Imagina despertar una mañana y darte cuenta de que ya no hay tierra firme bajo tus pies: la sequía ha consumido tu pozo, las lluvias nunca llegaron y tu comunidad ya no puede sembrar ni cosechar. O cómo el mar, implacable, avanzó lentamente hasta que tu hogar quedó bajo agua. No es una novela; es la realidad diaria que viven millones hoy. La migración climática ya es presente, y sus cifras nos llaman a actuar urgente.
Crisis en números
- 216 millones de personas podrían desplazarse dentro de sus países para el año 2050, impulsadas por la degradación ambiental, la escasez de agua, el hambre y el aumento del nivel del mar.
- En América Latina, se estima que 17 millones estarían en esta situación hacia esa fecha.
- 60,000 personas huyen cada día de sus hogares por efectos del cambio climático; las cifras se han duplicado en la última década.
- Solo en 2023, 7.7 millones de personas quedaron desplazadas dentro de sus propios países por desastres climáticos repentinos como tormentas, inundaciones o incendios.
- El nivel del mar también amenaza: 1.23 mil millones de personas viven actualmente en zonas a menos de 10 m sobre el nivel del mar, lo que las vuelve especialmente vulnerables.
- En México, se proyecta que entre 1.4 y 6.7 millones de adultos podrían emigrar hacia EE.UU. para 2080 debido al deterioro de la productividad agrícola provocado por el cambio climático.
¿Cómo respondemos?
1. Mitigación del cambio climático
– Transición rápida hacia energías renovables (solar, eólica, geotérmica).
– Reforestación y restauración de ecosistemas como manglares y humedales, que actúan como escudos naturales contra tormentas y erosión.
– Reducción urgente de emisiones conforme a los objetivos del Acuerdo de París.
2. Adaptación comunitaria
– Implementar sistemas de riego eficiente, captación de agua de lluvia y cultivos resistentes a la sequía o salinidad.
– Crear redes de alerta temprana, refugios seguros y programas de seguros agropecuarios ajustados al clima.
– Apoyo a economías locales: turismo sostenible, producción comunitaria, cooperativas energéticas.
3. Legislación con mirada humana
– Reconocer jurídicamente a los migrantes climáticos internos, garantizando acceso a salud, educación, vivienda y empleo.
– Desarrollar un Plan Nacional de Adaptación Climática que identifique zonas vulnerables, delimite estrategias con participación de comunidades y coordine recursos.
– Establecer incentivos verdes: subsidios, microcréditos, fondos para tecnologías sostenibles en zonas rurales.
– Promover un ordenamiento territorial con justicia social, donde la relocalización de poblaciones se realice con dignidad, servicios, empleo y participación comunitaria.
– Incluir en la educación pública contenidos sobre cambio climático, migración y resiliencia.
Un último llamado
Estas cifras no están grabadas en piedra: con políticas decididas y justicia social, se podría reducir la migración climática en hasta un 80%. Pero sin acción, los desplazamientos seguirán en aumento, forzando a comunidades enteras a dejar atrás sus raíces.
El título “Nada que Perder” resume esta tragedia y nuestra invitación: actuar antes de que no quede ningún hogar que salvar.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.