La élite ilustrada, aquella que dicta y norma nuestro actuar, está convencida de que los periodos de atención de la ciudadanía son similares a los de un niño de tres años. Bajo esta certeza, han desarrollado una estrategia comunicativa que ―si bien pudiera parecer que salta de un tema a otro sin ton ni son, sin orden, sin una propuesta clara, sin mayor objetivo que el de mantener entretenidos a los votantes, que sostiene aquello que mañana contradice― apuesta por la infantilización de la sociedad y la reconstrucción de un electorado superfluo y voluble que aplauda medidas que los afecten directamente, y se oponga a aquellas que contribuyan a la mejora de sus condiciones de vida. Asunto que, está de más ahondar en ello, contribuye a beneficiar a quienes deben ser beneficiados y quienes ven amenazados y afectados sus privilegios en nombre del bien común. ¿Común para quién, si a ellos les resulta ajeno?
A diferencia de lo que sucede con la CuatroTé en general y con Andrés Manuel López Obrador, que cada mañana hace un intento por explicar a propios y extraños el devenir de las políticas públicas. La oposición, estupendamente asesorada y con un conocimiento profundo de la psique y las emociones humanas, sabe que lo único que importa es conservar la atención de la audiencia, y para ello, está dispuesta a dar cuantas maromas sean necesarias; simplemente veamos la forma en la que de cuando en cuando lamentan la desaparición del Seguro Popular, sin entrar en detalles, sin revisar nada, sin profundizar en el fracaso y saqueo que el SP significó para el Sistema de Salud, simplemente deslizan el dato e irrumpen en la mente de la ciudadanía sembrando la semilla de la duda, para después, saltar a otro tema no relacionado e insistir en el fracaso del gobierno.
De tal suerte que la ciudadanía no termina de asimilar el Ahuehuete de Reforma ―si está seco o verde― y ya se está discutiendo algún pedazo de información descontextualizada sobre el Tren Maya, Dos Bocas, la oleada de violencia en tal o cual lugar, la controversia por el TEMEC, etc. ¿El objetivo? No permitir que ninguna idea siente sus reales en la cabeza de los votantes, garantizar que todo lo sólido se desvanezca en el aire. A final de cuentas, sabemos lo peligroso que puede resultar para unos cuantos que la mayoría piense en el bienestar colectivo: el enriquecimiento de esos pocos se ve directamente afectado cuando se anteponen los intereses de la mayoría a los suyos.
En este sentido, el 15 de agosto, Porfirio Muñoz Ledo firmó un llamado para Restaurar la República, la cosa pública, la cual ―sostiene el siempre iluminado Don Porfirio― se ve amenazada por la creciente militarización del país. Si a estas alturas de la misiva de Muñoz Ledo, los lectores no están de pie y aplaudiendo, no sé qué misiva estarán leyendo, porque la maroma del siempre contorsionista Porfirio es una acrobacia magistral y lo demuestra unas líneas adelante al sostener que se está entregando a las fuerzas armada el control del aparato del Estado, al mismo tiempo que afirma ―como no ha dejado de hacerlo nuestra heróica oposición que resiste a este gobierno desde la comodidad de sus curules plurinominales, sus ranchos o pensiones vitalicias― que hay un derramamiento de sangre ciudadana, resultado de un pacto con el crimen organizado, argumentos contrapuestos en apariencia que no pueden más que significar que para Muñoz Ledo y la oposición, existe un acuerdo entre el crimen y el ejército.
Si para este punto el lector sigue dudando de las capacidades retóricas, equilibristas y para dar volteretas de Porfirio, cuya flexibilidad envidian hombres y mujeres que aún no alcanzan los veinte años, baste mover los ojos por la siguiente línea del llamado muñozlediano, para atestiguar un salto cuántico sin referente alguno en la existencia: Porfirio afirma que “los soldados y marinos son el último reducto de la soberanía nacional y de las libertades públicas”, es decir: que a pesar de poner en riesgo la existencia de la República Mexicana, a pesar de sostener un pacto con el crimen organizado, son la única alternativa para preservar al Estado Mexicano. En otras palabras, para Porfirio Muñoz Ledo, no hay más remedio que pactar con el crimen organizado para salvar a la República, resistir a la opresión y al despotismo ―la fórmula es de FECAL, pero tiene algún mérito Porfirio al retomarla. En resumen, si algo logra Muñoz Ledo con su llamado, es captar la atención del lector, mediante acrobacias y saltos espectaculares, para sostener absolutamente nada.
Entrados en gastos: la estrategia de comunicación opositora se ha visto fortalecida en los últimos días por un esfuerzo envidiable de hacer entender a la población ¡poniéndose al nivel de la población! Y sin olvidar que somos como niños de tres años, que nos equivocamos votando por AMLO y que en las próximas elecciones es importante que razonemos nuestro voto. Este complemento a la brillante estrategia de la oposición es el toque de gracia que les hacia falta para seguir ganando simpatizantes. Nada como insultar al electorado, al que has estado tratando como niño, diciéndole que esperas que en las próximas elecciones se comporte a la altura y piense primero en los intereses de los inversionistas (nacionales y extranjeros) y en las necesidades de quienes más tienen que ―como ya hemos dicho en este espacio― no están acostumbrados a hacer sacrificios.
- Carlos Bortoni es escritor. Su última novela es Dar las gracias no es suficiente.
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