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  • El Edén Subvertido: Reflexiones sobre la lucha y la identidad en el territorio de Ricardo Flores Magón

    El Edén Subvertido: Reflexiones sobre la lucha y la identidad en el territorio de Ricardo Flores Magón

    TRIAGE

    Por: Alexandro Guerrero

    El Edén subvertido, un documental de estreno sobre la realidad social reciente en el pueblo originario donde nació Ricardo Flores Magón, de quien se conmemoró en días recientes su aniversario luctuoso.

    El cine político mexicano y el cine social específicamente desde el género documental, tienen en la actualidad una enorme necesidad de mística y de planteamiento psicogeográfico , dada la complejidad de perspectivas falsas y no que nos aprisionan. Decía el Maestro Xavier Robles que el cine político reciente, que indaga desde lo histórico el mostrarnos algún conflicto importante y no lejano, recurría a la mentira desde el momento en que decidía abrazar el melodrama. En el caso de “El Edén subvertido”, Arturo Díaz Santana su director y guionista, mismo que se desarrolla precisamente en el lugar del nacimiento de los Flores Magón, (San Antonio Eloxochitlán, Oaxaca, México), nos brinda una posibilidad de ubicar desde la condensación de lo mítico trágico, una confrontación que implica (universalizando desde el modelo de infinidad de mitos del origen), vínculos cercanos dentro de una comunidad en torno a la disputa por el poder, el territorio y por la capacidad de ordenamientos de la justicia corrompida, apuntalada contra lo autonómico.

    En “El Edén subvertido” se muestra la complejidad y fragilidad de la libertad humana planteado con atención bien estructurada frente al reloj implacable que nos sacude y oprime ante un hecho de cárcel política. Un tiempo pasa y se percibe para los oprimidos y otro para el bando opresor. Es también una reflexión documental sobre los tiempos internos, externos, históricos y en tensiones que reconfiguran y cuestionan lo simbólico como nación, como estado cuestionado. No se pone sobre la mesa la redención de un protagonista, si no la inexorable desintegración social y familiar además de la degradación política en el capitalismo tardío. El protagonista es el territorio y los cuerpos en el territorio son su trayectoria atormentada hasta llegar al hecho de sangre.

    El paisaje bucólico observado por el mismo Ricardo Flores Magón a modo de pensamiento estatua pero sobre todo de gesto social, genera no una reflexión lineal al elegir el orden de sus pensamientos como escripto-consigna a cuadro; Provoca una consecuencia de significado amplio, de corifeo cuando la realidad en la línea de tiempo marcada a la comunidad, deviene en un plano casi medieval. Al mismo tiempo la localidad situada en un enclave mágico y etéreo además de tiempo suspendido en espiral que no termina, redimirá y levantará puntual la voz fundacional del magonismo como pensamiento ético y principio humano.

    Es una guerra eterna como metáfora lo que se vive en Eloxochitlán y no puede quedar fuera del contexto de procesos de fascistización en que estamos insertos. La cotidianidad de los relatos y el modo en que encarnan ante la cámara las referencias y los rescoldos del conflicto que se plantea, implican otra tensión tan temprana como latente tras la libertad urgente y específica que debe resolverse a lo largo del filme, pero que precede a otra lucha que ha de llegar: “Porque cualquiera que esté una pulgada arriba de nosotros es enemigo”. Escribió el oaxaqueño.

    SINOPSIS: La discordia recorre el pueblo originario en donde nació Ricardo Flores Magón. La fractura social de este lugar llamado Nguixó, es contada a través de sus habitantes, quienes exploran las dinámicas sociales, políticas y religiosas, teñidas por la política contemporánea. En el centro del relato quedan sus tradiciones, usos y costumbres, y la vigencia del pensamiento de Ricardo Flores Magón, que aún campea en el imaginario colectivo-. En Eloxochitlán de Flores Magón, las montañas de la Sierra Mazateca resguardan una riqueza cultural y lingüística que convive con profundas tensiones comunitarias: “El edén subvertido se adentra en este universo donde las tradiciones, los rituales y los usos y costumbres marcan la vida cotidiana de sus habitantes, al tiempo que revelan las fracturas que atraviesan a la comunidad”.

    Hay un carácter épico en el documental bien logrado a pesar de las dificultades que implica tomar los aspectos que exige la estética del documental mismo. La carga ideológica y política de lo que no se puede sustraer implica la figura de Ricardo Flores Magón como reflexión ante las batallas políticas , ideológicas, contra hegemónicas, partidistas, comunitarias, estéticas y específicamente las que implican a los paradigmas históricos como vínculos instrumentalizantes.

    Arturo Díaz Santana: Director y guionista mexicano, es egresado de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (ENAC-UNAM). Su trabajo se centra en el documental como espacio de memoria, identidad y resistencia cultural. Ha dirigido más de treinta cortometrajes y dos largometrajes documentales: Rita, el documental (2018), nominado al Premio Ariel a Mejor Largometraje Documental, y El edén subvertido (2025), que explora las fracturas sociales y culturales en el pueblo natal de Ricardo Flores Magón, en la Sierra Mazateca de Oaxaca. Además de su labor creativa, se desempeña como docente universitario en áreas de cine y narrativas audiovisuales.

    La política del olvido también a se utiliza como camuflaje de reivindicación. Muy lejos del panfleto y más cerca de una poesía subversiva, ajeno a la propaganda y sumamente complejo en lo que a fin de cuentas y selectivamente decide Arturo Díaz Santana exponer a cuadro; se plantea un cine liberador comprometido con un nivel de muchos que a lo largo de la historia pudiéramos allanar o definir como presencia de la ausencia aún más presente al buscar silenciarla, también es un ejercicio de arqueología de la modernidad como dialéctica si le damos la perspectiva sin forzamiento de cine antropológico.

    Es cine de la memoria a largo plazo y al mismo tiempo de referentes inmediatos y dolorosos; El Edén subvertido no solo nos expone junto con la figura de Ricardo Flores Magón nos interroga sin ambages.

    El Edén Subvertido: Arturo Díaz Santana: Guión y dirección; Víctor Hugo Jiménez: Producción; Jaisiel Hernández Máynez: Fotografía ( De orden notable y detonador ), crédito compartido con Sergio Matamoros también fotógrafo y Manuel Castro Rosas en la foto adicional. Sabino Alba Pulido en la edición y Carlos Arriaga, posproducción. Especial mención implica al Maestro Aldo Max en la música, por la resolución desde lo incidental como ritual conceptual. En los momentos de más dificultad en lo anecdótico, sostiene desde lo inmersivo. https://www.arturodiazsantana.com/film/el-eden-subvertido/

  • Los Flores Magón y la Constitución de 1917

    Los Flores Magón y la Constitución de 1917

    Las convicciones políticas y principios que sostuvieron los hermanos Jesús, Enrique y Ricardo-hasta sus últimas consecuencias-, fueron el principal legado que recibieron de sus padres:  Teodoro Flores y Margarita Magón. Durante la intervención francesa, la pareja se conoció entre la polvareda letal del sitio de Puebla (1863) y coincidieron en esa cita histórica como fervientes partidarios de la defensa de la República; más tarde -siendo ambos viudos-, se juntaron en la comunidad de San Antonio Eloxochitlan, en los límites de Puebla y Oaxaca, y tuvieron a sus tres hijos varones. Sin salir de la pobreza material, llevaron desde pequeños a sus hijos a vivir a la Ciudad de México, donde tuvieron la oportunidad de estudiar, posibilidad que no existía en la región mazateca.

    Por la raíz india de su padre y por la firmeza de su madre, ellos crecieron en una familia que siempre reivindicó pertenecer al pueblo oprimido, no es extraño que sus hijos se sintieron orgullosos de estas raíces populares. Al tiempo que estudiaron leyes para defender al pueblo, su padre un veterano partidario de la causa liberal de Benito Juárez, reivindicó el origen indio de su cultura política y les enseñó a sus hijos a apreciar los valores comunitarios que despreciaban la vulgar acumulación de riqueza y buscaban en todos los actos de la vida el bienestar colectivo. Éstas fueron sus convicciones más profundas, mismas con las que comenzaron a unirse a las manifestaciones estudiantiles en contra de las continuas reelecciones de Porfirio Díaz, y con las transitaron a practicar el periodismo como táctica de lucha para denunciar a la dictadura.

    En 1892, el joven Ricardo cayó por primera vez en la cárcel, casi al mismo tiempo que comenzó a redactar artículos de denuncia en El Demócrata de Joaquín Clausell. Más tarde, los hermanos Flores Magón fundaron su propio diario: Regeneración, hasta que fue clausurado y pasaron aparticipar activamente en El Hijo del Ahuizote que ilustraba el maestro José Guadalupe Posadas. Desde la redacción denunciaron: “La Constitución (de 1857) ha muerto” y arreció la persecución contra ellos y se sumaron más estancias en la cárcel; hasta que abiertamente se prohibió la publicación de cualquier texto firmado por los hermanos Flores Magón, o la impresión de cualquier periódico en contra del régimen.

    El exilio fue obligado para salvarse de las ordenes de hacerlos callar.  A partir de 1904 su activismo se trasladó a los Estados Unidos para desde ahí volver a publicar Regeneración, y hacerlo llegar de contrabando a todos los rincones del país.  Con este medio de denuncia, información y organización se formaron los dirigentes de las huelgas precursoras de Cananea y Río Blanco, así como los futuros dirigentes y militares que participaran en la Revolución armada. 

    En 1905, Enrique y Ricardo desde el exilio, auspiciaron y organizaron el Partido Liberal Mexicano que publicó su primer Programa en 1906, a partir de recopilar los problemas y las necesidades que le hicieron llegar a la junta redactora todos los suscriptores de Regeneración. El Programa del PLM plasmó y ordenó muchas de las demandas más sentidas del pueblo de México, y fue el antecedente directo de ideario social y político que sostuvieron los revolucionarios más radicales en la Constitución de 1917.

    Ricardo Flores Magón es el más ferviente sembrador de la lucha revolucionaria, alejado de su tierra y hasta de su hermano mayor, estuvo presente a partir de sus ideas en los años convulsos en que la revolución cambió el rostro más oscuro de México, que tenía forma de explotación, servidumbre y esclavitud. Pero él nunca renunció a la acción, pues hizo constantes llamados a la revuelta y levantarse en armas, que tuvieron resultados con las tomas de Mexicali y Tijuana en 1911. Por sus ideas de avanzada que desarrolló durante el exilio y las constantes estancias en prisión, se terminó por convertir en un referente mundial de las reivindicaciones socialistas y anarquistas, pero que nunca renegó de la fuerte raíz libertaría que ya existían en nuestras tradiciones más profundas. Los hermanos Flores Magón son los precursores intelectuales y en la praxis de la revolución social más grande de América en el siglo XX.

    Hoy es preciso recordar las palabras de Ricardo Flores Magón: “El derecho de rebelión es sagrado porque su ejercicio es indispensable para romper los obstáculos que se oponen al derecho de vivir. Rebeldía, grita la mariposa al romper el capullo que la aprisiona; rebeldía, grita la yema al desgarrar la recia corteza que le cierra el paso; rebeldía, grita el grano en el surco al agrietar la tierra para recibir los rayos del sol; rebeldía, grita el tierno ser humano al desgarrar las entrañas maternas; rebeldía, grita el pueblo cuando se pone de pie para aplastar a tiranos y explotadores. La rebeldía es la vida; la sumisión es la muerte”.

    No se podría explicar la Constitución de 1917 sin las aportaciones programáticas del PLM, cómo cada 5 de febrero aniversario de su promulgación, debemos reivindicar la lucha de aquellas mujeres y hombres, que cómo los hermanos Flores Magón hicieron de su vida le génesis de un nuevo orden legal, fundado en las respuestas a las demandas de los desfavorecidos, y en un futuro guiado por la utopía. Por ello en las marchas disidentes de los años noventa el pueblo de México coreaba: “Primera lección, defender la Constitución”.

  • 2024, será declarado el año de Felipe Carrillo Puerto: AMLO

    2024, será declarado el año de Felipe Carrillo Puerto: AMLO

    En la conferencia matutina, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que 2024 será el año de Felipe Carrillo Puerto.

    En la conferencia mañanera de Palacio Nacional, el mandatario dijo que el último año de su gobierno será dedicado al llamado “apóstol de la raza”.

    Carrillo Puerto fue un caudillo de la Revolución y gobernador de Yucatán de 1922 a 1924. Se le reconoce por su defensa a los derechos del pueblo y la cultura maya.

    El reconocimiento de este personaje se dará justo después de la inauguración del Tren Maya y en el marco de la consolidación del proyecto con la apertura de los aeropuertos de Chetumal y Tulum.

    2023 de Francisco Villa

    Por decreto presidencial se declaró que el 2023 sea el año dedicado al revolucionario duranguense, Francisco Villa, por lo que su imagen y leyenda aparecerán en todos los documentos oficiales, así como en la pantalla del Salón Tesorería de Palacio Nacional y los escenarios donde el presidente pronuncie mensajes oficiales.

    Doroteo Arango y Arámbula, nombre real de Francisco Villa, fue uno de los personajes más importantes de la Revolución Mexicana, nació el 5 de julio de 1878 en la Hacienda de Río Grande, hoy conocida como el rancho La Coyotada, municipio de San Juan del Río, Durango.  

    Luchó al frente de la División del Norte, uno de los pilares de este movimiento a favor del pueblo. Su participación militar fue decisiva para la derrota del régimen del entonces presidente Victoriano Huerta.

    2022 de Ricardo Flores Magón

    El año 2022 estuvo dedicado a Ricardo Flores Magón, fue un político y periodista mexicano al que se considera precursor de la Revolución Mexicana.

     Su figura ha quedado como la de uno de los luchadores más íntegros y consecuentes con la causa de los trabajadores durante los tiempos de la Revolución. Infatigable e insobornable, su pensamiento y su lucha inspiraron muchas de las conquistas obreras y algunos derechos que quedarían recogidos en la constitución mexicana.

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  • Un estudiante llamado Ricardo Flores Magón

    Un estudiante llamado Ricardo Flores Magón

    A fines del siglo XIX Ricardo Flores Magón ya era un legendario dirigente estudiantil. Solo tenía 17 años cuando en 1892 participó en las movilizaciones estudiantiles contra la tercera reelección de Porfirio Díaz en la presidencia de México. El originario del pueblo de San Antonio Eloxochitlán, Oaxaca enclavado en la sierra mazateca había llegado desde niño a la Ciudad de México con todo un legado de la cosmovisión indígena a cuestas, para posteriormente estudiar leyes en la Escuela Nacional de Jurisprudencia.

    Su formación política inicial no solo devino de la educación básica curricular -sino esencialmente de las enseñanzas de su padre, quien amaba la tierra, su comunidad y los frutos colectivos y compartidos-, Teodoro Flores fue un militar mestizo de raíces indígenas que combatió en la guerra contra la intervención estadounidense, con el grado de teniente coronel, bajo el mando inspirador del presidente Benito Juárez García. Quizá por ese profundo amor a la Patria que le inculcó su padre, quien ofrendó su vida en la defensa de la soberanía contra el intervencionismo apoyado ingratamente por los conservadores, es que Ricardo Flores Magón desde sus primeros pasos participó en el despertar de los jóvenes estudiantes contra el tirano.

    La primavera democrática que calentó el movimiento estudiantil de 1892, como un gran ejercicio de participación popular promovido por los jóvenes contra la reelección de Porfirio Díaz; en el que Ricardo Flores Magón y su hermano Jesús tuvieron una destacada presencia junto con cientos de estudiantes que al calor de estas batallas se iniciaron en la militancia política, informando, elaborando manifiestos, repartiendo periódicos, trabajando en brigadas y logrando la organización popular para la movilización; tuvo como respuesta la represión, y Ricardo estuvo a punto de ser fusilado sino es porque la propia masa radicalizada tuvo un último filo para resguardarlo. No obstante, este fue el año en que Ricardo Flores Magón pisó por primera vez la cárcel, donde pasó un total de 22 años en periodos intermitentes de su vida, como un asiduo frecuente a las rejas debido a nunca claudicar de sus ideas políticas.

    Un estudiante llamado Ricardo Flores Magón comprendió a la luz del movimiento, que la formación política es resultado de la praxis colectiva de comunicarse con el pueblo y lograr su concientización; de ahí también se adentra en la labor periodística dimensionando la magnitud del poder de la pluma contra las injusticias. Del análisis y descripción de aquel momento negro en la historia nacional que correspondió a nueva reelección del Dictador en 1892, Flores Magón comparte una de sus frases icónicas: “Los hombres de nivel moral más bajo, ocupaban en el Gobierno los puestos más altos”. 

    En el texto Apuntes para la historia. Mi primera prisión, Ricardo Flores Magón narra desde la cárcel del entonces “Condado de Los Ángeles, California”, la memoria de aquel 1892, que recupera y publica el 18 de mayo de 1908, como objeción de su propia historia personal, pues tres días había escrito y desplegado a la opinión pública un nuevo manifiesto del Partido Liberal Mexicano, que convocaba en concreto a la insurrección para derrocar al Dictador Porfirio Díaz.

    Los Apuntes de Flores Magón sobre 1892 nos dan un panorama sobre uno de los movimientos estudiantiles y sociales fundacionales, que han estremecido la vida pública de México:

    “Algo extraño ocurría en la ciudad de México al comenzar la primavera de 1892. La gente se movía, se agitaba, como si con la entrada de la estación se hubiera desentumecido en caduco organismo de la sociedad mexicana. Vibraciones juveniles reanimaban la vieja ciudad. Las sórdidas barriadas donde se pudre física y moralmente la gente pobre, ardían en una atmósfera de protesta. Las escuelas eran otros tantos clubs donde la juventud estudiosa hablaba de los Derechos del hombre, de Libertad, de Igualdad y de Fraternidad. En los pasillos de los teatros, en los casinos, en las calles, en las plazas, en las cantinas, en las tiendas, en los tranvías se hablaba del Gobierno en tono rencoroso. Los ciudadanos lanzaban miradas torvas a los gendarmes. Los policías secretos eran designados a voces y perseguidos por la estruendosa befa de los estudiantes. A gritos se referían chascarrillos acerca de Porfirio Díaz y su mujer. Todo indicaba que la autoridad había perdido su prestigio”.

    Posteriormente sobre el transcurrir de estas jornadas que marcaron un hito en la reorganización de la oposición a la Dictadura, y la corriente histórica y social emanada del juarismo y el liberalismo, a través de las cedulas madre de la articulación militante conocidas como clubes liberales; que lograron un gran movimiento democrático que, aunque fue derrotado significó el semillero de nuevos dirigentes sociales; Flores Magón nos comparte: 

    “Los clubs organizaron una manifestación pública en contra de la reelección y se señaló la mañana del 16 de mayo para llevarla a cabo, siendo el lugar de ésta el Jardín de San Fernando. Desde temprano se vio invadida por la multitud la amplia plaza en cuyo ángulo se encuentra el panteón donde reposan los restos de Guerrero, de Zaragoza, de Juárez y otros hombres ilustres.

    “La multitud hablaba alto; se sentía la necesidad de hablar alto después de tantos años de sepulcral silencio. El sol, el bello sol mexicano derrochaba su luz y calor; los rostros se volvían con frecuencia hacia el sitio donde duermen los héroes, como para arrancar una esperanza de vida donde reina la muerte. Una gran confianza y una gran fe henchían los pechos. Los estandartes de los gremios obreros y de las escuelas ilustraban el bello conjunto con sus colores fuertes y alegres. Abajo, se agitaban las cabezas de la muchedumbre acariciadas por un soplo épico. Arriba se balanceaban los penachos de los árboles al beso de la brisa de mayo.

    “La muchedumbre, puesta en orden, comenzó a desfilar. De los balcones llovían flores. Todo México entusiasmado asistía a presenciar la manifestación. Vivas a la libertad y mueras a la tiranía brotaban de todas las gargantas. Los estandartes brillaban al sol. Las bandas de música emocionaban a la multitud con sus acordes heroicos. En cada guardacantón, en cada carro, donde quiera que hubiera algo que pudiera servir de tribuna, se encontraba un orador, ora de levita, ora de blusa, atildados unos, broncos los otros como la tempestad.

    “El cielo azul ardía en la gloria de su sol de mayo. Más de quince mil personas formaban la enorme comitiva que se dirigió al barrio populoso de la Merced. A su regreso era un río humano de más de sesenta y cinco mil personas”.

    Finalmente, ante la hora de la cruda represión porfiriana, el entonces joven estudiante Ricardo, rememora los sucesos del desenlace:

    “Comenzaba yo a dirigir al pueblo un discurso de protesta contra la Dictadura cuando dos revólveres, empuñados por manos crispadas tocaron mi pecho con sus cañones, el gatillo levantado, pronto a caer al menor movimiento que yo hiciera, truncando salvajemente mi primer ensayo tribunicio. Rodeado de esbirros fui conducido a la azotea del Palacio Municipal donde encontré a una docena de camaradas de las escuelas que también habían sido detenidos. Tenía yo entonces diecisiete años de edad y cursaba el quinto año en la Escuela Nacional Preparatoria. Mis camaradas me informaron que también mi hermano Jesús había sido arrestado y llevado, como otros muchos a una de las Comisarías de Policía. El sol vaciaba lumbre sobre aquella azotea. La sed nos producía fiebre; pero el malestar físico era ahogado por nuestro entusiasmo. Soñábamos, pensábamos en alta voz. No se nos ocultaba que podíamos ser fusilados como tantos otros; pero éramos jóvenes, éramos soñadores y el miedo no se atrevía a llamar a nuestros corazones con sus dedos fríos. Formidables policías de a caballo dejaron sus bestias en el patio del edificio y subieron a vigilarnos. Nos decían que en la noche nos “darían agua”. Los déspotas mexicanos, por un eufemismo cruel cuando decretan la muerte de alguien, dicen a los esbirros: “den su agua a ése”. El cielo, irreprochable, brillaba intensamente. La vieja y maciza Catedral proyectaba en la bóveda de añil sus regios contornos. A lo lejos el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl levantaban sus nieves al cielo, como para evitar que lo manchasen los crímenes de los hombres. Algo como el bramido del mar sacudió nuestros cuerpos haciendo volar nuestros sueños y alejarse como mariposillas blancas. Era el pueblo que rugía”. (Flores Magón, Ricardo, 1908).

    Fueron en esas hondas jornadas, donde el joven Ricardo fortaleció su visión libertaria, su perseverancia de recuperar el mundo feliz y de fraternidad que conoció en su comunidad de origen, donde no había necesidad de intermediarios ni opresores para ayudarse mutuamente y compartir el pan y los frutos de la tierra que libremente era de todos. Tierra y Libertad era el camino. 

    En la praxis del movimiento de 1892 que topó con la brutal represión de la Dictadura, Flores Magón atisbó que los derechos se conquistan, que cada anhelo del humilde pueblo es terreno de disputa contra el poderoso.