Un tema que desafortunadamente lleva ya unos meses en la escena nacional es la sequía que viven las personas de Monterrey y de todo Nuevo León, que llega de los cortes programados al suministro de agua a momentos donde no se tiene el acceso al líquido vital. Lamentablemente, ese problema no se ha resuelto y de eso queremos hablar en el presente escrito, ¿por qué continúa? Y ¿a qué se debe la falta de agua?
Mirada al mundo
Tan sólo basta con echar un vistazo a la situación que guarda el agua en el mundo para entender la lógica de cómo se desarrolla la privatización y mercantilización del líquido vital. Y es que el capitalismo al profundizar sus maneras de operación mediante el neoliberalismo buscó que lo que debería ser un derecho humano, sea visto únicamente como una forma más de obtener cuantiosas ganancias unas pocas personas.
Así, los principales organismos internacionales impulsores del neoliberalismo (Banco Mundial, Organización Mundial de Comercio y el Fondo Monetario Internacional) presionaron a los gobiernos de los países del mundo para emitir leyes que privatizaran el agua durante la década de los 90.
Esto dejó la situación actual de la siguiente manera: las empresas transnacionales acaparan al menos 454 mil millones de metros cúbicos por año, el 60% está controlada por empresarios de Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos, India, Inglaterra, Egipto, China e Israel. Ese acaparamiento agudiza la sobreexplotación del agua, sin importar que se pueda terminar con el recurso natural y, por ende, con la vida misma.
En contraparte del monopolio sobre el control del agua tenemos que 2 mil 200 millones de personas carecen de servicios de agua potable, 4 mil 200 millones carecen de servicios de saneamiento de agua administrados de forma segura y 2 mil millones viven en países que experimentan alto estrés hídrico (se pueden quedar sin el servicio del agua).
Neoliberalismo y agua
En nuestro país el acaparamiento y privatización del agua se consumó en el paquete de reformas estructurales del Salinato, ya que en 1992 se decretó la Ley de Aguas Nacionales que abrió el agua del país a las grandes empresas mediante concesiones. Teniendo como resultado que actualmente 1533 personas físicas acaparan 2 mil 644 millones de metros cúbicos al año.
En otro sentido, en México según la Oxfam existen casi 10 millones de personas que carecen de agua en sus hogares, 57% de la población reciben el agua contaminada y 80% vive en zonas de alto y muy alto estrés hídrico. Lo cual evidencia de nuevo la desigualdad en la distribución de los recursos.
El agua concesionada a las empresas no tiene una vigilancia de su uso, por lo cual es muy probable que se sobreexplote el recurso natural como ya habíamos dicho anteriormente. A este problema se le agrega la existencia de un mercado negro de tráfico de agua obtenida de manera ilegal.
Ponte Nuevo, ponte León
Toda la ola de mercadotecnia que, según muchos analistas, llevó a Samuel García a la gubernatura del estado de Nuevo León tendría como resultados los actuales problemas de la entidad. Pues al elegir a un tik-toker/influencer como gobernador –y aquí entra la labor de Mariana Rodríguez, su esposa- marcaría su ineptitud en el manejo de la sequía que está viviendo ese territorio.
Por ello, ante la ola de manifestaciones no es de extrañar que las soluciones que encuentra al problema el gobernador sean de pensamiento mágico (religiosas), que busque armar show (amenazando de broma a empresas y rancheros), comprar poca agua a las empresas que la acaparan y manipular la naturaleza al bombardear nubes que no terminan por hacerle caso y precipitarse.
Pero éste no es el meollo del asunto, como hemos intentado exponer a lo largo del texto. El problema de fondo radica en el acaparamiento y privatización del agua por unas pocas personas. Y es que la sequía de ese estado derivada de la zona árida y acumulación devoradora del capitalismo a nivel mundial (conocida con el eufemismo de Cambio Climático) llega a privar del acceso del líquido vital a casi toda la población por lapsos importantes de tiempo. Ya que las principales presas de El Cuchillo, Cerro Prieto y La Boca están en números muy bajos, impidiendo que puedan satisfacer la demanda de 16 mil 500 litros por segundo (sólo se llega a 13 mil).
Y aunque el gobierno busca responsabilizar a los usuarios de a pie por la sequía, ya que ellos no cuidan el agua y la mal gastan además de que ya son demasiadas personas, sabemos que eso no es cierto. Resulta ofensiva dicha postura gubernamental cuando vemos que sólo 15 empresas de ese estado (Ternium México, Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma, Industria del Álcali, ALFA Subsidiarias, Bebidas Mundiales Coca Cola, Parque Fundidora, San Juan Compañía de Bienes Raíces, Grupo Embotellador Noreste, Ucar Carbón Mexicana, Topo Chico, Operadora Inmobiliaria de Oriente, Vidrio Plano de México, Proteínas Naturales, Comercializadora de Productos Básicos, Grupo Terralquimia) gastan 43 veces más agua que toda la población de la entidad (44 mil 690 millones 222 mil litros de agua al año y la población solamente mil 33 millones 950 mil litros anuales).
Sin embargo, no se ha tocado a dichas empresas. El gobernador realmente no lo contempla, les tiene miedo porque ellos lo pusieron realmente en su cargo. Más bien, nuestro presidente ha logrado que den de su agua esas industrias para aminorar la falta de ese líquido en la población y tratar de solucionar de momento ese problema.
Un derecho humano
En el mismo sentido y tratando de frenar esa monstruosa desigualdad en el acceso al agua, en 2012 se incluyó en la Constitución (artículo 4°) de nuestro país al agua como un derecho humano, lo cual obliga en lo inmediato a crear una nueva Ley de Aguas con ese enfoque. Sin embargo dicha medida no se ha llevado a cabo aún. En este año solo se reformaron unos artículos superficiales de la ley de 1992.
La Cuarta Transformación no ha podido crear la nueva ley. Ha tenido intentos donde ha invitado a expertos de distintas áreas de conocimiento para poder formularla. No obstante, se
ha quedado en el tintero y no ha pasado aún al pleno. AMLO ha dicho que es necesario que la ley se realice. Solo hay que incentivar la voluntad legislativa para que se pueda dar ese paso.
Sabemos de antemano que la ley ayudará y atenuará un poco la situación difícil que vivimos con respecto al agua. Debemos pugnar porque precisamente el agua sea vista como un derecho humano y que se termine con lo absurdo del sistema económico que hace que pocas personas acaparen desproporcionadas cantidades de agua mientras la mayoría de la población sufre por su poco su acceso a este vital líquido.
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