México es grande por sus culturas, refiere constantemente nuestro presidente. Y es precisamente esa diversidad cultural la que nos da la riqueza histórica, social y política. Tomo a Oaxaca como ejemplo de la grandeza del pueblo. Porque ahí presencié en una amplio congreso político la madurez y la esencia de la lucha del México profundo.
Se trataba de un cambio de dirigencia del Concejo Central de Lucha. Y como en todo cambio hay diversas posiciones, opiniones y acciones contrapuestas. Los ánimos no solo se calentaron, sino que llegaron a punto de ebullición. Hubo de todo, desde palabras que no necesito mencionar, hasta llegar a la máxima exasperación que derivó en mamporrones.
El recinto fue testigo de la pasión que ese pueblo vierte en cada acto político, ya sea al interior del movimiento y no se diga, al exterior, cuando se trata de enfrentarse con los enemigos del pueblo. Posterior al evento habría una movilización contra el gobernador exigiendo su destitución por corrupto y asesino.
Al salir del congreso, después del cambio de dirigencia; con la camisa desaliñada y el “cabello desgreñado”; salieron todos a luchar hombro con hombro, corazón con corazón, siendo un mismo puño alzado y un mismo grito de rebeldía. Todos hermanados por un objetivo común y en la mente un claro pensamiento: El enemigo no era el compañero que propuso a otro candidato, tampoco el que pertenecía a otra corriente política dentro de la misma izquierda en la que todos militaban; el adversario, estaba en la trinchera de enfrente, era el que trataba de arrebatar tierras, agua e intentaba privatizar la educación. El rival era el sistema político imperante y quienes lo hacían prevalecer.
Todos se sabían pueblo, todos se sabían compañeros en defensa de sus derechos. Y estaban conscientes que la unidad era su mayor fortaleza.
Tenemos mucho que aprender a los que deseamos un país y un mundo diferente. La lucha por conquistarlo es un proceso para algunos mas rápido que para otros, pero con las mismas fases por superar. Tomar conciencia social y política es esencial, sin duda; pero tener la madurez para reconocer que todos somos diferentes y es la diversidad de pensamiento la que enriquece la lucha, es primordial para lograr avances.
Por eso es necesario estar abiertos a toda evolución de sucesos, a todas las propuestas y a la variedad de cosmovisiones que juntas constituyen el todo. Aceptar que la diferencia de formas no transgreden el fondo. Valorar y analizar con total madurez las propuestas discrepantes, tolerar al que avanza más lento. Sumar, siempre sumar, para crecer y construir entre todos el mundo nuevo que deseamos.
Hoy las redes están convertidas en un espacio de zancadillas y codazos. Pero no solo contra el adversario, también contra nosotros mismos… Por tener otra corcholata; por leer el medio equivocado; por criticar al “intelectual” que ataca a nuestro movimiento; por todo y por nada; el divisionismo comenzó a apoderarse de algunos compañeros.
AMLO nos ha enseñado a permanecer unidos; nos ha enseñado a ser tolerantes; nos ha mostrado el camino hacia la toma de conciencia; nos ha catalogado como pueblo bueno y noble.
Y no se ha equivocado. Solo debemos madurar políticamente. Porque nos falta camino por andar y batallas por vivir. El 2024 todos estamos obligados a dar continuidad al proyecto popular que AMLO inició.
Él es nuestro Hidalgo; nosotros seremos Morelos.
Ni el infantilismo, ni la inmadurez, ni el enanismo político deben caber en nuestro actuar, en nuestro pensar o en nuestro sentir. Porque sabemos que si la derecha retorna al poder, habremos fallado a las siguientes generaciones de mexicanos. Abracemos los principios, la madurez y la conciencia política que México merece.
¡UNIDOS Y ORGANIZADOS VENCEREMOS!
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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