Violencias institucionales

El lunes 8 de mayo la UAM Xochimilco ha comenzado a retomar las clases virtuales a pesar de que el paro estudiantil iniciado el 8 de marzo no se ha resuelto ni han entregado todas las instalaciones. El Colegio Académico, la instancia de mayor poder de decisión institucional donde se representan todas las unidades académicas, en su sesión 523 urgente, aprobó la implementación de la modalidad remota para retomar el trimestre a partir de esta semana. Resolución que violenta la legitimidad que toda la estructura organizacional de la universidad brindó al movimiento. 

El rector general, rectores de cada unidad, secretarías de las unidades y directores de las divisiones brindaron a las compañeras y a la opinión pública una narrativa de respeto, legitimidad y reconocimiento a los colectivos que tomaron las instalaciones. En varios medios de comunicación observamos al Rector José Antonio de los Reyes Heredia decir que la UAM era una institución plural y que cuenta con los protocolos necesarios para erradicar la violencia de género al interior de ésta. Quién pensaría que serían sus mismas autoridades las que violarían el proceso de negociación para imponer sobre los estudiantes el retorno a clases pasando sobre el movimiento estudiantil. 

Lo que no nos cuenta el rector José Antonio de los Reyes es que la UAM, al igual que muchas instituciones de educación superior públicas, no es un espacio democrático. Él es quien elige las “ternas” que definen quiénes serán votados para cada rectoría de unidad (5 unidades). Los rectores de unidad definen los tres candidatos que participarán para ser votados por la comunidad universitaria en los puestos de directores de división (3 divisiones por unidad).  Los directores de división eligen los tres finalistas, la terna, que se votará por los profesores y estudiantes de cada división y todos son felices dando una ilusión de democracia porque las votaciones no son vinculatorias, la junta directiva tiene la última palabra.  

He estudiado toda mi vida en la Unidad Xochimilco, en el 2005 me recibió el finado Miguel Arenas Vargas, promotor extremo del Sistema Modular. Xochimilco es la única que tiene un modelo educativo propio y se aprecia desde la organización de los salones, pues el mobiliario son mesas y sillas que se ordenan en forma “circular”, en realidad es un cuadrado, donde no existe una relación de jerarquía entre profesores y alumnos. La justificación de tal disposición es que el conocimiento se construye en común y Arenas nos lo enseñó a partir del trabajo continuo. Fui de las últimas generaciones que han vivido la experiencia del modelo educativo establecido por Villareal hace casi cincuenta años. Y lo que he hecho en mi vida académica ha sido gracias a él.

La maestría fue desilusionante, primero porque esperaba vivir el Modelo Xochimilco de nuevo, pero no sucedió y el doctorado no fue diferente, al contrario. El coordinador de ese momento pasaba sobre los estudiantes con cada decisión. El pretexto de que somos estudiantes de tiempo completo les dio pauta para que en la modalidad virtual tuviéramos clases que concluyeran a las 10 de la noche o que cambiaran de horario pues teníamos que acoplarnos a los compromisos de los profesores. En aquel momento tuve reuniones con la directora de una asociación civil que había estudiado en los años ochenta en mi unidad, tuvimos una diferencia con el tema de la participación del estudiantado en la elaboración de los programas trimestrales. Ella afirmaba que mi institución era de las pocas en donde ese aspecto era imperativo, yo no quise decirle que ya no más, que la participación del estudiante no importaba en los salones ni en las decisiones del colegio académico. 

Esto es lo que no explican las autoridades, que las mayores instancias donde se deciden cuestiones relevantes para el curso de la institución están bien determinadas por la selección a modo de la mayoría de sus integrantes. Los rectores de unidad, secretarios académicos y jefes de departamento forman parte del mismo grupo que apoya las decisiones del Rector general. No es extraño que la votación de la sesión 523 urgente haya pasado sobre los representantes de los alumnos (30% del Colegio académico) en ese órgano colegiado. Así se toman las decisiones y la violencia institucional llega hasta los salones de clase. El coordinador que me tocó en el doctorado ahora es un alto funcionario porque forma parte del grupo de la secretaría académica de Xochimilco y es posible que se postule a una dirección de división o un estrato más alto. 

Aquí está el compromiso de las autoridades por “erradicar” todo acto de violencia al interior de la universidad, aunque sea sólo en el discurso a la opinión pública, porque en los hechos vemos disminuido el compromiso transgrediendo los acuerdos tomados con los estudiantes en paro y afectando la calidad de los profesionales en la modalidad remota, quienes seguirán siendo las víctimas de sus decisiones. 

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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