Cuando Andrés Manuel López Obrador ganó la jefatura de gobierno del Distrito Federal, gobernó de manera ejemplar, ya con muchas características y programas de acuerdo a las circunstancias; sin embargo, la derecha y los prianistas no lo dejaron gobernar con todo el tiempo que AMLO requería para su periodo.
Fox llegó a los pinos, al mismo tiempo, pero para continuar el proyecto del PRI: El desastre, la corrupción, el contubernio de empresarios y gobernantes corruptos.
Fue un momento muy especial de convivencia y al principio formas sutiles de diferencias, y fue escalando hasta convertirse en acoso sistemático y enfrentamiento que desembocó en el desafuero.
Tres años antes, por primera vez se pudo elegir, mediante el voto, al jefe de gobierno para la Ciudad de México; a Cuauhtémoc Lázaro Cárdenas Solórzano (así se llama y le quedaron grandes) no le interesaba esa responsabilidad, pero sabía que desde esa posición Porfirio Muñoz Ledo podía competir muy fuerte para la candidatura presidencial; el periodo de esa jefatura de gobierno se aprobó para ser de tres años por única vez. Cárdenas renunció a los dos años, para contender por la presidencia después de su gris paso en la jefatura de gobierno.
AMLO llega a la jefatura de gobierno a implementar la política de austeridad y los programas sociales, se topa con las estructuras sindicales priistas y comienza a transformar los privilegios de la burocracia, y la corrupción; Fox le recortaba la entrega del presupuesto federal, le daba lo esencial para sobrevivir, con retrasos y dificultades; solamente le daba en donde no le quedaba de otra. Lo que hizo AMLO fue limpiar tesorería, brindar facilidades para ponerse al corriente en predial, agua, construcciones, regulación de permisos en todas las áreas de su competencia, haciendo cumplir leyes y reglamentos, “nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho”, además de ahorrar en todas las partidas presupuestales.
Pero su brillo llegaba con esperanza a los ciudadanos y aterraba a los machucones, que no nadamás criticaban su forma de gobierno; además ya desde entonces promovían amparos contra los proyectos.
AMLO transformó la relación en muchas actividades de la ciudad, sólo para dimensionar los principios de honestidad y de entender lo que para AMLO siempre ha significado el servicio público; quiero señalar el caso de la Central de Abasto de la CDMX. (Ceda) Después de la Bolsa de Valores donde se hacen las principales transacciones económicas, en segundo lugar, está la Central de Abasto y ahí se hacen en efectivo; en 2002 AMLO le dio más participación al sector privado en la administración y operación de la Ceda.
Aparte de que le quitaron un año por el desafuero, en el tiempo que lo dejaron concentrarse exclusivamente en el gobierno, en lugar de como él decía en esa época “distraen, me quitan el tiempo” con diversos ataques y enfrentamientos legales, contra sindicatos, defraudadores inmobiliarios, coludidos con jueces, políticos y los siniestros Fox, Salinas, televisoras, los poderosos.
Se transformó el Centro Histórico, se compraron vagones del metro a mejor precio, 18 años después que en la época del PRI; se establecieron buenas relaciones con la iglesia, con empresarios, creó la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y muchas obras más.
Y se creó lo más importante: El vínculo con la ciudadanía con el líder que se necesitaba, que resultó mejor de lo que se esperaba. La comunicación y la construcción de una historia que pensábamos jamás ocurriría.
Y está vez que la sucesión será diferente, si sabemos pensar distinto y algo aprendemos, Andrés Manuel gobernará hasta el ultimo día de su mandato.
Hasta donde yo alcanzo a ver, AMLO ponderó a Adán Augusto, pero no lo hizo para destaparlo; eso era antes, fue para fortalecer a su secretario de Gobernación.
Todavía estamos a la mitad del camino. Y cuando muchos apenas van, AMLO ya viene de regreso.
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