Un fenómeno interesante ha sido el desarrollo que han tenido los llamados “derechairos” en el gobierno de la Cuarta Transformación (4T), pasando de ridículo en ridículo, derrota tras derrota, humillación tras humillación. Y es que eligieron muy mal momento para conformarse y tratar de influir en la mayoría de la población de México, justo en el momento en que el país está más politizado y cercano a la izquierda. De eso hablaremos a propósito de los últimos acontecimientos en la política mexicana.
Sin argumentos
Toda la oposición podría caer de muchas maneras en el adjetivo “derechairo” y es que se hacen chaquetas mentales desde la derecha más rancia defendiendo los privilegios de la minoría del país que desea continuar con sus grandes riquezas y que de alguna forma se han visto truncados en la actual administración.
Sin embargo, los sujetos protagonistas de este texto también llamados conservadores están integrados por millones de personas que jamás obtendrán beneficios de que se mantengan y engrandezcan los privilegios de la oligarquía rapaz del país. Es decir, defienden a otras personas a las cuales no les importan en lo absoluto.
Aun así, son fieles consumidores y creadores de noticias falsas que ataquen al gobierno federal, no les importa si hay que agredir a la persona del presidente, su familia y a quién sea (diría mi presi sin escrúpulos morales) y que tengan que usar todos los discursos de odio posibles. Así es, ellas y ellos son las personas que realmente polarizan en un terreno de confrontación política violenta.
Condenados a la derrota
Por esas razones y por otras perdieron y siguen perdiendo. En un momento donde la llamada revolución de las conciencias ha permeado en gran parte del pueblo, donde el poder del dinero ya no realiza los estragos que hacía con la compra masiva del voto de manera ilegal. Ahora las personas podrán aceptar el dinero o las despensas pero a la hora de elegir lo harán como mejor les convenga realmente.
Pero además, fuera del terreno electoral en las batallas internas del sexenio y de los gobiernos cada aparente derrota de la 4T por que no pase alguna reforma importante o que los jueces echen abajo los avances de la transformación del país se convierte rápidamente en un triunfo del movimiento obradorista.
Más allá del gran estratega político que es AMLO (que sí es un factor importante) vemos que el proyecto de nación se va cumpliendo y que existirá continuidad en el 2024 donde se busca profundizar lo alcanzado. Así ya sabemos que más adelante el poder judicial hay que reformarlo, que debemos lograr la mayoría calificada casi total en las cámaras de representantes para que todas las propuestas que beneficien al pueblo sean aprobadas.
Sin subestimar
Aunque ya sabemos que volveremos a ganar en 2024 y que vamos a trabajar para conseguirlo de manera aplastante, no podemos subestimar a la derechairiza y a los conservadores que como camaleones se quieren mudar de la agónica alianza al Movimiento Ciudadano para darse un supuesto baño que busque engañar más adelante al electorado, pero lo que no saben es que las personas ya saben que ahí solo se llenarán de lodo y que igualmente no permitiremos que ganen. El futuro del país está en juego nuevamente.
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