Etiqueta: Sergio Macías

  • RECUERDOS DE AGUA Y TIERRA

    RECUERDOS DE AGUA Y TIERRA

    Andrés Manuel López Obrador nace en Tepetitán, un edén rodeado de agua situado en Macuspana, Tabasco. Durante su niñez camina por la mañana rumbo a la primaria que lleva el nombre de un maestro y literato famoso en esos lares: Marcos Becerra. Más tarde, se zambulle en el río y juega beisbol con sus amigos –aún lo hace y les batea 300 a muchos de sus opositores. El presidente de México debe de haber tenido una infancia muy feliz. Él también, como dice la canción que canta Ana Belén, nació en el cincuenta y tres (“Qué te puedo contar que tú no hayas vivido, / qué te puedo contar que tú no hayas soñado”).

    Nadie podría decir que el tabasqueño es un hombre convencional. Ni siquiera en lo que hace a sus apodos. Jorge Zepeda Patterson los ha develado: Molido, Monaguillo, Americano, Piedra, Lesho y Comandante. Hasta en eso es grande nuestro entrañable Peje. Después de la escuela, el niño que fue nuestro obstinado presidente llega corriendo a atender la tienda de abarrotes de la familia.

    Mi vida, en cambio, es la de una persona común, y mi niñez chilanga no dista mucho de la de cualquier paisano nacido a finales de los cincuenta. Estudiaba en una escuela de la colonia Doctores, y en el recreo una línea imaginaria dividía los espacios para niños y niñas. A unas cuadras, mis padres rentaban un departamento que entonces me parecía enorme. Después nos fuimos a Jardín Balbuena, donde los aviones nos pasaban rozando la cabeza. A los diez años me cambiaron a una escuela de gobierno, y si bien no íbamos al río –en mi ciudad todos están entubados–, sí jugábamos futbol porque las calles eran retornos y no había tanto carro. Yo también obtuve apodos: Bobotín y Chagas (un cuñado afectuoso y un amigo extraviado aún me llaman de esta última forma). Como miembro de una familia de clase media, para mí la política era un asunto lejano. Pero en unos cuantos años llegué al Colegio de Ciencias y Humanidades Oriente, un plantel aún en construcción en cuyos campos pastaban las vacas.

    La educación secundaria la inicia nuestro presidente en Macuspana, la cabecera municipal del estado más obradorista de México, y la termina en Villahermosa, donde sus padres instalan un almacén de ropa: “Novedades Andrés”. En ese entonces conoce al poeta Carlos Pellicer. A los 19 años, la exuberante y fantasmagórica Ciudad de México (la que habrá de gobernar entre 2000 y 2005) le abre sus puertas en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, en la cual egresa y se titula con la tesis Proceso de formación del Estado nacional en México 1824-1867. “Origen es destino –dice el Fisgón–, pues para AMLO era fundamental conocer las especificidades y los problemas fundamentales del Estado que décadas después llegó a gobernar”. 

    “Recuerdo con cariño a mis maestras y maestros; a la maestra Guadalupe Antonio de la Cruz, y al maestro Joaquín González Paz, quien además de profesor era beisbolista” –escribe AMLO en ¡Gracias!, su libro más reciente.

    Yo, en cambio, no fue sino hasta que llegué a la escuela de Balbuena, de nombre León Guzmán (qué iba a saber que se trataba de un político juarista) cuando me topé con el conocimiento. Cómo recuerdo entonces mis libros de texto.

    Pero la manera de aprender en el CCH era muy distinta. Hablar en público y reseñar un libro de Nietzsche era cosa de locos para un sujeto que escuchaba a Los Ángeles Negros (con todo respeto a los músicos chilenos que aún me siguen gustando). Caray. Aprendí que no solo había que leer y copiar, sino entender, investigar y sobre todo desarrollar actitudes críticas.

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    ¿Qué trato de decir?

    Que AMLO es uno de los nuestros. Una persona del pueblo que tuvo la virtud de pensar en los demás. Así, muy joven convivió con los chontales, conoció su pobreza y admiró su riqueza cultural. Él siempre supo que el futuro se podía y se debía modificar (“No me pesa lo vivido, / me mata la estupidez / de enterrar un fin de siglo / distinto del que soñé”, dice aquella canción).

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    En Villahermosa, Andrés Manuel toma clases con Rodolfo Lara Laguna. “Para dar su clase se apoyaba en el libro El buen ciudadano, pero con frecuencia […] nos platicaba sobre otros temas relacionados con los problemas sociales y políticos de esos tiempos […]. De él recibí una buena influencia y me abrió la inquietud hacia lo social, porque había sido dirigente estudiantil; hoy sigue siendo un hombre íntegro, juarista y de izquierda”.

    En 1973, en la Casa del Estudiante Tabasqueño, recibe alojamiento y comida. “En ese entonces no se rechazaba a tantos jóvenes en las universidades públicas, como sucedió después. Presentábamos examen de admisión diez y entrábamos nueve; en el periodo neoliberal o neoporfirista ingresaba uno de cada diez, con el pretexto de que no aprobaba el examen, cuando la verdad es que no había cupo por falta de presupuesto para las universidades y por el abandono de la educación pública”.

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    26 de junio de 2024. López Obrador habla con orgullo de los logros obtenidos en materia educativa: “Primero, apoyarnos para mejorar la educación en las maestras y en los maestros; respetarlos, lo que no se hizo antes, que se les maltrató y se les echó la culpa de que, si no se avanzaba en lo educativo, era porque ellos no asistían a dar clases; excusas, pretextos. Cuando lo que buscaban era privatizar la educación, entonces tenían que desacreditarla”.

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    La fundación del CCH, durante el rectorado de Pablo González Casanova, hace más de 50 años, tuvo como objetivo la innovación de la enseñanza universitaria y nacional, con el esquema de aprender a aprender, aprender a hacer y aprender a ser, y consideraba al alumno como un sujeto autónomo y capaz de captar el conocimiento por sí mismo. 

    Algo de similitud hay ahora en la creación de la Nueva Escuela Mexicana que ha impulsado el gobierno de la Cuarta Transformación, la cual sigue ocho principios: identidad con México, honestidad, respeto a la dignidad humana, cultura de la paz, responsabilidad ciudadana, participación en la transformación de la sociedad, interculturalidad y respeto por la naturaleza.

  • EN LAS TINIEBLAS DEL PENSAMIENTO CONSERVADOR

    EN LAS TINIEBLAS DEL PENSAMIENTO CONSERVADOR

    Durante mucho tiempo he tratado de entender por qué tantas personas, en su mayoría de ideología conservadora, se vuelven ciegas ante lo que salta a la vista, y hay bastante que indagar bajo el nebuloso velo de los opositores del sexenio que está por concluir, el del presidente López Obrador. 

    La respuesta –me parece– está en el pensamiento desiderativo.

    El pensamiento desiderativo es creer que algo es cierto solo porque se desea que sea cierto, sin entender ninguna razón que valga e ignorando los argumentos en contra. En otras palabras, consiste en la formación de creencias y la toma de decisiones en función de lo que se nos antoja, en lugar de lo que es evidente y racional. De hecho, la palabra desear proviene del latín desiderare, otal vez de dissidere, que remite a una separación, término del cual también proviene la palabra portuguesa saudade.

    Los artífices del pensamiento desiderativo son simpáticos: donde hay logros ven fracasos; si ahora hay cinco millones de pobres menos, ellos ven un gobierno populista; si la economía anda bien, se quedan callados o aseguran que vamos al despeñadero, pues AMLO es un demente y ahora su pupila, a la que él manejará como a una marioneta, llevará al país a convertirse en Venezuela; muchos de ellos van de incógnitos a los cajeros a sacar el dinero de los programas sociales, se quedan callados diez minutos y vuelven a la retahíla de descalificaciones; por supuesto que no ven que los programas de bienestar le han dado un respiro a una buena parte de nuestros compatriotas: eso no ha pasado, eso no existe, pues López es un dictador. Si el gobierno ofrece becas a los estudiantes, ese dinero lo usan para beber cerveza; si aumentó el salario de los trabajadores, eso perjudica a los empresarios; si se incrementó el valor del peso, eso no ayuda a las remesas ni a los exportadores. Donde hay ingenieros militares construyendo obras maravillosas, ellos ven militarización. Y ya ni hablar del Tren Maya, que está modificando el color azul turquesa del mar Caribe; y Deer Park y Dos Bocas contaminan y se inundan…

    Los artífices del pensamiento desiderativo ven lo que desean, y para colmo quisieran un país destruido en lo económico, en lo social, en lo político, así salgan ellos también afectados. Su mundo es el de la fantasía, pero de película de horror.

    Los artífices del pensamiento desiderativo salieron a festejar una falsa victoria electoral el 2 de junio. Y es que a veces esa forma de pensar se sostiene por la llamada falacia de consecuencia: algo es cierto porque de lo contrario las consecuencias serían terribles. 

    Los artífices del pensamiento desiderativo aseguran que este es el segundo peor gobierno desde 1934. Ven ambición hegemónica donde hay trabajo y honradez. Los analistas especializados, los comentócratas que escriben libros y publican artículos (es un decir) en revistas y periódicos de divulgación nacional, esos que aparecen en la radio y en las mesas de análisis de los noticieros de televisión tradicionales, se cuecen –o sea, se venden– aparte. Por eso el presidente tiene “otros datos”, y la información que ofrece ahí está, es cierta y verificable.

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    7 de julio de 2024. Esperanzados, los jóvenes aguardan. Puede ser que ganemos –piensan algunos–, pues se ha corrido la voz. Ahora todos, mujeres y hombres, miran hacia el punto donde de un momento a otro aparecerán los resultados de la elección. Algunos se llevan las manos a la boca. Un colectivo de mil angustias mira la gran pantalla. Todos en la plaza están a punto de conocer el resultado. Aquella jovencita de pelo corto tiene sus manos en actitud de rezo. De pronto, el silencio precede a la victoria. Aparecen los números, pues en la vida de los seres humanos las cosas giran en torno a los números y dependemos de ellos. Llega la exclamación y todos saltan al unísono. Gritan. De su boca, garganta, pecho o diafragma, la exclamación detona un sentimiento otrora detenido; como la erupción de un volcán, gritan y saltan llenos de gozo; luego se abrazan y se besan al mismo tiempo que las lágrimas saltan de sus ojos brillantes. Aplauden, lloran, gritan, se mesan el pelo, se limpian el rostro. No lo pueden creer. Júbilo es la palabra que podría definir ese momento. Ha ganado el nuevo frente popular encabezado por el movimiento de la Francia Insumisa. Muy pronto, en las calles cantarán “La Internacional”.

    Los conservadores, mientras tanto, se han quedado con la champaña en las manos. Algunas jóvenes gritan improperios. Nadie disfraza su enojo. “Ce n’est pas possible”.

    El mundo, por fin, puede ver la luz al final del negro túnel del neoliberalismo rapaz. 

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    8 de julio de 2024. El presidente ya se nota menos cansado. El suyo es el último jalón, pero sabe que no hay que aflojar. La temporada de zopilotes aún no termina. 

    “Aprovecho para felicitar a los dirigentes y al pueblo francés por lo que sucedió ayer. Hace poco yo dije en una entrevista […] que los pueblos del mundo son humanistas. Y son progresistas. Por eso la derecha, el conservadurismo, no tienen futuro, [porque] los pueblos en todo el mundo están a favor de la fraternidad y de la libertad y de la igualdad”, señala AMLO, feliz del triunfo de Jean-Luc Mélenchon, su amigo. El Nuevo Frente Popular ha ganado las elecciones legislativas de Francia y esto es el indicio de un “despertar” frente a la Europa “rancia de conservadurismo galopante”.

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    Mélenchon había dicho en 2018 que “el triunfo de AMLO es un hecho que no implica únicamente lo mexicano. Es un hecho político de valor continental, mundial. El triunfo electoral de AMLO es un momento clave en la historia del mundo”. Y de vuelta a México, un año después, señalaba: “Necesitamos el éxito de Morena, necesitamos el éxito de AMLO. Lo necesitamos porque no tenemos ningún lugar en el mundo, fuera de América Latina, en donde somos capaces de apoyarnos para decidir. Esto funciona cuando se les da prioridad a los pueblos, a los pobres, funciona mejor que cuando se deja al rico enriqueciéndose siempre”.

  • LADRÓN DE BICICLETAS

    LADRÓN DE BICICLETAS

    Leo el anuncio. La Contaduría Mayor de Hacienda de la Cámara de Diputados (ahora Auditoría Superior de la Federación) requiere correctores de estilo freelance. En el inicio de la década de los ochenta hay guerra en Líbano y en las Malvinas. México no calificó al mundial de España. En Chiapas, el volcán Chichonal arrojó tanta ceniza que llegó a Japón y al Medio Oriente y redujo en 10 % la recepción de luz solar. Aunque soy uno de los afortunados que tienen empleo, el país está en quiebra y el desempleo aumenta día con día. Mal momento para comenzar una vida juntos Eva, nuestro pequeñísimo hijo Sergio y yo. El gobierno de López Portillo ha triplicado la deuda, y ahora equivale al 91.5 % del producto interno bruto. Una locura. Mi salario en la SEP no alcanza, pues la inflación está a tope (a finales de año llegará al 100 %). Corrijo tesis y libros, hago reseñas y ahora pruebo suerte en la calle de Parroquia en la delegación Benito Juárez (libre entonces de cárteles inmobiliarios). 

    Lo que veo es la escena de una gran película del neorrealismo italiano: Ladrón de bicicletas (1948), de Vittorio de Sica, en cuyas primeras imágenes un gran grupo de personas espera con ansias un trabajo y en cuyas imágenes finales decenas de hombres, empobrecidos, caminan sin rumbo hacia la nada. Solo a uno de ellos, el personaje principal, Antonio (Lamberto Maggiorani), lo acompaña su hijo (Massimo Randisi, de actuación magistral). La fila comienza en la entrada por Coyoacán y da vuelta. Pienso en irme, pero decido formarme. “Mucha oferta”, le digo a la compañera que ha quedado delante de mí. “Demasiada”, contesta. 

    Después de no tanto tiempo nos pasan a hacer el examen; se trata de corregir un informe de auditoría. El texto es casi inentendible y lleva muchos números y porcentajes. Pienso: “Primero las cantidades y después los porcentajes entre paréntesis”. Pongo a girar mi pluma roja del número 5. Aún no tenemos computadoras personales, así que ando por la vida con dos portafolios: uno para los diccionarios y otro para las páginas por revisar o los resúmenes por escribir. Me quedo en la chamba. Sumo esa a mis dos trabajos fijos y los que son por obra determinada. Cinco empleos debe tener una persona “normal” para sobrevivir a la crisis en la que nos tiene el PRI. Todavía no hay computadoras, pero qué bueno que ya se inventó el café. Bien decía la voz en off de la película: “El mañana aparecía lleno de angustia ante este hombre, pero ya no estaba solo”. Celebro que yo tampoco he estado nunca solo.

    “Ánimo, que se va a poner peor”, me diría, con fino humor, Andrés Manuel, el presidente que pudo cambiarle el rostro al país. Pues sí: en ese entonces se puso peor. La fuga de capitales, superior a los 8 mil millones de dólares, terminó por arruinar la endeble situación económica; luego, el terremoto de 1985 y la baja de los precios del petróleo, la caída de la bolsa de valores y, para colmo, el fraude en las elecciones de 1988.

    No tengo registro de cuántos caímos en el buró de crédito en la posterior crisis de 1994 y 1995. Los “expertos” hablan de la crisis en su balanza de pagos, las finanzas públicas, el error de diciembre, el efecto tequila. Los malos manejos de Salinas y Zedillo… Decían los zedillistas: “Salinas dejó las finanzas públicas prendidas de alfileres”. “Pero para qué se los quitaron”, reviraban los salinistas. Ambos eran iguales: neoliberales, a fin de cuentas. Lo que todos sabíamos es que los créditos no se podían pagar. Luego vino ¡el Fobaproa!

    “Esto para los jóvenes”, dice el presidente, siempre que se tocan los temas de corrupción de los gobiernos anteriores. Y también esto para los comentócratas que afirman que “el de López es el peor gobierno de la historia”. Deberían echarle un ojo a los gobiernos priistas y panistas, pues López Obrador dejará el peso, es decir, la economía, con los mejores índices en más de 70 años, con crecimiento, obra pública, incremento en empleo y salarios y baja inflación.

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    1 de julio de 2024. Cómo ha llovido desde aquel lejano 1982. La vida me ha tratado bien, a pesar de los gobiernos de antaño. Nunca pensé que llegaría a ver a un presidente incorruptible, a un gabinete decente, y hay que dejar constancia de ello. Tal es la razón por la que escribo estas crónicas.

    El presidente es enfático en la Mañanera. “Que no nos digan que hay democracia cuando el pueblo es ignorado, es marginado. Democracia es cuando el pueblo es el actor principal, el protagonista principal. ¿Qué era lo que había en México? Una oligarquía… El gobierno de una minoría. Hay quienes dicen: el gobierno de los ricos. Yo digo el gobierno de una minoría con fachada de democracia. Ahora es un gobierno cada vez más democrático…

    ¿Y qué esperaban ahora? ¿Que el pueblo les aplaudiera y que –como los que viajaron de Madrid a la Ciudad de México en asientos de lujo– iban a votar todos por que nos fuéramos nosotros? Pues no, ahí está el resultado”.

    Un día como hoy, hace seis años, triunfó la Cuarta Transformación. Los funcionarios informan acerca del inicio del fondo de pensiones para el bienestar. Hay invitados que desde hoy recibirán el 100 % de su último salario.

    “Lo más importante –asegura López Obrador– es que se ha logrado reducir la pobreza en México, la desigualdad, algo que no se veía en décadas. Se ha avanzado, pero falta mucho. Ahora el pueblo, de manera acertada, decidió que continúe la transformación. Fue muy contundente el mandato del pueblo”.

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    Miro con atención una caricatura de Antonio Helguera (1965-2021). Ernesto Zedillo apunta con una pistola mientras carga una gran bolsa con la palabra Fobaproa. “¡Manos arriba, esto es un rescate!”, dice el expresidente que nos dejó sin trenes y con una deuda descomunal. El gran monero –a quien tanto extrañamos– le puso, debajo de su chamarra, una merecida playera a rayas a ese ladrón que no precisamente robaba bicicletas.

  • CRÓNICA DE LAS MENTIRAS

    CRÓNICA DE LAS MENTIRAS

    Incluir y rebatir en seis mil caracteres todas las mentiras que los conservadores y la oposición han perpetrado en contra de la Cuarta Transformación es poco menos que imposible; no obstante, lo intentaré. 

    Dijeron que el aumento al salario mínimo generaría inflación; ahora que la economía del país mejora y escala puestos en el ámbito internacional, se ve que no era cierto. Mintieron sabiendo que mentían, pero algo quedaría… Aseguraron que el presidente redujo los apoyos a la cultura, cuando –baste un ejemplo– se filmaron más películas que en los otros sexenios (solo en 2023, se apoyaron 166 proyectos para producción, exhibición y preservación de acervos). Se quejaron de que la 4T arruinó la ciencia, y lo que hizo fue desmantelar una red de corrupción en la que desviaban funciones y atendían los intereses de distintas instituciones, empresas y organismos privados.

    Alardearon con que el aeropuerto Felipe Ángeles –construido de acuerdo con lo presupuestado– costó 67 veces más caro; con que el Tren Maya era un ecocidio que acabaría con la selva (si bien, junto con esta obra, se crearon cuatro áreas de conservación, entre ellas ¡la reserva más grande de América después del Amazonas!). Predijeron que no habría inversión extranjera y que el valor del peso caería, que la CFE sería un lastre (aunque inyecta más de la mitad de energías limpias al total del sistema nacional). Aseguraron que AMLO ataca a los periodistas (cuando son estos los que lo calumnian a él); que militarizó el país (cuando creó la Guardia Nacional para cuidarnos y envió al ejército a construir aeropuertos y otras obras); que le dio la espalda a la salud, si bien tuvo que deshacer un entramado de empresas corruptas que, en contubernio con gobiernos anteriores, se robaban miles millones de pesos al año. Este gobierno construyó y concluyó 90 hospitales más. Se jactan de que el de López Obrador es el más violento de la historia, sin ver (o no querer ver) que el número de asesinatos ha reducido 20 % con respecto al cochinero que dejaron Calderón y Peña Nieto.

    Acusaron al presidente de ejercer el poder unipersonal. A él, que desbarató el aparato priista y panista autoritario y casi dictatorial. Dijeron que al desaparecer el Fonden dejaron a Acapulco en el desamparo después del huracán (vaya: entonces no me explico por qué más del 70 % de los guerrerenses votaron por Claudia Sheinbaum. Ah sí, por aquello de que nos gusta ponernos las cadenas que nos quitaron).

    Se desvivieron pregonando que la pasada fue una elección de Estado; que somos una dictadura; que nos vamos a convertir en Venezuela (aunque el señor X ya dijo que todo eso era choro); que AMLO se iba a reelegir y para eso era la revocación del mandato; que se destruyó al país; cacarean sin pruebas que Morena se quiere robar el dinero de las Afores, cuando en realidad la reforma de pensiones reivindica el derecho de los trabajadores a contar con una pensión suficiente y digna; y dicen y escriben que Morena es el nuevo PRI. Uff.

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    23 de junio de 2021. Estamos a la mitad de la semana, a la mitad del año, a la mitad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y los logros, pese a la pandemia, saltan a la vista. Pero aún más evidentes son las mentiras que una tras otra, todos los días, tratan de obstaculizar un camino de por sí difícil: la transformación social, económica, política y moral de México. Ante eso, el presidente nos presenta una buena idea:

    “Yo les adelanto que vamos a tener un día, tampoco toda la conferencia, pero vamos a invitar a alguien del gobierno que nos explique sobre las mentiras de la semana. Así como ‘Quién es quién en los precios’, de los lunes, vamos a sacar aquí un ‘Quién es quién en las mentiras de la semana’ para combatir las falsas noticias. Hay algunos que van a sacar primeros lugares siempre, o sea, siempre medallas de oro, pero aquí los vamos a estar exponiendo y también informándole a la gente, porque hay quienes se tragan todo eso. Hace como dos días salió un mensaje de Twitter de que uno de mis hijos iba a comprar el estadio. No el estadio: el equipo Cruz Azul. Imagínense eso.

    [El grupo] Imagen la reprodujo. Sí, nada más que ‘la calumnia, cuando no mancha, tizna’. Esa es una máxima del hampa del periodismo, pero ¿cuánta gente se queda con eso? Yo recuerdo que durante mucho tiempo sacaban a uno de mis hijos con un carro, un Ferrari, y no era él. Son, la verdad, muy inmorales nuestros adversarios. Siempre he dicho, y no me equivoco, que el conservadurismo tiene como doctrina la hipocresía”.

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    “La verdad debería ser un derecho humano”. Son palabras del expresidente de Ecuador, Rafael Correa. Cómo no va a pensar de esa manera si la justicia de su país lo acusó, entre una serie de mentiras, de llevar a cabo una ¡“instigación a través de influjo psíquico”!

    Si bien causa risa esta resolución judicial, en México no estamos tan lejos de situaciones similares. Basta señalar la acusación a Andrés Manuel de ser un presidente narco, con la patraña de “ahí está la foto saludando a la mamá del Chapo” o por haber liberado a Ovidio, hijo de este (hoy detenido), para evitar un derramamiento de sangre. Y ni hablar de la campaña millonaria y desquiciada de la que fueron objeto el presidente y nuestra virtual presidenta electa.

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    12 de junio de 2024. La secretaria de Educación Pública, Leticia Ramírez Amaya, anuncia una reducción en el índice de abandono escolar en educación media superior al pasar de 14.5 % en 2018 a 8.7 % en el ciclo escolar 2022-2023. Es obvio que las políticas sociales puestas en marcha en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, en este caso las becas, han hecho –al igual que los alumnos– su tarea. Los que no la han hecho –y están reprobados– son los medios de comunicación, pues a ninguno le pareció que esta información fuera importante. “La verdad –dice el conservadurismo– ya es intrascendente”, y callar es también una forma de mentir.

  • PALABRAS

    PALABRAS

    Palabra que en México somos buenos para los dichos y refranes, pero el presidente es un campeón. Él nos hace recordar cómo durante el neoliberalismo los conservadores arremetían contra el que osaba intentar cambiar su “orden”. Así, advertían: “Quien se mete a redentor termina crucificado”. Y, para referirse al pueblo, profetizaban: “El que nace pobre está condenado a morir pobre”.

    Viendo la Mañanera me brincan como chapulines otros dichos que nos trataron de inculcar todos estos años en los que la ideología de derecha campeaba en el ambiente: “El que nace pa tamal del cielo le caen las hojas” o “El que nace pa maceta del corredor no pasa”.

    Eso querían, que todo el maíz fuera para ellos y que nosotros nos quedáramos viendo sin poder superarnos, sin poder salir del corredor, pero el pueblo ya habló. Nos soltaron carretadas de clasismo y menosprecio mientras nos cantaban su filosofía esa de que “El cambio está en uno mismo” o “Lo que uno consigue es por méritos propios”.

    Siempre quisieron silenciarnos, pues “en boca cerrada no entran moscas”. Pretendían que nos hiciéramos “ojo de hormiga” ante las injusticias, porque “ojos que no ven, corazón que no siente”; pero sí se siente, pues, aunque no podamos mirar a los millones que por fin salieron de la pobreza, sabemos que están ahí, que no son simples números. Son personas de carne y hueso que han recibido beneficios en este sexenio, que aprecian que por fin alguien los tomó en cuenta. Son ancianos que pensaban que iban a morir sin que nadie los volteara a ver. Son votantes contentos.

    Es sabio Andrés Manuel. Llama al pan pan y al vino vino, cuando dice: “En los tiempos de esplendor del neoliberalismo, que ahora está en crisis a nivel mundial, me acuerdo que todo lo que les daban a los de arriba le llamaban rescate o fomento, y lo poco que les daban a los de abajo le llamaban de manera despectiva populismo, paternalismo… Me acuerdo de una frase que decían, para no darle nada a los pobres: ‘En vez de darle un pescado, enséñale a pescar’. ¡Si no hay río!”.

    Viejo lobo de mar, aprendió a contraatacar con la palabra: “Me canso ganso”, “Tengan para que aprendan”, “Amor con amor se paga”, “Por el bien de todos, primero los pobres”, “Abrazos, no balazos”, “No es mi fuerte la venganza”, “No puede haber gobierno rico con pueblo pobre” o “Ya no me pertenezco, les pertenezco a ustedes”. Sus palabras son el relato de un país que ha cambiado para bien, un país que en algunos rubros ha alcanzado incluso índices de primer mundo.

    Y el presidente sabe que la palabra es muy importante si va unida a la congruencia. Lo sabe desde el desafuero, cuando en la Cámara expresó: “Ustedes me van a juzgar, pero no olviden que todavía falta que a ustedes y a mí nos juzgue la historia”.

    Ahora el pueblo ha tomado la palabra.

    ***

    3 de junio de 2024. No quepo en mí. Elresultado preliminar de las elecciones aún me tiene atónito. “¿Qué dirá el presidente?”, me pregunto, mientras espero que su figura aparezca en la pantalla de televisión. 

    Más feliz que nunca, López Obrador llega al salón Tesorería de Palacio Nacional, un recinto art déco remodelado hace casi cien años por el arquitecto Manuel Ortiz Monasterio. Este majestuoso lugar ha sido la sede principal de las Mañaneras desde el primer día del gobierno de Andrés Manuel. Lo será hasta el último día, más próximo de lo que muchos quisiéramos, y cuando digo muchos, realmente son muchos: al menos 36 millones de mexicanos.

    Su ya clásico saludo de “ánimo” resuena en el ambiente, pero esta vez lleva una connotación distinta: la del aplastante triunfo de Claudia Sheinbaum, quien será la primera presidenta de México.

    “¿Está contento?”, le pregunta alguno de los trasnochados y desmañanados periodistas.

    “Sí, sí estoy muy contento, sí, confieso que estoy muy contento y estoy muy orgulloso por la actitud de nuestro pueblo, la forma en que los mexicanos nos manifestamos y hacemos valer nuestras libertades y reafirmamos nuestra vocación democrática. Realmente, es un pueblo ejemplar, ayer se demostró. Participaron millones de ciudadanos, cerca de 60 millones de ciudadanos, y de manera libre decidieron sobre el futuro de nuestro país.

    Me dio muchísimo gusto el comportamiento de la gente. Se reafirma que el pueblo de México es un pueblo muy consciente, muy politizado, de los pueblos más politizados del mundo, muy inteligente; repito, un pueblo ejemplar. Por eso me llena de orgullo ser el presidente de México”.

    Y aquí viene la estocada:

    “También, quedó de manifiesto que el pueblo es agradecido. Porque durante siglos los conservadores quisieron sembrar la idea de que el pueblo no agradece, y no es así, el pueblo es bueno, es noble y sabe muy bien lo que le conviene y lo que no le conviene”. 

    ***

    “Y también esa idea que se fue imponiendo, no sólo en México, sino en el mundo, de que la democracia era básicamente un sistema político de elección de autoridades, democracia representativa, cuando la democracia tiene una connotación profunda. 

    No sólo es el gobierno del pueblo, para el pueblo, con el pueblo. La democracia tiene una dimensión social, porque la democracia significa tener gobiernos que procuren el bienestar del pueblo. Puede ser que para muchos la democracia se limite, se acote a lo electoral, quién gana, quién pierde, pero imagínense la importancia que tiene para la gente humilde el tener un gobierno auténticamente democrático: es un asunto de sobrevivencia, de eso depende el bienestar, la felicidad del pueblo, y todo eso fue lo que vivimos ayer, que nos dio mucho gusto, mucho, mucho gusto.

    Y felicitar a todo el pueblo de México, a todos los que participaron y a todos los que por alguna razón no acudieron a las urnas también. Se alzó, se elevó aún más el prestigio de México en el concierto de las naciones”.

    ***

    “Ánimo, que se va a poner peor”. Explica el presidente la frase que sigue de su tradicional saludo, atribuida a Pancho Villa. Él desde luego está siendo sarcástico, pues su dicho significa todo lo contrario: “Ánimo, que el futuro que se nos viene es inmejorable”.

  • UNOS TIPOS EXTRAÑOS

    UNOS TIPOS EXTRAÑOS

    En un lejano lugar retacado de nopales
    había unos tipos extraños llamados intelectuales.

    Rockdrigo González

    Mienten. Piden equidad en los medios, de los que son dueños. Hacen un uso faccioso de sus canales de televisión, sus radiodifusoras, sus diarios y revistas, es decir, sus pasquines inmundos, y siempre despotrican en mesas de análisis contra el gobierno. Ellos no difunden las buenas noticias, pero inventan o intensifican las malas; aseguran que se está privilegiando a la candidata del oficialismo, aunque tienen tres lugares predominantes de sendos partidos políticos. Se autodenominan “sociedad civil”, pero atienden intereses de empresarios y extranjeros. Ya habían hablado de la “deriva autoritaria” y ahora se quejan de la “regresión autoritaria”, de la “polarización en dos bandos” (que ellos mismos impulsan), y aseguran que la 4T quiere extender la represión y censura durante el próximo sexenio, y lo dicen ellos, quienes hacen y dicen lo que quieren, incluso flagrantes mentiras. 

    ***

    Mienten. Presumen ser integrantes de la comunidad cultural. A su pesar, apoyan a la candidata de la derecha y se expresan en manifiestos en los que hasta incluyen a personas que no están de acuerdo con sus perversas palabrejas; ellos quieren que el gobierno les regrese los apapachos, pero esos apapachos no son otra cosa que carretadas de dinero público que llevan a sus bolsas no sé para qué, pues no les hace falta.

    Son muy ricos y desean más riqueza. Esos tipos extraños que se dicen intelectuales buscan más reconocimiento, aunque, en el fondo, desde lo más profundo de sus narices, saben que apestan.

    ***

    Según ellos, las elecciones serán una confrontación entre la democracia y el autoritarismo, pero saben bien que el autoritarismo está de su lado, pues ese grupo de “librepensadores” encaminó a los sexenios anteriores al fracaso, desde sus posiciones clave en universidades, secretarías de Estado, editoriales, medios de comunicación masiva, organismos de la “sociedad civil”. Se llaman a sí mismos “pluralidad multicolor” y lo único que respetan son los colores verde, rosa y azul de los billetes. Dicen ser ciudadanos, aunque lo último que les interesa es el bienestar del pueblo. Ellos se presentan como intelectuales y han envejecido ya, hecho natural que no tendría nada de malo –al contrario– si no fuera por que no han entendido nada de nada. La sabiduría de la gente, los años y la falta de privilegios los han rebasado, se han denigrado aún más y, como el personaje de la enorme novela de Richard Matheson, El hombre menguante, seguirán empequeñeciéndose hasta perderse en el microcosmos, en el microcosmos de la basura…

    ***

    “Con tanta pobreza y degradación como existe –decía Jiddu Krishnamurti– es necesario ser muy insensible para ser rico… Algunos de ellos vienen a preguntar para hallar la realidad… Los ricos ya están atrapados en la red de su propia acción… Sus creencias y ceremonias, sus esperanzas y temores nada tienen que ver con la realidad, pues sus corazones están vacíos. Cuanto mayor es la apariencia externa, tanto mayor es la pobreza interior. Renunciar al mundo de la riqueza, el confort y la posición es cosa relativamente simple, pero dejar a un lado el ansia de llegar a ser, de devenir, requiere gran inteligencia y comprensión. El poder que otorga la riqueza es un impedimento para la comprensión de la realidad, como lo es también el poder del talento y la capacidad”.

    ***

    23 de mayo de 2024. El presidente habla de cuando Enrique Krauze propugnaba por una democracia sin adjetivos y se pregunta: “¿Qué es la democracia sin adjetivos? Para ellos es kratos sin demos, es poder sin pueblo. Un mecanismo para cumplir con las formas y llenar el expediente. Como lo hacía Porfirio Díaz. Nunca en el porfiriato se dejaron de hacer elecciones. Nunca. Eso sí. Se sabía de antemano quién iba a ganar.

    Empiezan con eso –continúa Andrés Manuel– de que está en riesgo la democracia. Cuidado con el autoritarismo, cuidado con el mesianismo, el caciquismo. No creen –sí lo saben, pero no les conviene internalizar y expresar– que yo termino en cuatro meses y me jubilo, porque entre otras cosas he aprendido que no hay que tenerle mucho apego ni al dinero ni al poder. Pero como pensamos distinto, eso está en su cabeza. Entonces empiezan a hablar hasta de mis ‘vínculos con la delincuencia organizada’. Todo esto, echado a andar por grupos conservadores con el apoyo de los medios de manipulación, que son propiedad de ellos o están al servicio de la oligarquía, como los intelectuales. 

    Empiezan con todo ese discurso. Y me da hasta ternura la gente de buena fe que, con este bombardeo de mentiras, con toda la manipulación, vino a manifestarse hace poco –y siempre–: ‘Nos va a quitar nuestras casas’. ‘Quiere reformar el artículo 138’. ‘Oiga, pero la Constitución nada más tiene 136 artículos’. ‘No, no, pero ya lo dijeron y son comunistas’.

    Una de las cosas lamentables de los periodos de decadencia es el nivel de deshonestidad al que se llega. No solo en lo económico, sino deshonestidad intelectual, deshonestidad política”. 

    Después –en referencia a que Aguilar Camín pide apapacho, pero en billetes verdes–, dice: “Es que quieren apapacho los que se acostumbraron a vivir con excesos, que se dan vidas de opulencia. ¿Y los campesinos y los obreros y los maestros, y la mayoría de la gente, bueno, y ustedes? Recibían muchísimo presupuesto. Nunca ayudando al pueblo, pero sí quedándose con parte del presupuesto que es del pueblo, y viviendo ellos colmados de atenciones, de privilegios, y ahora, con gran nostalgia, empiezan haciéndole al cuento de que hay una dictadura, no hay libertades, se persigue, se impide la libertad de expresión. Todo lo contrario […]. ¡Apapacharlos costaba mucho!”.

    ***

    Son –bien dice Rockdrigo– unos tipos extraños, alejados del pueblo, que se creen “inteligentes”, pero no entienden, juzgan, y se lamen unas heridas que –para colmo– no tienen: creen tener.

  • LA ALEGRÍA DE QUE HAYA MENOS POBRES

    LA ALEGRÍA DE QUE HAYA MENOS POBRES

    11 de agosto de 2023. Como todos los días, desde hace años, López Obrador llega a la Mañanera. Esta vez viene solo y se le nota feliz. Luce un elegante traje azul marino. “Ánimo”, resuena su voz aguda, como reanimándose a sí mismo.

    “Bueno, vamos a iniciar la conferencia de este viernes. Hay, desde luego, una muy buena noticia que se complementa con la información que dio a conocer el Inegi sobre los ingresos de las familias mexicanas, de cómo han ido mejorando los ingresos, en especial para la gente pobre, lo cual demuestra que ha funcionado nuestra estrategia, que se puede resumir en una frase: por el bien de todos, primero los pobres”.

    “Y hay menos pobreza y menos desigualdad en nuestro país. Esto es un gran logro. Creo que ese es el objetivo principal de cualquier gobierno: lograr la justicia y la felicidad del pueblo. Y por eso estoy muy contento. Y ayer el Coneval, que fue creado con ese propósito, también reafirmó que ha habido una disminución de la pobreza y de la desigualdad, de manera histórica, en el tiempo que llevamos en el gobierno”.

    “Esto no nos lo van a poder quitar. Esta alegría que nos produce el que haya menos pobres en nuestro país. Eso sí me llena de orgullo”.

    ***

    Es cierto, presidente. Esto no nos lo van a poder quitar…

    Desde muy joven me preguntaba por qué existe la pobreza. No entendía cómo podían morir de hambre tantos niños en África. En ese entonces no sabía que esos niveles de pobreza también los teníamos en México. Con el paso de los años me fui acostumbrando a que el mundo era así, pero nunca he estado conforme. Cuando iba en la primaria, nos llevaron en grupo a conocer una ciudad perdida. Llamaba la atención que todas las casas con techos de cartón tenían antenas de televisión. “El gobierno quiere que las personas no piensen, que estén enajenados”, decía el maestro Fernando. “¿Qué querría decir?”.

    Con el pasar de los años, me seguí encontrando niños en condición de calle. Crecí, me hice un adulto y siempre continué preguntándome: ¿Por qué ningún gobierno hace algo por ellos o por los jóvenes extraviados por la droga? ¿No habrá modo de salvarlos, de rehabilitarlos?

    Ahora soy más grande y sigo siendo niño. Y hace poco le decía a Eva, mi pareja de vida: “Mira cómo ha reducido el número de indigentes que piden limosna en las calles”. Ambos somos chilangos y en nuestra amada Ciudad de México hasta hace no tantos años era cotidiano ver a los niños subirse unos sobre otros pidiendo dinero y al más pequeño, desde arriba, haciendo una danza burlona: un chiquitín muy nalgón y con máscara de rata, es decir, de Carlos Salinas. Y esto se repetía en una y otra esquina.

    Eva entonces me envió un post en el que José Saramago, premio Nobel de Literatura en 1998, dice: “La riqueza puede venir por el trabajo de uno, por herencia, porque uno es rico porque lo ha sido siempre. Pero lo que a mí me parece es que no tiene sentido… Deberíamos hacer algo por una mejor distribución de la riqueza, pero es que no podemos”.

    El portugués es autor de Todos los nombres y de otros cuarenta libros en los que nos muestra que la naturaleza humana tiene muchos bemoles y algunos sostenidos. Lo leí fascinado en los primeros años de este siglo. Si tuviera que escoger uno de ellos, sería El año de la muerte de Ricardo Reis, una oda al gran Fernando Pessoa. Saramago, el escritor que en vez de guion de diálogo y punto seguido da fluidez a sus textos con la coma, comenta: “Hace tres años o algo así, en Estados Unidos enviaron a Marte en un cohete un aparato para saber cómo son las rocas. Nosotros nos quedamos asombrados… pues a mí me parece completamente inmoral que yo me divierta y me junte con las mejores intenciones del mundo para saber cómo son las rocas de Marte, si yo permito al mismo tiempo que en la Tierra se mueran de hambre. Es que no tiene sentido. Nada de esto tiene sentido…”.

    “Yo he dicho que no es la pornografía la que es obscena, lo que es obsceno es que, en el tiempo de hoy, con condiciones para que la gente tenga una vida digna, se pueda morir de hambre. Y se están muriendo millones de personas de hambre y de todo, de enfermedades que se podría no tener. Es decir, lo que está pasando en África, lo que está pasando en América Latina, desde México hasta la Patagonia. Los niños de la calle, todo eso. Es decir, cómo es que podemos permitirnos vivir en un mundo así”.

    ***

    En 2003, Contralínea recorrió los seis municipios más pobres de México y confirmó que los programas sociales de los gobiernos panistas de Fox y Calderón nunca llegaron a los habitantes más marginados. Cinco años después, la revista continuó con esos recorridos en Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Veracruz y Chihuahua. Muchos municipios mantenían índices de pobreza similar a los del África subsahariana.

    Todo ello derivó en un libro colectivo coordinado por Miguel Badillo, Morir en la miseria (Océano, 2009), en el que se visitan 122 municipios con un muy bajo índice de desarrollo humano. El libro relata cómo durante el periodo neoliberal los mexicanos más pobres fueron abandonados a su suerte, sin oportunidades, sin atención médica o alimentaria, sin apoyo para el campo y sin educación.

    ***

    En su libro ¡Gracias!, AMLO hace en el capítulo 9 una radiografía del país. En relación con la pobreza, asegura que “está por todas partes del país, aunque es más agobiante en las comunidades indígenas del sur y del sureste. Hay mucha pobreza en pueblos como San Juan Cancuc, Chalchihuitán y Chanal, en la zona de Los Altos en Chiapas; duele lo que sucede en muchos municipios y comunidades de Oaxaca; incluso, en la región de la costa, donde habita población afromexicana que vive en el abandono”.

    Cómo no va a estar feliz un presidente que ha sentado las bases para lograr una transformación a partir de la cual casi nueve millones de mexicanos han podido salir del umbral económico más bajo entre 2020 y 2022. Según el Coneval, México redujo la pobreza en 16 puntos porcentuales.

  • DERECHO A LA SALUD

    DERECHO A LA SALUD

    1 de septiembre de 2023. Andrés Manuel López Obrador luce feliz mientras rinde su quinto informe de gobierno. Le sienta bien el trópico. Es un viernes caluroso el de Campeche, lo que le permite vestir una guayabera blanca con motivos rojos. En referencia a los trabajadores de la salud, dice lo siguiente: “Ya está funcionando el plan IMSS-Bienestar en 18 estados para garantizar atención de calidad, sin distingos, con médicos generales, enfermeras, especialistas, medicamentos, estudios, intervenciones quirúrgicas; todo ello, de manera gratuita. Vamos a garantizar el derecho a la salud a todos los mexicanos, porque no puede ser la salud un privilegio, es un derecho de todos los mexicanos, es un derecho humano que vamos a cumplir”.

    “Nos dejaron en el suelo todo el sistema de salud y había que limpiar de corrupción todo lo relacionado con la salud […], sobre todo en la compra de medicamentos: diez distribuidores –ni siquiera laboratorios o fabricantes– se quedaban con contratos para venderle a las instituciones de salud del gobierno 100 mil millones de pesos al año. Diez empresas tenían el control completo, absoluto. No se podía comprar un medicamento en el extranjero, no lo permitía la ley”.

    ***

    El gobierno de la 4T tuvo que superar un sinnúmero de dificultades y obstáculos, y un cerco mediático redujo todo a una supuesta ineficacia al comprar medicamentos, pero hay que entender lo que significó el cártel de las medicinas. Nada mejor que las palabras de Raquel Buenrostro, entonces oficial mayor de Hacienda, las cuales parafraseo, por razones de espacio:

    1. El gobierno prianista gastaba 100 mil millones de dinero público al año en cuatro empresas que no eran laboratorios, sino distribuidoras de medicinas.

    2. Los contratos se hacían con los dueños de estas compañías, como la de la familia de Roberto Madrazo, dueña de Latinus, por no hablar de la empresa que monopolizaba los medicamentos contra el cáncer: PISA.

    3. Había contratos firmados hasta para el 2019, pero no se cumplieron. La escasez la provocaron ellos.

    4. Javier Duarte, exgobernador de Veracruz, nunca pagó a los laboratorios; todo se lo robó. Entonces, nosotros compramos las medicinas para entregarlas directamente.

    5. Nerviosos, los proveedores dejaron de surtir los medicamentos al IMSS y al ISSSTE, pretextando un inexistente problema con la compra consolidada.

    6. PISA entregó medicamentos contaminados y murieron niños en Puebla y Jalisco. La Cofepris cerró los laboratorios de esa empr0esa. Mientras dejaban de suministrar los oncológicos, convocaron a una marcha contra un desabasto que iba a existir después, ¡pues destruyeron los medicamentos!

    7. Los empresarios se coludieron con los hospitales. Cuando pudimos comprar los medicamentos en Francia, paramilitares robaron algunos y amenazaron a los choferes para que no denunciaran. El director de un hospital tenía cuatro meses escondiendo un medicamento. Muchos médicos están en la cárcel.

    8. Uno de los médicos puso por escrito que sí tenía medicinas, aunque llevaba cuatro meses sin suministrarlas. No fue procesado porque aquí viene el problema de la impunidad del Poder Judicial. Cesado sí está, junto con varios médicos.

    8. Desde la Oficialía Mayor de la Secretaría de Economía convocamos a todos los médicos dedicados al cáncer. Les hablé fuerte porque no hacían solicitudes de compra: “Ustedes fueron los que hicieron el juramento hipocrático, no yo. Los asesinos son ustedes”. Entonces, se ofendieron.

    9. Tragicomedia en un acto:

    Raquel Buenrostro y Alejandro Mohar, coordinador de los hospitales, se dirigen al coche de esta en el estacionamiento. Los aborda el director de un Oncológico.

    DIRECTOR: Alejandro, PISA quiere hablar contigo.

    MOHAR: Nomás acompaño a Raquel a su coche.

    DIRECTOR: PISA quiere hablar contigo porque le urge (le pasa el teléfono).

    MOHAR: ¿Sabes quién es ella? Nos va a meter a la cárcel.

    DIRECTOR: Alejandro, es que a las ocho, Cofepris va a hacer una redada en PISA para tomar los medicamentos, y necesitamos sacar los 20 mil viales del medicamento (un vial sirve para muchos tratamientos; era prácticamente el consumo anual de todo el país). PISA quiere que tú le digas dónde los guarda.

    MOHAR: Estás pendejo, lárgate. Ahorita te veo.

    BUENROSTRO: ¿Te cae, Alejandro, que no vamos a hablar de lo que acaba de pasar?

    MOHAR: Pero, ¿qué pasó?

    Nos hicimos de palabras.

    MOHAR: Es que tú todavía estás empezando en este gobierno. No sabes cómo es el tejemaneje. Te vas a acostumbrar, y te va a gustar… Así que no te preocupes. Si quieres, luego hablamos de esto.

    BUENROSTRO: Alejandro, si en la redada no hay viales, tú vas a estar en la cárcel pasado mañana. Se hizo la redada y ya nada más había 17 mil viales. Faltaban 3 mil.

    Y los 3 mil aparecieron al día siguiente. En una conferencia de prensa, Alejandro Mohar y el director del Pediátrico dijeron que tenían viales gracias a que ellos no estaban en las compras consolidadas. Por eso no se debían aprobar esas compras.

    ***

    De acuerdo con Fabrizio Mejía Madrid, “lo que Raquel Buenrostro relata es un entramado de empresas privadas monopólicas, directores de hospitales y grupos paramilitares. Le faltó el cuarto componente: los medios de comunicación como El Universal, El Financiero, Reforma, Latinus, que sostuvieron hasta el final que el desabasto de medicinas era por la ineficiencia del gobierno para comprar”.

    ***

    1 de agosto de 2023. “Uno de los cárteles más lucrativos que hemos enfrentado –dice el presidente– es el cártel de las medicinas. Estamos hablando de miles de millones de pesos que se robaban. Increíble, se robaban hasta el dinero de las medicinas. Pero también era mucho, como 200 mil millones de pesos al año, entre medicamentos, equipos, y todo esto lo manejaba un grupo de traficantes de influencia y de políticos corruptos. […] ¿Cuál es el peor? Diría: Son iguales. Porque la delincuencia de cuello blanco, entre otros males, no pierde ni siquiera su respetabilidad; se hacen pasar como empresarios, como hombres de negocios y, por el lucro, causan daño a la sociedad”.

  • EL DESCALIFICADOR

    EL DESCALIFICADOR

    6 de abril de 2024. El Centro Histórico de la Ciudad de México es historia viva. La gente que camina parece no advertir que, desde lo alto, la Torre Latinoamericana observa los palacios neoclásicos o eclécticos: el de Bellas Artes, el de Minería, la Quinta Casa de Correos. Justamente a un costado del emblemático rascacielos construido en 1956 se presenta este sábado el libro de mi amigo, una obra que es mucho más de lo que piensa uno de sus presentadores, H., un intelectual algo conocido que se dice de izquierda y que reduce a su mínima expresión la obra que presenta. El libro tiene 600 páginas que incluyen artículos, ensayos, textos estupendamente escritos acerca del arte, la pintura, la literatura, la política, la historia de México… Una frase ahí incluida –a mi juicio, errónea– señala que el obradorismo es “la fase superior del priismo”, y ello ha dado pie a que el sujeto cuyo nombre no vale la pena mencionar comience a emitir una serie de descalificaciones de estos más de cinco años del gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

    Ya antes, durante sus veinte minutos de participación –que, estoy seguro, alargó bastante–, había estado hablando de él mismo, luego de él mismo y más adelante de él mismo: que si es un sobreviviente del 68, que si conoció a José Revueltas, a quien iba a visitar a Lecumberri, que si esto, que si lo otro… Después, no tuvo empacho en contradecir algunos datos que el autor profiere en sus textos. “No –decía–, el primer impresor en la Nueva España no fue Juan Pablos, sino…”. Etcétera.

    Luego, habló de unos puntos buenos del libro, el cual seguramente no leyó, pues solo acertó en decir algo así como “qué bueno que incluiste a Judith Reyes, la gran cantante tamaulipeca”. “Y a Revueltas”. Etcétera. Ningún argumento. Nada.

    Entonces, la frase aquella sobre el obradorismo le permitió “lucirse”:

    “Este gobierno dijo que primero los pobres, pero con la 4T los ricos han ganado más dinero que nunca”. (Claro que no importa que se haya sacado a nueve millones de personas de la pobreza. Eso es lo de menos).

    “No puede ser que una persona quiera que todos pensemos igual que él”. (AMLO ha dicho muchas veces que es muy bueno que haya distintas formas de pensar porque eso hace la democracia).

    “El presidente habló muy mal de las mujeres que marcharon un ocho de marzo”. (No dio mayor contexto; tampoco dijo que no ha habido un gabinete con más mujeres que el que él preside).

    “Está bien lo de las pensiones para adultos mayores, pero es con nuestros impuestos…”. (Sin duda cobra los tres mil pesotes al mes que ningún otro gobierno le hubiera dado, así provengan de nuestros impuestos).

    Después habló de la política de “abrazos, no balazos” (sin entender que se trata solo de una frase descriptiva que significa, en dos palabras, “no a la guerra”). Escupió algo sobre las medicinas y los niños con cáncer, los libros de texto (uf).

    El hombre seguía y seguía hasta que un bendito camión de la basura con la radio encendida, escandaloso, apagó su voz (y no sé por qué no se lo llevó a él). No resistí y dije fuerte: “Para que no ande hablando mal del Peje”. No me oyó, pero varias miradas cómplices se rieron de él conmigo.

    Terminó hablando de la militarización (pero nada dijo de Calderón o Peña y mucho menos de la construcción de aeropuertos y trenes a cargo de los ingenieros militares).

    Por respeto a mi amigo, no tomé la palabra. 

    ***

    Valentina, una niña que vive en Guadalupe Victoria, Oaxaca, descubre que su padre ha muerto y debe reaprender la vida sin él; entonces, comienza por conocer su lengua: el mixteco. Valentina o la serenidad, segundo largometraje de Ángeles Cruz, fue apoyado por el Programa de Fomento al Cine Mexicano, mejor conocido como Focine. Es uno de tantos, pues hasta 2023 se había superado en 26 % el apoyo al cine de los sexenios anteriores. Se han producido más películas que nunca: 522 películas mexicanas con apoyo del gobierno federal.

    Decir que se está destruyendo el cine y la cultura es una mentira más de los conservadores. Ahora se hace cine en 31 lenguas indígenas y centroamericanas. Ahora hay dos nuevas cinetecas: la de las Artes y, a punto de abrir sus puertas, la de Chapultepec; el nuevo canal Mx Nuestro Cine 22.2, y la plataforma digital FilminLatino.

    Dice Alejandra Frausto, la secretaria de Cultura: “En México, la cultura dejó de ser privilegio de unos para ejercerse como un derecho de todos”.

    El proyecto Chapultepec, Naturaleza y Cultura es un espacio público para el arte y la naturaleza. Se han recuperado museos, así como el patrimonio histórico y arqueológico. El Complejo Cultural Los Pinos es ahora un espacio para la cultura que ha recibido a más de 10 millones de visitantes.

    ***

    15 de enero de 2024. El presidente está en Chichén Itzá. “La boca del pozo de los brujos del agua” es, según la Unesco, patrimonio de la humanidad.

    “México, si no es la potencia cultural más importante del mundo, está entre las más importantes”. Emocionado, afirma que la gran reserva de valores culturales y morales ha salvado al país de circunstancias muy difíciles.

    “Esta es la prueba fehaciente –no hace falta ninguna prueba documental– del esplendor civilizatorio de las culturas prehispánicas y de lo que hemos heredado los mexicanos”.

    ***

    Alejandra Frausto concluye: “Uno de los propósitos del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, fue transformar la cultura en un derecho, que la cultura se sintiera cercana a la gente, que no se sintiera como un proceso de élite o privilegios […]. Eso es parte de lo que hemos trabajado cada día, ir incrementando la posibilidad de que la mayoría acceda a la cultura, para reconocer sus propias raíces culturales como parte fundamental del desarrollo de las comunidades y de los pueblos. Eso nos ha colocado en un lugar muy importante en el mundo”.

  • EL SILENCIO, EL GRITO Y EL POETA

    EL SILENCIO, EL GRITO Y EL POETA

    24 de abril de 2005. López Obrador se traslada en un carro modesto. La gente lo aclama. Un hombre le dice que ya hay que bajar. Es la marcha del silencio contra el desafuero. Hay muchos jóvenes que hoy ya no lo son. Muchos caminan. “Obrador, Obrador”, es el grito unánime. El hombre, el luchador social que desciende del auto, tiene la cabellera gris. Aún no es el “Cabecita de Algodón”, como le llaman ahora. Va bien peinado, lleva un corte reciente y el “gallito” de siempre. “Bravo, paisano”, le grita un tabasqueño.

    “Andrés, Andrés”, se escucha fuerte. López Obrador es ya un fenómeno social. Mientras camina, saluda a la gente. Algunos intentan abrazarlo. Rompen la cadena humana. Una señora le manda besos; es humilde, como muchos.

    Andrés Manuel se reúne con los demás políticos. Alejandro Encinas, quien se quedaría a cargo del Gobierno de la Ciudad de México; Leonel Godoy; Pablo Gómez se agacha para recoger algo y abrir camino a ese grupo de políticos que muy pronto será traicionado y tendrá que dejar el Sol Azteca y el color amarillo. Tal vez lo que estaba en el suelo era la reputación de alguno de los Chuchos, como Jesús Zambrano, que más temprano que tarde intentará destruir el movimiento, claro que infructuosamente, pues la Cuarta Transformación será algo grande, un fenómeno mundial. Y es que en México estamos acostumbrados a ser ejemplo en el mundo: lo fuimos con la Revolución mexicana, la primera gran revolución del siglo XX; con la Reforma, de la mano de Benito Juárez, el primer presidente indígena; con la Independencia, que comenzó con un grito y terminó con el dominio español.

    La marcha del silencio es un escándalo: “Andrés, amigo, el pueblo está contigo”. “No estás solo, no está solo”. Jesús Ortega se postra a la derecha del grupo y así seguirá cuando se sume al Pacto por México y traicione el movimiento en favor de los pobres.

    “No nos robarán la esperanza”, dice un cartel. La gente canta: “Andrés, aguanta, el pueblo se levanta”. “Peje, amigo, el pueblo está contigo”. “Obrador, Obrador…”.

    Llega la banda y no puedo sino pensar en las bandas sinaloenses hoy en rebelión contra la oligarquía, esa palabra que el INE ha censurado, pues no se puede hablar de ella en las conferencias matutinas. El Peje, el amigo, es el mismo a quien le robaron la presidencia dos veces. En realidad nos la robaron a todos, y tuvimos que esperar años.

    Siguen llegando distintas organizaciones, como la de los conjuntos musicales del centro histórico. Todos pensamos que Andrés Manuel López Obrador será presidente. Y lo será, solo que 12 años después, pues se nos vino encima el fraude de 2006 y, después, el de 2012, todavía más organizado, con el señuelo de Televisa y sus actores de pacotilla, con tarjetas y dinero a pasto.

    “¿Cuándo la vida nos dará un respiro?”, me preguntaba entonces… “El desafuero fue idea de un chiquillo y su chiquilla”, dice otro cartel. Y casi puedo oler el copal y escuchar la música: el caracol y la flauta.

    Caminamos por avenida Chapultepec, Reforma, avenida Juárez. Y ahora estamos frente al Monumento a la Revolución. Después, el Caballito que parece trotar. La marcha del silencio es un escándalo. Irrumpen los cohetones. “Ese apoyo sí se ve”. “¿Dónde está la delegación Xochimilco?”. “Bienvenidos, hermanos de Veracruz”. “Somos cientos de miles los que vamos a estar aquí, de Parácuaro, Tlanepantla, Morelos”. “Ese apoyo sí se ve”. “Desafuero primero a todos los culeros”.

    Miro a la gente que camina. Los mexicanos hemos comenzado a engordar. Dentro de 19 años, en 2024, el colesterol y los triglicéridos estarán por las nubes. Tendremos diabetes. ¿Qué nos ha pasado? La falta de políticas públicas de prevención de la salud nos ha hecho gordos. Gracias, Bimbo; gracias, Sabritas y Coca Cola. En tres lustros pagaremos el precio, tendremos comorbilidades y estaremos con mayor riesgo de morir en la pandemia por covid-19. Y es que en los 35 años de neoliberalismo lo único que importó en este país fue el dinero, pero el dinero de unos cuantos.

    Esta gran movilización desbarató el desafuero, pues el Peje pudo competir por la Presidencia, pero la oligarquía –de la que el presidente no puede ahora hablar– tenía otros planes. Se gestaba ya el gran fraude.

    “Sacaremos a Vicente de Los Pinos, de Los Pinos sacaremos a ese güey”. “Fox, culero, toma tu desafuero”. Un hombre con máscara de López Obrador es cargado en hombros por otro hombre vestido de amarillo y uno más con disfraz de diablo. La joven con corona de olivos bosteza; es muy pequeña para tanto trajín. El gentío persigue al verdadero Peje, quien se acerca al estrado. Mientras sube, se escuchan los aplausos. La marcha del silencio es un escándalo: el griterío es descomunal. Los asistentes han llenado el Zócalo y las calles aledañas.

    Andrés Manuel se disculpa porque no hablará de corrido: “Me voy a llevar un tiempo”. Y comienza a hablar.

    ***

    “Hay veces que duele tener la razón. Si antes todo iba mal, ahora todo ha empeorado. Ahí está el caso de las llamadas reformas estructurales. Por ejemplo, dijeron que iba a bajar el precio de la gasolina, de la luz, y fue lo contrario… Mintieron. Pero muchos no han perdido la fe y tenemos la fórmula: si acabamos con la corrupción en el gobierno, habrá bienestar y seguridad para todos”.

    ***

    La lucha de Andrés Manuel por un México más justo no lleva 19 años ni aun 24 (cuando fue electo para la Jefatura del Gobierno del Distrito Federal). Tampoco los 36 años que han pasado desde que intentó ser gobernador de Tabasco por primera vez. Como narra en su libro ¡Gracias!, el ahora presidente apoyó al poeta Carlos Pellicer en 1976 cuando quiso ser el “senador de los chontales”. El presidente ha luchado ya casi 50 años y, al respecto, escribe: “Creo que mi maestro se sentiría orgulloso de saber que, en su tierra, en su agua y en todo el país, seguimos trabajando con la misma convicción de siempre: no hacerle mal a nadie y atender de manera preferente a los pobres y a los olvidados de México”.