Fueron miles los que se dieron, nos dimos cita. Muchos llegaron de diferentes partes de México y del extranjero. Usted, ¿de dónde viene? De Inglaterra, ¡Ah caray! ¿Y usted? Yo nada más vengo de Sonora. ¡Cómo! Nada más vine a ver a mi presidente, a despedirme de mi cabecita de algodón! ¡Voy a llorar! ¿Y usted? Yo vengo de California, ahhh ¿y usted? Nosotros bajando del avión de Oaxaca, directito al grito y de retache. Nosotros venimos de Naucalpan, mi hijo le hizo esta manta al presidente y lo venimos a despedir. Estamos alegres pero a la vez tristes de que es su último grito, siento alegría pero al mismo tiempo dolor, tristeza, algo agridulce porque es el último año que lo vamos a ver y siento refeo. Nunca pensé que iba a llorar porque se iba un presidente. Bien raro ¿verdad?
El día estaba pleno de luz, hermoso, el sol brillante y exultante con el calor a todo lo que da, el meteorológico decía que estaríamos a 25, 26°C aunque se sentían como si estuviéramos a 30 y tantos grados (como hace unos meses) y más si estabas directo al sol, sin paraguas y sin qué cubrirte y pues sí, así estuvimos, primero, aguantando el solazo, inclemente pero ni se sentía, era más la euforia por esperar el momento que sentir el calorón.
Súrtanse de agua, va a estar larga la espera, ¿comieron bien? ¿Ya fueron al baño? Estando ya adentro en medio del mar de gente no van a poder salir, así que mejor vayan preparados y llévense una agüita para que no se deshidraten, nos dijo una de las personas (con su clásico chaleco guinda) que estaban por parte del gobierno federal para ayudarnos o auxiliarnos, dándonos indicaciones para pasarla bien como si fuera nuestra mami… ternurita, la amé; y así estábamos mientras llegaba la hora de ingresar a la primera parte de la plancha del zócalo, puesto que lo habían dividido.
¡Amigos, que se sienta el ánimo! Vamos a echarle porras al presidente! ¡Es un honor estar con Obrador! ¡Es un honor causarles tanto ardor! ¡No te vayas presidente! Se escuchaba por doquier. Estábamos a un costado de la Suprema Corte y se escucha también ¡Fuera Piña, fuera piña! Nuestro grupo, ya formado era variopinto, hombres, mujeres, jóvenes, ancianos, en sillas de rueda, con andaderas, niños, chicas, chicos jóvenes, guapas, guapos, altos, bajos, gordos, más gordos, flacos, en fin, de todo tipo, vestidos de colores, familias enteras, muchos con trajes regionales, todos con algo alusivo a nuestras fiestas mexicanas, con sus mantas, otros más presumiendo su muñequito de Andrés Manuel y yo, porrrrr su puesto que llevaba el mío, único, ya es famoso.
La policía a mi lado, (yo era la primera de la fila) ¿Usted de dónde viene señora? Yo nada más de aquí de Tlatelolco. Ahhh, bien cerquita, oiga pero hay gente que vino desde bien lejos, me dice la policía que llevaba horas de guardia. Ya me quiero ir a mi casa. Ohhh, ¿llevas muchas horas aquí? Sí, nos tocó guardia y salimos hasta mañana. Pasu, es mucho. Sí, es mucho pero nos tocó.
Llegamos temprano, a buena hora para alcanzar buen lugar y conociendo a los demás, “vecinos de evento”, amigos de ocasión que fuimos conociendo a lo largo del día y más valiera que nos lleváramos bien porque íbamos a estar muchas horas ahí esperando, paraditos unos junto a otros, muy juntitos y a tratar de pasarla bien y tener un agradable día, quedaba mucho tiempo para, aunque sea, conocer al de al lado y poner buena cara, al fin y al cabo que el objetivo era el mismo para los miles y miles que llegaron.
Y llegaron desde lugares tan lejanos que difícil es creer que sólo tenían en la mira el llegar a despedir al presidente, llegar a escuchar y dar el último grito de independencia con su presidente al que le corearon y le gritaron ¡Gracias! Pero no me adelanto.
Transcurrió el día y llegó la tarde-noche, ya todos casi casi llevándonos de piquete de ombligo, eran muchas las horas que ya habían transcurrido y ahí seguíamos. Un señor ya no aguantó, ¿A dónde va? Es que ya no aguanta y va al baño. Oiga no, ya no va a poder regresar, ya está lleno y no va a poder entrar otra vez. Pues ni modos, dijo su familiar, allá él, para qué no se aguanta, y pues sí, no aguantó y no regresó. Ya era imposible que regresará, eso estaba a reventar.
Dijeron que iba a llover, ¿usted trajo con qué taparse? Si, bueno, no, sólo traje mi gabardina y mi chipiturco pero no traje sombrilla. Mi esposo me dijo, no te lleves muchas cosas para que no andes cargando y pues no, no llevé muchas cosas y por ahí de las 7 pm que se viene el primer chubasco y a taparse, a ponerse lo que llevaba para no quesque mojarme y pues sí, nos mojamos algo, pero con la camaradería que ya habíamos hecho, a tratar de taparnos entre todos. Pásale mi paraguas a la señora para que tape al niño, me dijo mi vecina, ya en puntos de viejas amigas.
Ay que bueno que ya pasó la lluvia. A disfrutar del mariachi, (mariachis de la Secretaría de Marina y del Ejército) no importa que ya andemos un poco mojados y todos como borrachos de cantina y ya en nuestro punto a cantar (creo que llovió alcohol porque parecíamos borrachos todos cantado) pero era de júbilo y alegría ¡Pero sigo siendo el rey! ¡Viva México! ¡Viva! ¡Viva América! ¡Viva! Ohhh pueblo bendito de Dios!!! ¡Porqué me haces llorar, porqué me haces sufrir!! Si nos dejan, nos vamos a vivir a un mundo nuevo… y yo extrañando a mi amor para comérmelo a besos. Y el espectáculo seguía… un popurrí de canciones famosas de Pedro Infante y se escucha “Naaaana Pancha” ¡Sube! Naaaaana Pancha, ¡Arriba! Y seguía, bailables folklóricos, una orquesta oaxaqueña haciendo las delicias de todos, en fin… un buen espectáculo que disfrutamos de cabo a rabo.
Y que se viene el siguiente aguacerazo, este si fue en serio. Llegó de a poco, gotitas nada más. Como ya había llovido no pensábamos que fuera a ser tan intenso ése segundo chubasco. Las vecinas, señoras grandes ya de plano acostaditas, para qué se paraban si acababa de llover y no creíamos que llegara otra lluvia y que llega pero con ganas y todos ahora sí a arrejuntarnos más, sí, bien juntitos, el agua estaba a todo lo que da. El cielo nigérrimo a más no poder se estaba cayendo caray, como si nos estuviera poniendo a prueba pero ni eso nos amilanó. Se escucha, “¡chin chin el que se raje!” y pues nadie se rajó. Ya eran muchas horas como para darse por vencido a sólo dos horas de que iniciara el momento por el que estuvimos esperando tanto tiempo.
Y llega la banda MS, y para encender más los ánimos empieza con mi canción El Sinaloense, de allá soy y pecado sería que no me la supiera y pues a cantarla con todo: “Desde Navolato vengo dicen que nací en el Roble, me dicen que soy arriero porque les chiflo y se paran, si les aviento el sobrero ya verán cómo reparan, ¡ay ay ay! ¡Ay mamá por Dios!”, y luego sus canciones, todos coreándolas y yo volteando a verlos, a ver cómo todos a mi alrededor se las sabían, unas alegres, mucha alegría y otras con dolor y con dolor las cantaban, eso que ni qué. Me gustó aquella que decía: “Yo ya no quería tomar pero te tomé la mano… no quería probar alcohol pero te probé los labios” o aquella otra que decía “ayer la vi por la calle” y yo, ¡ay dolor, ya me volviste a dar!
Y llegó la hora esperada, la hora por la que muchos, un año antes dijeron, dijimos, yo sí voy a venir el próximo año a despedir al presidente y henos aquí, esperando y que empieza… 10, 9, 8, … 2, 1. Se anuncia en una de las pantallas “214 Aniversario del Inicio de la Independencia” y vemos en una de las pantallas gigantes que colocaron al lado del palco principal, al presidente tomando de la mano a su esposa y cómo van caminando a través de los pasillos lustrosos y rechinando de limpios. Afuera, abajo, la multitud corea a todo pulmón ¡Sí se pudo, sí se pudo, sí se pudo! Y sale el presidente y empieza: ¡Mexicanas, mexicanos! Y allá, en la plancha del zócalo el gritadero desaforado, el pueblo volcado, ¡qué Luis Miguel ni qué nada! A esperar… empieza el presidente con sus arengas, 21 en positivo, 21 vivas de cualquier índole, 4 “muera” y los clásicos últimos 3 ¡Viva México! 28 arengas en total y cada una con su respectiva respuesta de todos y cada uno, a responderle hasta desgañitarse la garganta, con todo… los vivas y los muera. Y a tocar la campana, con ganas, con enjundia, como si en eso se le fuera la vida, sesenta veces, con todo y a ondear nuestra bandera, chula, hermosa, llena de color, por algo es la más bonita.
Empieza el Himno Nacional Mexicano… todos y cada uno cantándolo solemnemente con un orgullo rebosante por todos lados, con dignidad, honor y a todo pulmón. Cada uno sacando el vozarrón como queriendo que nuestra voz se eleve más que las de los demás, igual que en las arengas, a gritar con todo el júbilo guardado por tantas horas.
Se vuelve a escuchar ¡Es un honor estar con Obrador! Se apaga todo, el zócalo queda completamente a oscuras, sólo iluminan, alumbran el Palco Presidencial y se escucha el estruendo de la gente, de la gente y de los cuetes. Se encienden miles de celulares, a la par, cuetes y celulares, todos bien entretenidos con las luces de mil colores y de repente… surge por encima de Palacio Nacional un enorme ¡GRACIAS! En verde, blanco y rojo, con luces y como ondeando para uno y otro lado para que lo vieran todos por todos lados. Los drones y las luces hacen un juego hermoso dando las gracias y en el sonido se escucha el Mambo de Pérez Prado, el ¡Viva México! Con Antonio Aguilar o la Canción Mexicana. Y el estruendo de todos los ahí presentes y salen otras dos palabras en blanco proyectándose sobre las paredes de Palacio Nacional: GRACIAS MÉXICO, y arriba de la cúpula de Palacio, cambian los drones por la palabra MÉXICO, también en verde, blanco y rojo y lo más bonito, con su acento en la e y todos, todos, pienso yo, con la piel chinita.
Siguen los juegos de luces, los rayos en blanco, volteo hacia arriba, hacia el cielo y pareciera que estamos bajo un domo formando una telaraña con las luces, los juegos de luces, los rayos, los cuetes y los miles y miles de celulares, todo eso se ve apoteósico, increíble.
Y la pareja allá arriba, el presidente y su esposa y termina el espectáculo, empieza la despedida, y todos acá abajo gritando ¡Es un honor estar con Obrador! ¡Sí se pudo! ¡Gracias! ¡Sí cumpliste! Y él, el gigante de Macuspana mandando abrazos, y se abraza a él mismo en un claro mensaje que nos dice que nos abraza a todos. Se queda despidiéndose y el zócalo resuena con un ¡No te vayas, no te vayas! Voltea y señala para su lado derecho, sabemos que es a Claudia que está en el balcón contiguo, ya la divisamos. Nos emociona y él se emociona más, pareciera que no se quiere ir, pero toma a su esposa y poco a poco se va yendo, se va metiendo y nosotros nos vamos quedando sin él. Algunas mujeres lloran conforme el presidente se va metiendo y alejando del balcón. Abajo, se da paso a una enorme, gigante pancarta, desde donde estamos no se ve claro qué dice, ya en las fotos panorámicas supimos que lo que se lee es ¡GRACIAS! Otro gracias por parte del pueblo que despide a su presidente.
Inmediatamente retoma su presentación el grupo MS con una canción alegre, no da tiempo a la tristeza y se ponen a cantar aquella canción que dice: “Con sal y limón y chile, con sal y limón y chile” y luego, luego aquella otra más alegre, “Me siento muy contento, me siento muy feliz, ya es fin de semana y me pienso divertir” paradójica e irónicamente cuando muchos estaban tristes. Y yo lista para mi regreso, los pies me revientan, muero de sed, de hambre, de frío, se empieza a manifestar las horas enteras de estar parada, el cansancio llega y llega con ganas pero voy contenta rumbo a la salida, voy muy contenta de haber estado ahí, en ese momento que ya hizo historia. Mis pies se encaminan a la salida caótica pero nadie se queja. Todos vamos en montón, tratando de salir, aguantando los apretujones, los pisotones, el maremágnum de gente es inmenso pero a todos se les ve felices y cuando logras pasar el embudo de gente que se hizo en una de las salidas, se siente la libertad, libertad del pesar, de la despedida, del Hasta Siempre Presidente.
Hay mil muestras de cariño, de amor para el presidente que luchó contra el sistema y al que le negaron no dos, no tres, cuatro veces su derecho a llegar a los puestos por los que peleó. Los primeros en su tierra natal y las dos últimas a la presidencia, y sin embargo, por su férrea fuerza de voluntad, llegó y ahora se va… y nuevamente nuestra despedida… Hasta siempre presidente.
Disgregando
1
El 30 de septiembre acaba el sexenio, el 1 de octubre empieza el legado y la leyenda
2
Sí, hay momentos difíciles en ciertos estados del país, la violencia de los cárteles, algo está pasando, en un solo día 31 muertos… de dónde viene esa violencia precisamente en estos últimos días del sexenio obradorista. Sinaloa sin su fiesta mexicana. Qué pesar. Hay gato encerrado, lo dije una vez, mancharán a como dé lugar el final del sexenio. Este presidente tocó intereses realmente pesados y no lo van a dejar ir así como así, aunque la popularidad del presidente esté muy pero muy por arriba de cualquiera de los expresidentes, la violencia es su talón de Aquiles y de ahí se van a agarrar estos últimos días, todos, gobiernos extranjeros, asociaciones “ciudadanas”, intereses trasnacionales, medios de comunicación tradicionales o corporativos, periodistas huérfanos del chayote, bancos extranjeros, empresarios, la oposición o todos juntos… cueste lo que cueste… aunque eso sea con vidas de connacionales, eso son los que menos les importa.
3
Miles, si no es que millones dimos el grito junto con el presidente, lo dimos fuerte, fortísimo, llenos de alegría, de agradecimiento, de felicidad y de tristeza por el fin de este sexenio, pero sé de otros que lo dieron aún más fuerte con coraje, llenos de rabia, de frustración y llenos de furia pues nada les funcionó, ni la guerra sucia, ni los millones y millones de pesos invertidos para manchar al presidente, ni los artículos sacados en los medios extranjeros, ni los medios chayoteriles y gansteriles de la prensa basura, y ahora están que trinan de coraje pues se aprobó, se promulgó y se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) la Reforma al Poder Judicial, firmada y publicada el mismo 15 de septiembre.
4
“La reforma judicial enterrará la democracia en México y su frágil Estado de Derecho, el poder judicial será arrasado transformándolo en un servidor de quienes detentan y concentran el poder político, quieren corte sumisa, destrucción del Poder Judicial, es una felonía”. Ernesto Zedillo Ponce de León.
El menos adecuado, el menos indicado para hablar de la reforma al poder judicial es Zedillo cuando él, iniciando su sexenio, dejó al país sin poder judicial durante un mes completito para quitar a todos, a los 26 magistrados de la Suprema Corte ya que todos esos ministros venían de los sexenios de Miguel de la Madrid y del de Salinas de Gortari y como él, Zedillo, sí era un nini, que ni le gustaban ni les tenía confianza, ARRASÓ con todos esos ministros, propuso leyes para su reforma y acomodó a los que quiso para navegar todo tranquilito durante su sexenio. Vaya cinismo y descaro del sujeto para venir a querer dar lecciones de democracia, pero más cinismo de aquellos que lo trajeron para hablar al respecto como si el señor estuviera recubierto de una estela de honorabilidad, de decencia y de respetabilidad.
Vaya manera de mostrar su desprecio al pueblo con un sujeto como Zedillo, se hacen ndejos por decir lo menos. Ya no se acuerdan de las matanzas (de las que ya hablé en un artículo hace unos meses atrás) que hubo en su sexenio como las de Aguas Blancas, de Acteal, del Charco, de la entrega de los ferrocarriles a manos extranjeras, de la crisis de diciembre, más conocido como la crisis “efecto tequila”, la creación de los paramilitares, los asesinatos de dirigentes opositores, sí, en su sexenio mataron a más de 300 dirigentes, luchadores sociales del, en aquel entonces, partido opositor o mejor dicho, de luchadores de la izquierda, de los más de mil millones de pesos desviados de Pemex para la campaña de su candidato Labastida conocido ahora como el Pemexgate, de cuando descubrieron que su familia política, sí, la de su esposa estaba metida en el narcotráfico, y el más lamentable, el FOBAPROA, aquél desfalco donde dejó a México hipotecado, endeudado y si bien nos va, por ahí del año 2070 se terminará, terminaremos de pagar. Lo dicho, cinismo puro.
5
Tanto han gritado “narcopresidente”, le invirtieron mucho, mucho dinero y sus medios convencionales nunca tocaron el tema donde una regidora panista, Denisse Ahumada fue sentenciada a 3 años de prisión por haberle encontrado 42 kilos de cocaína que estaba transportando. De esto obviamente no se enteraron los seguidores de los medios convencionales porque primero, es panista, y segundo porque los medios convencionales nunca darán información de la oposición de la que ellos forman parte. No atacarán a una de su equipo.
A mi papá, hombre increíble, incansable y lleno de amor, de sabiduría. Te amo papá, eres mi héroe, uno de mis dos amores. No sabes cuántas lecciones de vida me has dado a lo largo de mi existencia, gracias por el regalo de la vida. Gracias, papá.
Para Chepis, mi hermana hermosa, a Lola, mi hermana preciosa, y para todos los que no pudieron asistir, con mucho cariño… descrito así Chepis, a detalle para que lo disfrutes.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.