Desde que comenzó el conflicto entre Israel y Palestina se ha registrado ya la muerte de 21 comunicadores, entre ellos periodistas, redactores, fotógrafos o camarógrafos, 17 de ellos palestinos, según un nuevo recuento del Comité de Protección de los Periodistas (CPJ, siglas en inglés).
La CPJ informó que tres de los periodistas muertos son israelíes y uno libanés, a los que hay que sumar el caso de otros tres cuyo destino se desconoce con certeza: un israelí al parecer rehén de Hamás, un palestino supuestamente detenido por el Ejército israelí y otro palestino del que se ha perdido el rastro.
La cifra de comunicadores muertos aumenta día con día, aunque el más trágico fue el 7 de octubre, cuando Hamás lanzó varios ataques terroristas por sorpresa: ese día hubo seis muertos, la mitad israelíes y la otra mitad palestinos y desde entonces, y tras comenzar la contraofensiva israelí, todos los reporteros muertos han sido palestinos, con excepción de un libanés.
Las últimas víctimas se registraron ayer 19 de octubre, cuando el camarógrafo Khalil Abu Aatra de TV Al Aqsa fue alcanzado junto a su hermano en un bombardeo israelí sobre Rafah; el día anterior, el propio director de la misma cadena, Sameeh Al Nadky, también cayó en otro bombardeo similar.
El CPJ considera estos casos probados, pero añade que investiga “numerosos informes no confirmados” de otros casos de reporteros muertos, detenidos, heridos o amenazados, así como ataques a edificios donde se encuentran algunos medios de comunicación o las propias viviendas de los reporteros.
El comité, creado en Estados Unidos y con antenas en varios lugares del mundo, considera que en este momento “Gaza presenta un riesgo especialmente alto para los periodistas en un momento en que se preparan para cubrir una posible invasión terrestre de Israel, sumada a devastadores bombardeos israelíes, cortes extensivos de electricidad y caída de las comunicaciones”.