El domingo 22 de septiembre, Morena llevará a cabo su Congreso Nacional Extraordinario, a raíz del último resolutivo del TEPJF. Este obligó a nuestro partido a realizar cambios en la estructura del Comité Ejecutivo Nacional, respecto a la presidencia y la secretaria general. Sin embargo, la dirigencia aprovecho para convocar a renovar once carteras del CEN y proponer que tanto Consejeros Estatales y Nacionales puedan prorrogarse en su encargo tres años más esto es, hasta el 2027 sin tener un proceso interno que defina en las asambleas distritales a los nuevos consejeros del partido; así también, estuvo previsto en la convocatoria el ingreso de 195 Consejeros Nacionales que se sumarán con la característica de no ser votados, sino propuestos en lista por el CEN, además de la modificación a los documentos básicos, declaración de principios y estatutos del partido.
Y aunque estas líneas las escribo previo al Congreso Nacional Extraordinario y sus resultados, puedo aventurarme a decir, que morena tiene una oportunidad para reivindicar la fortaleza del movimiento político a razón del reconocimiento de las bases militantes o bien transitar por el camino natural de la búsqueda de institucionalidad de un partido común y corriente, a través de la vía que deja de empujar y profundizar transformaciones para mantenerse en el sistema de partidos.
En las filas del partido suenan dos compañeros, el domingo tendremos claridad de sus encargos en el Comité Ejecutivo Nacional. La Compañera Mtra. Luisa Alcalde y Lic. Andrés Manuel López Beltrán, encargados de cuidar el movimiento desde los principios e ideales del Presidente Obrador, pues cuentan con la legitimidad suficiente por la cercanía con el dirigente máximo.
La familia Lujan, es cercana a López Obrador y sin duda reivindica los primeros pasos dentro de las dirigencias afines en su totalidad al presidente, es reconocido su compromiso con los ideales y principios originarios y son un factor de estabilidad entre la dirigencia como entre las bases.
Las secretarias nacionales restantes se definirán con base en el poder político que concentran gobernadores y actores políticos cercanos a la presidenta electa, puesto que los consejeros actuales que muy probablemente serán ratificados 3 años más también son representativos de los grupos de poder más fortalecidos en cada Estado. Propios y ajenos al movimiento, hoy dirigentes de morena locales, estatales o nacionales, fueron quienes lograron imponerse a la militancia de base en el proceso electivo de 2021 en su mayoría.
Desde aquí, es donde partimos con la prospectiva. Morena tiene el camino de empujar al movimiento de transformación apegado a sus bases, que al interior de los partidos son las que no perciben salario o encargo alguno y que se reconocen como creyentes en el argot de los partidos políticos. Esto, con la finalidad de no perder el apoyo territorial de quienes sin encargo o condicionamiento alguno salen a las calles a promover, convencer e informar.
Sin embargo, ante la repartición de encargos a diestra y siniestra a grupos de poder, que antes lucharon contra nuestro movimiento y que oportunistas y utilitaristas llegaron al movimiento provocando que las bases duden de la credibilidad de los documentos básicos, los ideales, principios y proyecto que representa el partido político (no así el movimiento), pues lo escrito en papel choca con la cruda realidad.
De modo que, las dirigencias no solo estarán obligadas a representar a los diversos grupos políticos al interior del partido, sino que tienen la responsabilidad de evitar el desprendimiento de los más idealistas del movimiento, de quienes, ante la salida del dirigente moral y los reacomodos de la dirigencia con el ingreso de personajes funestos del viejo régimen, podrían retirarse de la construcción territorial, movilización y comicios próximos.
Si la dirigencia peca de soberbia, privilegiará a algunos que se comprometerán mediante el condicionamiento a realizar las tareas partidistas y llevar a cabo los procesos de información y difusión en territorio, pero sin la convicción necesaria que empuja el terreno de la 4ta transformación.
Entonces, ante un panorama de este estilo, las palabras de la Dra. Claudia Sheinbaum no harán eco.
“…Que se pueda trazar una ruta clara, que separe la labor del partido y la labor del gobierno en el proceso de transformación”
Puesto que si en el movimiento, los obradoristas que son más, no empujan los procesos políticos coyunturales y venideros, existirá una tendencia a perder gobiernos municipales y congresos locales. Sera la respuesta de la falta de acción y consideración de los militantes, terminando por socavar la credibilidad del partido.
Pero, además es importante considerar que ante la falta de Andrés Manuel en el partido político y la necesidad de la Dra. Claudia Sheinbaum de mantener un equilibrio en las fuerzas políticas internas, deben considerarse elementos que involucren y reconozcan a las bases partidistas en un nivel similar al reconocimiento de las dirigencias ejecutivas, tanto en los procesos selectivos locales como en la lista de Consejeros Nacionales que presente el CEN ante el Congreso Extraordinario. Si no se considera a militantes de base de prestigio y reconocimiento, se entenderá que el partido responde al interés de una élite política y que ha reservado en su gran mayoría los incentivos para personajes cercanos a la cúpula partidista. Esto, provocaría que la militancia de base volviera a aletargarse y esta vez sin el dirigente moral, quién sabe cuánto tiempo más, tendría que pasar para levantarse nuevamente.
La modificación a los documentos básicos también es muy delicada, puesto que si se cambian los ideales que se construyeron para dar vida a un proceso histórico de crecimiento político que partió desde la oposición y se redactan de nueva cuenta pensados hacia el centralismo o incluso con aires que nieguen la virtud de ser de izquierda, vendrá el desencanto de la militancia. Y aunque se haya estableció un periodo de participación para recabar las propuestas de las bases, este no ha tenido gran éxito, puesto que prevalece el mensaje de ya estar planchada la propuesta principal.
En otras palabras, este ejercicio organizado por el INFP solo tiene la finalidad de cumplir con el acto protocolario y ser escudo de posibles impugnaciones al proceso de modificación estatutaria. Una modificación estatutaria acorde al empuje y profundización de la 4ta transformación, así como al reconocimiento a pugnar por mantener principios e ideales tendría un eco importante en las bases y reforzaría los procesos de legitimidad que requiere el partido político, ante el cambio tan fuerte que enfrentará.
Finalmente, el indicio principal de como estará el reacomodo institucional y cuál será el giro que tomará el partido no solo podrá analizarse desde los nuevos miembros del Comité Ejecutivo Nacional, sino desde la perspectiva de los 190 consejeros que ingresararán a razón del artículo 36 del estatuto, sin ejercicio de votación.
Así, mediante las definiciones tomadas en el congreso, como la posibilidad de prórroga a consejeros y congresistas electos en 2021, el ingreso de una lista propuesta por el CEN de los consejeros nacionales faltantes, la definición de los nuevos actores del Comité Ejecutivo Nacional y la modificación de los documentos básicos y sus estatutos, serán claves para reconocer el rumbo que tomará el partido político. La institucionalización de Morena como partido político depende de varios factores.
Algunos de ellos como, por ejemplo. ¿Cómo logrará Morena legitimar sus procesos y designaciones sin la figura moral de Andrés Manuel López Obrador ante la militancia de base y electores? ¿Cuál será el nivel máximo de penetración de los nuevos grupos de poder internos? y ¿Cómo se logrará equilibrar el reparto de incentivos colectivos (ideales y principios entre otros) y selectivos (para quienes perciben encargos, reconocimientos y recursos) para evitar que la militancia y los creyentes pierdan su conexión partidista frente a los arribistas?
En otras palabras, existe el fantasma de convertirse en los partidos de siempre, ser como el viejo PRI o encontrar nuestra realidad en la conformación de corrientes como las extintas perredistas. Estos fantasmas se hacen presentes en el Congreso Nacional Extraordinario y veremos con los resultados, si siguen siendo fantasmas o trágicas realidades partidistas.
¿El salvavidas? En la dirigencia el reconocimiento a la militancia, el compromiso de continuidad de ideales y principios y el equilibrio de poderes al interior del movimiento. En las bases, el análisis de los resultados de dicho congreso con los comités de afinidad, temáticos, distritales, seccionales y territoriales. Y la reorganización en torno a las fortalezas del movimiento político que tiene su esencia en la reivindicación de las enseñanzas del dirigente máximo.
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