor a un mandatario que se ha empeñado con voluntad política en transformar la calidad de vida de los mexicanos.
Son las últimas cifras y datos del INEGI los que dan cuenta de la titánica gestión para reducir la brecha de desigualdad económica entre los sectores económicos de la población.
Ante aquello, esta elección inédita traerá consigo una disrupción de lo que hasta ahora conocimos como “periodismo” que en esencia siempre sirvió como comparsa a los exclusivos intereses de sus dueños, parte de la oligarquía que gobernó por lustros el país dejando un reguero de miseria y muerte, y a la que ahora vemos representada en una caricatura poco graciosa y más bien, lamentable.
Será entonces el momento en 2024 de demostrar que no sólo la presidencia de la República sino el congreso con sus mayorías necesarias van a ganarse para terminar los cambios que permitan de una vez por todas erradicar los últimos resquicios en que se agazapa la corrupta y golpista oposición, entiéndase la Corte y los organismos autónomos, entes ideados para perpetuar su régimen.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.