Como en la delincuencia organizada, la ruta del dinero y la huella de las transacciones son las que demostrarán cuáles son las fuentes de financiamiento de los opositores y estrategas anti régimen.
Resulta fácil para las instituciones encargadas de la supervisión y regulación bancaria y bursátil, dígase Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), así como de la propia autoridad fiscalizadora del Estado, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) hacer un barrido y análisis exhaustivo de cuáles son las empresas y negocios en los que personajes como Claudio X González y sus redes familiares tienen y obtienen los recursos económicos para golpetear cotidianamente al Gobierno que rechazan y al cual quisieran, si en sus manos estuviera, derrocarlo.
Y es que resulta significativo que a raíz de lo tantas veces señalado por el Presidente de la República en relación al patrocinio injerencista que reciben supuestas organizaciones no gubernamentales disfrazadas de Sociedad Civil por parte del Gobierno estadounidense a través de su representante en el país y que son manejadas precisamente por Claudio X González, el confabulador de ese amasijo de basura política representado por el PRIANRD nunca se ha transparentado a pesar de la petición formal del Gobierno mexicano al homólogo estadounidense.
Sin embargo, el gobierno a cargo de López Obrador mucho podría averiguar acerca de otros financiamientos que están aquí mismo en el país y que son verdaderas cajas “chicas” por calificarlas de alguna manera, pero que en los hechos no tienen nada de pequeñas, puesto que sus flujos de efectivo son exorbitantes y de llamar la atención. Son, por el contrario, unos negocios fachada donde incluso con un poco de torpeza política de pronto el dueño de #VaXMéxico se dejaba ver y acudía con frecuencia a sus juntas de consejo.
Es bien sabido que recientemente el Presidente de la República hizo un anuncio importantísimo para el financiamiento de sectores de la población que son generalmente los más desfavorecidos, segregados y excluidos porque no cuentan con una cultura financiera que les permita discernir y optar por las mejores opciones para su capitalización.
Este segmento de la población, el más humilde lo han explotado en el pasado reciente bajo la permisibilidad, contemplación, incluso complicidad de los gobiernos neoliberales, verdaderos agiotistas del siglo XXI, con tasas de interés desproporcionadas y con contratos leoninos, coincidentemente en los Estados de mayor marginación como los son los del sureste mexicano. Disfrazadas de financieras o micro financieras inclusivas llegan al grado de manejar cuestiones de género y supuesto apoyo a las mujeres emprendedoras o comerciantes, se asumen como empresas socialmente responsables, paladines del “voluntariado y apoyo social”. Pero, en realidad lo que hacen es comprometer al pilar de la familia, las jefas de familia para garantizar su retorno desmedido con tasas de interés desproporcionadas y su ciclo indefinido.
Una de estas financieras o micro financieras de color magenta que opera en el país en la actualidad y que tuvo su crecimiento exponencial en el gobierno de Peña Nieto, era visitada asiduamente por el aglutinador de la oposición actual, Claudio X. González y aparentemente es una de sus fuentes principales de financiamiento. Hacienda y la UIF tienen una tarea importante en seguir la ruta del dinero.
El presidente Andrés Manuel, con la jugada de convertir Telecomm en una financiera accesible, limitará uno de los principales negocios de dónde se proveían recursos los opositores a expensas de la gente más humilde o de la simulación en el blanqueo de activos.
Las autoridades regulatorias por su parte, deben hacer su tarea y fiscalizar cada centavo de esas entidades dedicadas a la explotación de la necesidad económica en los sectores más desprotegidos y con menos conocimiento financiero.
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