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    Maratón decembrino

    El pasado 12 de diciembre, como cada año se festeja el día de la Virgen de Guadalupe. Con ese festejo se inaugura el conocido popularmente maratón Guadalupe-Reyes. Se trata de la serie de festejos decembrinos que principalmente gira en torno a la comida, porque para el mexicano no existe un “thaksgiving”, sino que toda la temporada navideña se concentra en compartir lo mucho o poco que las familias, vecinos o colonias tienen para brindarse al otro. 

    El 12 de diciembre, a donde vayas las calles, capillas, mercados, empresas se convierten en altares temporales para dar gracias a nuestra Tonantzin representada en la Virgen de Guadalupe, pero también representa la esperanza y anhelo de que el siguiente año pueda irnos mejor. Este año, por casualidad pasé a comprar algo al mercado que tengo cerca, los locatarios y consumidores estaban terminando de oficiar la misa a la Virgen, de pronto ya no me dejaron salir sin pasar por mi correspondiente atole y pan para acompañarlos en su festejo. 

    Para el mexicano compartir la comida es señal de un gesto desprendido que simboliza la oportunidad de que ese compartir se convierta en un bumerang que retorne prosperidad. Ese viernes, uno de los amigos de la familia nos invitó a su conmemoración, un convivio comunitario en donde la familia y los amigos se reúnen para festejar a La Guadalupana. Después de la comida se cantaron las mañanitas y una que otra pieza musical alusiva al festejo. 

    Las posadas representan algo similar, las familias se organizan y, por lo menos en Xochimilco, son grandes fiestas que se convocan masivamente para que cualquier persona. El festejo se dedica al Niñopan, una representación del niño dios que no forma parte de la iglesia católica, sino que entraña una tradición cultural de la zona. Cada posada inicia en la mañana con un desayuno para la comunidad, enseguida la misa, después la comida y la visita del niño a la Catedral de San Bernardino de Siena, la procesión y la posada. La comida se convierte en el centro de la convivencia y la mayor parte de las veces es un platillo tradicional. 

    Las cenas de navidad y año nuevo son un motivo para seguir comiendo, donde cada familia responde a su propia tradición; algunas centran el festejo la noche de navidad, para otros, gira en torno del año nuevo, pero siempre algo de comer se hace. Todo responde a eso, la posibilidad de compartir la bonanza, donde cada clan organiza algo y no importa si es creyente o no, las fechas no pasan de largo. 

    Iniciando el año podemos cortar la tradicional rosca de reyes, ya sea en familia, en el trabajo o con los amigos, todos se reúnen para ver quién va a ser el afortunado que compartirá los tamales del día de la Candelaria. Las fiestas reactivan la economía, nos invitan a convivir y nos brindan una forma de reconstruir el tejido social a partir de la conformación de comunidades donde existe alguna posibilidad de apoyo mutuo, aunque sea para ayudar al anfitrión a terminar la comida que ofrece. 

    Felices fiestas y que el año 2026 nos llene de ventura. ¡Provecho! Nos vemos cinco kilos después.