El estilo personal de gobernar de cada representante político puede relucir desde el inicio. Así ha sucedido ya con la, todavía, virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo, quien ha tenido que sobrellevar una ola de importantes posicionamientos, eventos, festejos y reuniones con gran aplomo, aunque, como ella dice, “ya habrá tiempo” en algunos otros temas.
Primeramente, el mensaje con el que comunicó que sus adversarios a la presidencia ya la habían felicitado fue conciliador. “Quiero agradecer a Xóchitl Gálvez Ruiz, candidata de Fuerza y Corazón por México por su llamada que recibí”, dijo Sheinbaum que terminó por recibir 35 millones 923 mil 984 votos, un 59.76 por ciento de la votación total.
Posteriormente, ya en el festejo con la gente que la esperó hasta muy tarde en la plancha del Zócalo ese domingo 2 de junio, la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México hizo una de las referencias que muchos esperaban oír en voz, misma que denota profunda responsabilidad sobre el papel histórico que representa su arribo al poder. “No llego sola. Llegamos todas, con nuestras heroínas que nos dieron patria, con nuestras ancestras, nuestras madres, nuestras hijas y nuestras nietas”.
En los días siguientes se generó especulación económica debido, supuestamente, a que los mercados vieron con cautela que Morena y sus aliados obtuvieran una mayoría legislativa en el Congreso de la Unión. Nuevamente, el talante de la nueva presidenta salió a flote para anunciar que Rogelio Ramírez de la O seguirá al frente de la Secretaría de Hacienda y se comunicó con los jefes del Fondo Monetario Internacional y Banco mundial para hacerles saber que ella está en favor de las inversión extranjera. Lo mismo responde a la prensa que “no hay ningún problema para la economía mexicana” y es sólida.
Uno de los momentos más esperados, tanto a nivel nacional como internacional, fue la primera reunión que sostuviera la doctora Sheinbaum en su papel de virtual presidenta electa con quien le entregará el poder, Andrés Manuel López Obrador. Tras dicha reunión salió a decir que sí varias iniciativas de su antecesor serán revisadas y particularmente, que la reforma al Poder Judicial va, pero es necesario ampliar la discusión. En suma, anunció anunciar que el apoyo para adultas mayores, de entre 60-64 años, y el que otorgará a todos los estudiantes de nivel básico será incluido en las iniciativas enviadas ya al Congreso.
Así pintarán las semanas venideras para la futura presidenta constitucional de México, hasta el primero de octubre que el presidente le entregue la banda presidencial. Una agenda muy movida, de estrechar lazos, mensajes de calma, batear voces y especulaciones.
Seguramente, ya anunciado todo su gabinete, las presiones financieras también aligerarán esa incertidumbre, o presión en los medios, con respecto a la economía y supuestos riesgos de reformar el Poder Judicial. En sexenios anteriores, los perfiles de quienes dirigirán las dependencias gubernamentales apoyaron en ese sentido.
Lo que sí puede quedarles claro a quienes la atacaban como alguien que sería manejada por AMLO, es que ya está haciendo valer su estilo, su tono y el modo en que conducirá el segundo piso de la Cuarta Transformación.
Incluso, mientras las conferencias presidenciales siguen durando por arriba de las dos horas, sus mensajes y respuestas a medios no han excedido los 60 minutos. Es decir, el sello de Sheibaum ya se está haciendo sentir y eso que todavía no gobierna formalmente.
Aunque muy probablemente se conduzca así todo el sexenio, como lo hizo ya al gobernar la capital mexicana, “ya habrá tiempo” para saber más de su estilo como mandataria de esta gran nación a lo largo de los seis años siguientes.
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