Una derecha errática, sin rumbo

No tiene trabajo entre las bases, no ha forjado contactos verdaderos con el pueblo y carece de una propuesta discursiva para ganar la atención de las mayorías: he aquí el retrato hablado de la desquiciada oposición derechista que va de tumbo en tumbo por la vida política del país.

Siempre se vio a esa oposición un poco carente de ideología, con muy poco que ofrecer a la reflexión. Sus ancestrales y raquíticos rollos sobre Familia, Tradición y Propiedad hoy cojean de cara a una sociedad que ha modificado profundamente esos paradigmas. ¿O a qué familia se refieren?

Porque la actual familia mexicana presenta actores emergentes que no caben en el concepto rancio de familia, como son los matrimonios igualitarios o las familias donde la mujer es la jefa de la vivienda, situación que sucede en 33 de cada 100 hogares o casi 11 y medio millones de hogares, según datos del Censo de Población y Vivienda 2020 aportados por el INEGI. Es otro tipo de familia, no aquélla que la derecha defiende.

¿De cuál tradición hablan, siendo esta una sociedad líquida? Según el sociólogo Zygmunt Bauman, de quien se toma el concepto, “los sólidos conservan su forma y persisten en el tiempo: duran, mientras que los líquidos son informes y se transforman constantemente: fluyen. Como la desregulación, la flexibilización o la liberalización de los mercados”. Así, en el pecado llevó la penitencia esa derecha: le apostó al neoliberalismo y éste, por su propia naturaleza, socavó los escasos baluartes en los que se afianzaba su ideología.

No hay narrativa derechista posible para el pueblo que pasa por las calles anunciando desde su camioneta desvencijada que compra el fierro viejo que a uno le estorba en la azotea. Nada para la señora que vende tamales y atole en la esquina. Nada tampoco para el tendero que abre su tiendita a las 7 de la mañana y la cierra a las 11 de la noche y no hace caso a los días festivos. Al pueblo, pues, le importa una pura y dos con sal los desplantes retóricos bordados en el vacío intelectual del ex hacendado Creel, o los autopremios otorgados al licenciado Graue en Sevilla (doctor honoris causa (…) por sus aportaciones a la educación en Iberoamérica, presume la UNAM muy campanuda: Recibe el rector Graue el doctorado honoris causa por la Universidad de Sevilla, https://www.gaceta.unam.mx/recibe-el-rector-graue-el-doctorado-honoris-causa-por-la-universidad-de-sevilla/ ) o a la señora jueza Piña en Marruecos por la agrupación que dirige una de sus amistades, ni los berrinches de las senadoras Téllez, Gálvez o Rabadán.

¿A quién le habla esta derecha sorda, ciega y muda ante las aspiraciones populares? ¿Por qué insiste en mirarse el ombligo y es incapaz de levantar la mirada para ver más allá de sus prejuicios sociales? ¿Por qué X. González, líder de esta carretada de extraviados derechistas, no recibe la adecuada asesoría de sus consejeros y presenta de una buena vez su Plan de Gobierno para el sexenio 2024-2030, anunciado desde mediados de noviembre de 2022 (Tras marchar “por el INE”, Claudio X. González pide armar Plan de Gobierno 2024-2030 https://www.sinembargo.mx/14-11-2022/4284316 ) para que conozcamos las intenciones de los partidos políticos que se encuentran a sus órdenes?

Son muchos y son nadie al mismo tiempo. Son los pasquines inmundos y el Pájaro Político que cae desplumado al primer “volido”. Son los noticieros de los medios y los opinadores cuyo rating viene en picada, como en caso de Aristegui. Son los organismos que presumen de “autónomos” y es la Suprema Corte. Son todos los que antes tenían el poder y hoy enfrentan la real posibilidad de ser arrollados por un pueblo que es tomado en cuenta políticamente.

No, no es romantizar la acción del pueblo. Es reconocer que por primera vez la gente quita y pone a quienes lo miran y lo entienden. Esa mirada y ese entendimiento nunca vendrán de la opulencia, del desdén, del desprecio, del racismo, del clasismo. De la derecha, para acabar pronto.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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