EL ACECHO NARANJA

Opinión de Alejandro Pulido Gómez

La contienda por la siguiente sucesión presidencial tiene un buen tiempo de iniciada.  Y para bien o para mal, la encuesta que saca El Reforma justo esta semana, le pone más ritmo al carnaval electoral que viene gestándose.  La debacle para la oposición se presentó cuando la alianza “Va por México” se fracturó.  Y aunque Marko y Alito, porque Chucho no incide, quieran aparentarle a su patrón X. González que todo está bien; la realidad es que llegarán al 2023 y 2024 muy dañados y faltos de empuje. 

La otrora fuerte base priísta nacional ya no figura y el panismo ha dejado entrar en muchos estados a personajes egoístas que jalan agua para sus molinos privados y no hacia el interés común de la militancia.  Todo esto abona al proyecto de MORENA.  Pero cuidado, ni Delgado ni Hernández deben confiarse porque hay un zorro experto en robarse las migajas que descuidarán los viejos y escuálidos lobos aliados.  Cuidado con el vulpino Naranja.

Es verdad que MORENA le lleva ventaja a Movimiento Ciudadano en la consolidación de estructuras a lo largo y ancho del país.  Pero los discípulos de Dante Delgado suplen sus deficiencias de penetración territorial con un discursito muy buena onda, que para quienes no tienen maduro el sentido del olfato, obvian con facilidad el tufo a pragmatismo político.  La esencia en sí de los ideales del movimiento naranja muta con facilidad previo a las contiendas electorales y se adapta con mayor empatía a la región que seguros están, conquistarán.  Los estatutos de partido quedaron en papel y su caprichosa ideología se transmite a través de Facebook, Instagram y Tik Tok.

El proceso electoral del 2024 será una prueba de fuego para que MORENA logre consolidar su hegemonía, más allá de la influencia que la figura del presidente Andrés Manuel López Obrador imprime al partido.  No tengo duda de que el siguiente sexenio la cuarta transformación continuará de la mano del candidato que más cercano esté a la forma de trabajo que AMLO ejemplifica.  Pero lo chocante es futurear y observar que para el 2030, l@s Naranjas puedan rebasar por la izquierda.  Esa supuesta izquierda de verdad, que creen representar.      

Me preocupa que Dante Delgado tome conciencia de la mala imagen que salpica a sus simpatizantes como dirigente sectario de partido y se haga a un lado para que otra figura menos polémica tome las riendas del mismo.  Me incomoda que con su Movimiento de la Alegría, convenzan a más jóvenes en estados como Veracruz (donde el dirigente estatal, elección tras elección, pierde la oportunidad de brindarle el territorio a su jefe Dante, sobre todo por ser originario del mismo) y obtengan una gran rebanada del jugoso padrón nominal nacional.  Me inquieta que Luis Donaldo Colosio Riojas llegue en el 2024 al senado por la vía plurinominal, madure políticamente y entienda la realidad del México que su apellido simbólicamente le heredó para posteriormente ganar la presidencia de la República.  Me asusta que el electorado sucumba al encanto internacional del discurso cool de LA AGENDA 2030 y sea feliz.  

No basta con ganar otro sexenio para MORENA si se busca perpetuar el legado de López Obrador.  Deben cerrar filas, ponerse cuchillos entre los dientes y defender lo que tanto costó alcanzar.  Les encargo Mario Delgado y Citalli Hernández.  Lo que sienten como base en la próxima elección presidencial pudiera o no, proteger a México, del acecho naranja.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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