El señorito se despierta en su cama de plumas. Otra vez se soñó rey. Despabilado, se imagina investido con la banda presidencial, dando órdenes para que todo vuelva a ser como antes, con todo lo que eso significa. “¿A quién se le ocurre que los empresarios paguemos impuestos si nosotros hacemos caminar al país? ¿Por qué se protege a los pobres con tantos beneficios? ¿En qué cabeza cabe? Hoy anunciaré mi candidatura a la presidencia para el 2024”. Se mira en el espejo y se ve alto y fornido, aunque con poco pelo. “Ni modo: Salinas tenía menos”. Se habla a sí mismo, tal vez porque él es el único que se escucha. El señorito habrá de creer que nos chupamos el dedo.
Gustavo de Hoyos es licenciado y maestro en Derecho y licenciado en Administración. Fue presidente de la Coparmex, es decir, el patrón de los patrones. Lo mejor que hizo ahí fue contratar a Javier Lozano, el Saco de Pus, para despedirlo 15 minutos después y dejarlo en ridículo. Recibió, claro, el Premio a la Democracia de la Fundación José Pagés Llergo. Se lo dio la hija del periodista, Beatriz Pagés, esa señora gritona y furibunda porque se le acabó el chayote (57.2 millones de pesos recibió del gobierno de Peña Nieto en el sexenio pasado). Ella fue la que despotricó contra AMLO en la marcha del INE. “México es de todos o no es de nadie”, vociferaba.
El señorito es el cerebro –es un decir– de Sí por México, que rumbo a las elecciones de 2021 se convirtió en Va por México y después en Unidos por México, Colectivo por México, Adelante México, Suerte México, Viva México, Que Viva México, Ratas por México, etcétera, esas agrupaciones a las que lo que menos les interesa es, justamente, México. El lanzamiento de Gustavo de Hoyos delata lo perdida que está la oposición. Por eso López Obrador la ha definido como “moralmente derrotada”.
¿De veras cree que puede ser presidente? ¿Cómo lidiar con tipos tan insanos, como Alito Moreno o Marko Cortés –y la mascota de ellos que “lidera” el PRD– para obtener la candidatura?
Hay que hacer algo. Es paradójico que un gobierno que ideológicamente se autodefine como liberal esté reduciendo las libertades en México. La libertad de elegir, la libertad de consumir, la libertad de emprender negocios.
¿Todo está tan mal con la Cuarta Transformación?
Todo está al revés. Los precios suben y los empleos bajan, la inseguridad sube y la libertad de salir baja. Las enfermedades suben y el abasto de medicinas baja. Buscan igualdad, pero en realidad quieren que todos estemos fregados. Así nos tiene Morena. ¡Ya estuvo!
Entonces, ¿nada ha funcionado en este gobierno?
Le reconozco al obradorismo la intención de luchar contra la corrupción y la inseguridad, pero la manera de abordar la problemática ha sido decepcionante. Para poder mantener un estado de bienestar se requieren empresas con una actividad altamente rentable.
Si llegara a ser presidente, ¿estaría dispuesto a aceptar a alguien de Morena en su movimiento?
No, con todo respeto. El obradorismo es la antítesis de nuestra visión. Los liberales no lo somos por decreto. Venimos de un movimiento en el que se apostó por la globalidad. Primero, el ingreso al GATT, luego el TLC. Nos abrimos al escrutinio internacional. Eso fue un paradigma democrático.
¿Eso fue bueno?
Claro. Los empresarios comenzamos a participar en sectores que hasta ese momento eran prohibidos: banca, minería, energía eléctrica. La apertura a la globalidad en lugar de la presencia del Estado: algo muy distinto de lo que intenta ahora el presidente.
¿Hay una propuesta en la oposición? No la vemos.
Nuestra visión es la de un México ganador para todos. No la del México de fracaso que sustenta la visión de la 4T. Un México ganador que ofrezca oportunidades de prosperidad. La habilitación del individuo para que construya su propio destino contra una visión del Estado.
Perdón, eso me suena a Felipe Calderón, el Nuevo Innombrable, pero no me dice nada.
Debemos imaginar entre todos cómo será México en el 2050: el modelo de pensiones, la educación… Debemos hacer un debate a largo plazo. Estoy en contra de la regresión en las libertades económicas, pero la visión excluyente de este gobierno es lo más preocupante.
Usted dice estar hasta la madre de los políticos y que alguien que no está podrido por el poder debe tomar las riendas de este país. Ese “alguien” –asegura– es usted, pero todos sabemos que muchos empresarios no han sido tan aliados del país. ¿Qué nos puede decir al respecto?
Que en 2024 ese país merece el primer gobierno de coalición de su historia. Que tengo amistad con intelectuales y académicos y que nada va a cambiar si seguimos confiando en que los mismos políticos van a dar resultados diferentes.
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Uf. Cómo no reproducir las palabras de Rafael Barajas “El Fisgón”:
Es increíble que el señor dice “Ya nos toca”. El señor es un empresario. ¿De qué está hablando? Los empresarios mandaron en este país durante toda la época neoliberal. No tiene ningún derecho a presentarse como un hombre marginado y atosigado por el poder y que está harto de los políticos. Si es con los que ha trabajado toda la vida. ¿Qué no es él uno de los artífices del Va por México? Su cinismo es increíble. Esto habla de la desesperación absoluta de la derecha mexicana porque no tiene candidato, entre otras cosas porque su clase política entró ya en plana descomposición.
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Gustavo, ¿por qué acusó al presidente de México con el rey de España de ser un populista que toma de decisiones irracionales y motiva la declinación de la confianza empresarial?
[…]
¿Utilizaría, como ha dicho, los métodos de El Salvador contra la delincuencia?
Yo estoy hasta la madre de que en nuestro país aumenten los feminicidios, de que nos digan que poquito a poquito eso se va a arreglar. Yo he trabajado en favor de la educación pública, he defendido las causas empresariales. He decidido dar un paso adelante.
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Es cierto: el señorito cree que nos chupamos el dedo. No sabe o no quiere ver que quien se lo chupa es él.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.