A partir de esta semana prácticamente inicia el sexenio de la gobernadora Rocío Nahle, quien podrá imponer su estilo personal de gobernar, luego de tener desde el primer minuto de su cargo que cumplir, a los seis meses, las elecciones que cambiaron el rostro de la entidad.
No sólo la oposición se mostró incapaz de llevar a cabo una elección donde pudiera mostrar que está viva, ni los simpatizantes de la oposición se reconocen en sus candidatos al Poder Judicial, tan desconocidos en sus municipios, como los que concursaron por las 212 alcaldías.
Por ejemplo, el PAN, que de 952 candidatos sólo eran militantes 638, porque no les alcanza la gente. El PRI está peor porque ni siquiera con falsos priistas pudo llenar las candidaturas. Ya no hablemos de representantes de casilla o de cantidad de votos.
La oposición llegó derrotada a estas elecciones sólo así puede explicarse los resultados que anuncian una agonía que terminará en 2027. Saldo que terminó por desanimar a los inconformes para asistir siquiera a emitir su voto a las casillas. Porque así los simpatizantes de la derecha, es decir, PAN, PRI y MC pueden convertirse, por lo menos, en indecisos que posteriormente no apoyarán a nadie y se mantendrán en el mediocre confort de los abstencionistas para que otros decidan el destino de sus hijos y el propio.
Las conclusiones políticas de la oposición desarticulan cualquier intento de apoyarla con un voto. La teoría simplista y pueril de que la reforma al Poder Judicial tienen como origen una venganza personal del presidente López Obrador, porque la señora Piña no se puso de pie, en una ceremonia del aniversario de la Constitución, sólo puede compararse con la versión de que se prohibían los vapeadores para que ya no los usara Jesús, el hijo menor del presidente.
Ante esta visión de la realidad lo menos que puede hacer un convencido de la derecha es abstenerse de votar por esas posturas que descubren ignorancia y falta de conocimiento práctico de la historia.
La oposición se quedó sin votos, esto no quiere decir que ya no existan los inconformes, debe haberlos en algún lugar, pero carecen de representación política, más aún de gente que pueda llevar sus intereses e inquietudes a la discusión política.
No hay oposición, ni siquiera existe frágil, simplemente no existe. La gobernadora de Veracruz toma el poder del estado con un partido hegemónico sin competencia, por lo que valió la pena esperar para mostrar una legitimidad democrática, aunque la disidencia en la sociedad sea anónima y la oposición partidista sólo un membrete.
Por otra parte, empezará su gobierno con la comodidad de prescindir de jueces ministros y magistrados corruptos, que eran mucho más que un obstáculo para la legalidad y la justicia, porque los que quedarán, por lo menos les costó trabajo hacer campaña y mostrar sus proyectos, mientras a los que estaban postrados en esos cargos eran familiares, amigos, compadres y recomendados que no sólo carecían de carrera judicial sino que veces ni habían terminado la carrera de Derecho.
Con la llegada de Rocío Nahle a la gubernatura inicia el año electoral en Veracruz, un evento que define el rumbo a seguir y una guía para la disposición de obras y el impulso de decisiones trascendentes.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
Comentarios