El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que el arancel del 25%a los camiones medianos y pesados importados entrará en vigor el 1 de noviembre, un mes después de la fecha originalmente prevista.
A través de su red social Truth Social, el mandatario explicó que la medida busca fortalecer la industria nacional de fabricación de camiones y equilibrar la competencia frente a productores extranjeros. “A partir del 1 de noviembre de 2025, todos los camiones medianos y pesados que ingresen a Estados Unidos desde otros países tendrán un arancel del 25 por ciento”, publicó Trump sin ofrecer más detalles.
El aplazamiento, que reemplaza la fecha inicial del 1 de octubre, responde a peticiones de empresas del sector que solicitaron más tiempo para adaptarse. El arancel se ampara en la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial, que permite imponer restricciones cuando las importaciones se consideran una amenaza para la seguridad nacional.
Impacto en la industria automotriz
De acuerdo con el Departamento de Comercio, en 2024 se importaron cerca de 245 mil camiones medianos y pesados, con un valor de 20 mil millones de dólares. Las empresas más afectadas serían Freightliner (Daimler Truck Holding AG), Mack Trucks (Grupo Volvo), y Peterbilt y Kenworth (Paccar Inc.).
Entre las compañías más expuestas figura International Motors LLC, antes Navistar, que depende casi totalmente de unidades producidas en México. En tanto, Daimler fabrica cerca del 83% de sus vehículos fuera de Estados Unidos, mientras Paccar y Volvo mantienen una mayor proporción de producción nacional.
Estrategia proteccionista y nuevos impuestos
El gobierno estadounidense evalúa ampliar créditos fiscales para compensar el impacto de los nuevos aranceles y apoyar a las firmas que produzcan dentro del país. Asimismo, analiza aplicar gravámenes adicionales a sectores como madera, gabinetes, metales y autopartes.
El anuncio se inscribe en la línea de política proteccionista de Trump, quien en los últimos meses ha impuesto tarifas a industrias estratégicas, incluyendo acero, aluminio, cobre y automóviles, bajo el argumento de defender el empleo manufacturero y reducir el déficit comercial.
Analistas advierten que estas medidas podrían encarecer los costos de producción y aumentar los precios al consumidor, aunque el gobierno insiste en que el objetivo es “reindustrializar Estados Unidos” y fortalecer su base productiva.
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