Etiqueta: Luis Piña

  • Brugada y el ejemplo de cómo reaccionar

    Brugada y el ejemplo de cómo reaccionar

    Saber responder ante las adversidades debería ser un requisito indispensable para cualquier persona que aspire a un puesto de gobierno en cualquier parte del mundo. La ineptitud de los gobernantes a menudo se mide por su incapacidad para entender y actuar ante diversas crisis.

    En 1985, el gobierno de Miguel de la Madrid se destacó por su ineficacia ante el devastador terremoto del 19 de septiembre, al igual que el regente capitalino Alfonso Corona del Rosal, de quien pocos recuerdan y muchos ni siquiera conocen. Afortunadamente, los gobiernos de Morena han demostrado saber cómo actuar ante diversas tragedias. Sin embargo, Clara Brugada ha emergido como la gobernante con la mejor respuesta a las adversidades.

    Nadie podría imaginar que, a un día de asumir el gobierno de la Ciudad de México, una lluvia atípica inundaría las alcaldías de Xochimilco, Milpa Alta y Tláhuac. Clara Brugada se encontraba despidiéndose de sus vecinos cuando esta tormenta dejó estragos en la zona sur de la capital. Las afectaciones no solo se limitaron a las inundaciones; los cultivos de flores como el cempasúchil se vieron amenazados, mientras que la feria del mole en Milpa Alta quedó bajo el agua, y en Tláhuac, la producción de romeritos, un platillo típico de la temporada decembrina, se encontraba en duda.

    Solo cuatro horas fueron necesarias para que todo el gabinete del Gobierno de la Ciudad de México se movilizara y atendiera la inundación. Aunque este tiempo podría parecer una eternidad en tales circunstancias, las condiciones climáticas, los accesos limitados a las áreas afectadas y la magnitud de la maquinaria necesaria para salvaguardar a la población hicieron que esta reacción fuera rápida y adecuada.

    El trabajo de Clara Brugada no solo la perfila como una gran gobernante por su atención inmediata a la tragedia, sino también por sus esfuerzos posteriores. Sin restarle importancia a la emergencia, la Jefa de Gobierno anunció una descentralización del gobierno capitalino, asegurando que todas las alcaldías deben contar con la maquinaria que actualmente solo está disponible en el centro de la ciudad. Cada alcaldía recibirá una representación del Gobierno de la Ciudad de México, equipada para atender cualquier desastre en menos de 30 minutos.

    Este cataclismo pluvial dejó en una situación precaria a los productores de la capital. No obstante, al día siguiente de la tragedia, Clara Brugada entregó a los productores de flores en Xochimilco un kit que les permitirá proteger sus cultivos de plagas, rescatando así la producción de cempasúchil, flor tradicional de la festividad de Día de Muertos, que se celebra en dos semanas. Además, a los productores de romeritos, que sufrieron la pérdida del 85% de su producción debido a la inundación que afectó más de 72 hectáreas de cultivo en Mixquic, la Jefa de Gobierno prometió que la zona sería rehabilitada en no más de ocho días, así como la entrega de semillas que el Gobierno de la Ciudad de México proporcionaría a los ejidatarios.

    Brugada también ha destacado por la creación de una de las mesas de trabajo más significativas: el Gabinete de Agua. Este órgano, en el que participan los tres niveles de gobierno y estados aledaños como el Estado de México, Hidalgo y Morelos, busca abordar el problema del abasto del líquido vital en la zona metropolitana. Clara Brugada aseguró que, en un plazo de 18 años, este problema quedará resuelto, lo que indica una prioridad en los resultados por encima de la personalización de los programas, algo poco común en los políticos de nuestra era.

    Sin embargo, los retos no terminan aquí. La verdadera prueba para Clara Brugada será mantener esta dinámica de respuesta y planificación a largo plazo. Las crisis son inevitables, pero la capacidad de un gobierno para anticiparse y mitigar sus efectos es lo que realmente define su legado. En este sentido, la colaboración entre el gobierno y la ciudadanía será crucial. Fomentar una cultura de prevención y preparación permitirá que la comunidad no solo reaccione, sino que se fortalezca ante futuras adversidades.

    Clara Brugada tiene la oportunidad de cimentar un modelo de gobernanza que no solo responda a las crisis, sino que también promueva un desarrollo sostenible y equitativo. Un liderazgo comprometido con el bienestar de la comunidad y la protección del medio ambiente será fundamental para enfrentar los desafíos del futuro. Si logra implementar estas estrategias, su administración no solo será recordada por su capacidad de respuesta ante la adversidad, sino también por construir un legado duradero que beneficie a las generaciones venideras.

  • La Guerrera que abrió el camino presidencial: Hasta siempre Ifigenia

    La Guerrera que abrió el camino presidencial: Hasta siempre Ifigenia

    Dentro de las preguntas existenciales sobre por qué estamos vivos, siempre se ha dicho que cada vida tiene una razón de ser, aunque a veces entenderlo sea complicado. Hace una semana, Claudia Sheinbaum asumía la presidencia de la república, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar ese cargo; sin embargo, ese logro no habría sido posible sin la lucha incansable de miles de mujeres como Ifigenia Martínez, una mujer excepcional que falleció habiendo sido testigo del fruto de sus esfuerzos.

    Ifigenia, a lo largo de su vida, encarnó la lucha por la democracia, la equidad y el avance de las mujeres en la política. Fue pionera en la defensa de los derechos de las mujeres, no solo desde las trincheras del activismo, sino también desde los espacios institucionales que fueron históricamente vedados para las mujeres. La llegada de Sheinbaum al poder no es más que un paso en el camino que mujeres como Ifigenia comenzaron a trazar desde hace décadas.

    El primero de octubre de 2024, Ifigenia Martínez estuvo presente junto a dos figuras clave en la historia reciente de México: Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum. La emoción y alegría que irradiaba era imposible de ignorar. La vida le dio el privilegio de ser testigo de un momento que, en muchos sentidos, ella misma ayudó a construir con su lucha por una nación más justa e igualitaria.

    Ifigenia enfrentó obstáculos, resistencias y descalificaciones a lo largo de su trayectoria, pero jamás claudicó. Como una verdadera guerrera, quiso estar presente en ese hecho histórico, consciente de que sus esfuerzos habían dado fruto en una generación que recoge el estandarte de su lucha. Su perseverancia es un recordatorio de que cada avance que hoy celebramos tiene detrás a muchas mujeres que, como ella, no dejaron que las adversidades las detuvieran.

    La relevancia de Ifigenia Martínez en este momento no puede ser subestimada. Su trabajo incansable abrió puertas para que otras mujeres pudieran soñar con posiciones de poder, desde un espacio que ella misma ayudó a conquistar. Si hoy México tiene a su primera presidenta, es en gran parte gracias a su legado, a su firmeza y visión de un país en el que las mujeres tienen un rol protagónico en la toma de decisiones.

    La historia de Ifigenia nos recuerda que el cambio es gradual y que las grandes transformaciones no ocurren de un día para otro. Cada paso hacia la equidad es resultado del sacrificio y la constancia de quienes, como ella, no temen soñar con un futuro diferente. En Claudia Sheinbaum, encontramos no solo a la primera presidenta de México, sino el reflejo de esa larga lucha por la igualdad.

    El fallecimiento de Ifigenia poco después de ver a Sheinbaum asumir el poder es un cierre simbólico de una etapa, pero también es el inicio de otra. Su legado sigue vivo en cada mujer que hoy aspira a cambiar su realidad, a alzar la voz y a ocupar el espacio que históricamente les fue negado. Ifigenia Martínez nos deja con la certeza de que su lucha continúa en cada una de nosotras.

  • Un nuevo rumbo: México feminista, colectivo, empoderado y transformador

    Un nuevo rumbo: México feminista, colectivo, empoderado y transformador

    Inicia una nueva etapa en México, una donde se rompe la idea de que las mujeres no pueden asumir cargos relevantes en nuestro país.

    Este 1 de octubre, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo asumió el liderazgo del Poder Ejecutivo de la Nación, ocupando el cargo más importante de México, de la mano del que ya es catalogado como uno de los mejores presidentes de nuestra historia.

    Claudia llega al poder para continuar el camino que se inició desde 2018. No porque AMLO así lo haya indicado o porque no tenga la capacidad de innovar, sino porque en la izquierda mexicana no existen amos. Existe un colectivo que ha trabajado unido para devolver el poder al pueblo.

    Es por ello que Claudia continuará con el proyecto de nación que millones de mexicanas y mexicanos han construido, pero lo hará a su manera. Esa será la distinción de su gestión: un enfoque propio que no renuncia a las raíces de este movimiento, pero que abre paso a una visión diferente, más inclusiva y plural.

    Nuestra primera Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha insistido en varias ocasiones en que continuará con este proyecto, pero con una marcada perspectiva de género. No es que AMLO no haya abordado estos temas, pero su experiencia como hombre, y desde su lugar de privilegio, lo limitaba a comprender algunas de las realidades que las mujeres enfrentan día a día. Sheinbaum, con su enfoque, promete una agenda que visibiliza las luchas que aún permanecen.

    Uno de los pilares fundamentales de su gobierno será el empoderamiento de las mujeres. Para Claudia, este no es un tema secundario, sino central. Combatir la violencia económica que sufren millones de mujeres es esencial para garantizar una verdadera igualdad. Por eso, sus propuestas se enfocan en crear oportunidades y apoyo económico, especialmente para mujeres mayores de 60 años, indígenas artesanas y para las madres que crían solas a sus hijos, buscando romper los ciclos de pobreza que afectan desproporcionadamente a las mujeres.

    Asimismo, Sheinbaum ha puesto sobre la mesa una reforma electoral que promete reconfigurar la estructura del poder en México. En un intento por retomar el espíritu de la Revolución Mexicana, busca eliminar la posibilidad de reelección en el poder legislativo y en las alcaldías, así como prohibir que familiares directos sucedan a los funcionarios salientes. Esta medida busca impedir la perpetuación de dinastías políticas y garantizar una rotación auténtica de poder.

    La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia no solo marca un cambio en términos de género, sino también una profundización del proyecto de transformación. Es una oportunidad para que México dé un paso más hacia la justicia social, la igualdad y la representación. En sus manos está la responsabilidad de demostrar que el liderazgo femenino puede ser no solo igual, sino superior, en la medida en que rompe con las viejas estructuras patriarcales.

    Su éxito no solo dependerá de la continuidad del proyecto de nación que ella hereda, sino de su capacidad para adaptarlo a las nuevas realidades del país, demostrando que un México gobernado por mujeres puede ser un México más justo y más equitativo para todas y todos.

  • De la desilusión al orgullo: hasta siempre AMLO

    De la desilusión al orgullo: hasta siempre AMLO

    Mucho se ha hablado de lo que el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha logrado durante su mandato en nuestro país: la disminución de la pobreza, las obras con sentido social como el Tren Maya, el Tren Transístmico y los distintos aeropuertos; las pensiones universales a adultos mayores; la disminución de la inseguridad; la estabilidad económica; el aumento en la inversión, etc. No obstante, pocos entienden que el principal logro de su gobierno fue regresarle a las y los mexicanos su orgullo de haber nacido en esta tierra milenaria.

    Con la llegada de los gobiernos neoliberales, la principal bandera del poder económico fue la venta de las empresas y los recursos nacionales, argumentando que en México existía un retraso tecnológico que impedía erradicar la pobreza. Poco a poco, los grandes significados nacionales, así como nuestra moneda, fueron perdiendo valor. A través de técnicas de comunicación como la teoría hipodérmica, las grandes potencias implantaron un chip “malinchista”, donde lo mejor se encontraba fuera de nuestro país, principalmente en Estados Unidos o Europa.

    El mexicano siempre se representó, irónicamente, como un flojo y borracho que necesitaba de potencias extranjeras para poder administrar sus recursos. Basta ver los comerciales y argumentos que se usaron para vender los ferrocarriles, los bancos, la electricidad y permitir la inversión privada en el sector petrolero. Durante ese periodo neoliberal, la pobreza respiró muy cerca de las nucas de todas y todos los mexicanos; incluso aumentó drásticamente la migración a otros países, principalmente a Estados Unidos. Pueblos enteros dejaron de trabajar la tierra porque su principal sueño era irse a la tierra del vecino del norte.

    Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador y el planteamiento del humanismo mexicano, poco a poco regresó el patriotismo a nuestro país. Incluso nuestros compatriotas migrantes, por primera vez, se sintieron orgullosos de gritar a los cuatro vientos que eran mexicanos.

    El humanismo mexicano se relaciona con el orgullo de ser mexicanos en varios aspectos. Primero, al centrarse en el bienestar de la población, se busca reforzar la dignidad y el valor de cada persona, lo que contribuye a una identidad nacional más fuerte. Cuando se priorizan los derechos y necesidades de todos, se genera un sentido de pertenencia y orgullo por formar parte de una sociedad que se preocupa por sus ciudadanos.

    Además, al promover valores como la solidaridad y la empatía, se fomenta una cultura de respeto y apoyo mutuo, lo que enriquece la identidad nacional. Esto crea un ambiente donde las personas se sienten orgullosas de su país por la forma en que trata a sus habitantes, especialmente a los más vulnerables. Finalmente, al rescatar y valorar las tradiciones y la historia mexicana en este marco humanista, se refuerza el sentido de orgullo nacional, ya que las personas ven en su cultura y su historia un motivo para sentirse orgullosas de ser quienes son. En resumen, el humanismo mexicano y el orgullo nacional se complementan al enfocarse en el bienestar, la dignidad y la identidad de la población.

    En gran medida, el humanismo mexicano pone en el centro el orgullo de ser mexicanos y la conexión entre el gobierno y sus habitantes, porque ‘el pueblo pone y el pueblo quita’ y ‘solo el pueblo puede salvar al pueblo’. Hoy, 30 de septiembre, es el último día que Andrés Manuel López Obrador será nuestro Presidente. Sin duda, se le extrañará muchísimo, pero sentó las bases para el desarrollo humanitario y la recuperación del orgullo que muchos habían perdido. No queda más que decirle: ¡GRACIAS Y HASTA SIEMPRE, PRESIDENTE!

  • Juventud y liderazgo; Alcalde y el reto más importante de su vida

    Juventud y liderazgo; Alcalde y el reto más importante de su vida

    Este fin de semana se llevó a cabo el congreso nacional de Morena, donde se designó la nueva dirigencia, una acción que sigue enseñando a todo el país por qué representan al más del 85% de la población. Mientras la oposición intenta mantener privilegios, en el partido oficialista da cátedra de civilidad.

    La semana pasada, el mismo día en que se aprobaba la reforma al Poder Judicial, las autoridades electorales informaron que lo que hizo Alejandro Moreno en el PRI para perpetuarse al frente del partido fue totalmente ilegal, solicitando al priista que dejara la dirigencia. Por otro lado, en el PAN, una cúpula importante de militantes ha amagado con irse del partido blanquiazul si Marko Cortés no deja su puesto al frente del partido. Ya han pasado un par de meses desde el desastroso 2 de junio, y la oposición, principalmente el PAN, no ha recibido más que derrota tras derrota.

    La nula capacidad de reflexión, autocrítica y resiliencia por parte de los partidos de oposición solo permite que Morena siga ganando terreno y se confirme el principal discurso del movimiento, “la oposición solo quiere sus privilegios”. 

    Este domingo, Morena organizó su congreso nacional, donde designó a Luisa María Alcalde como la nueva presidenta del partido y a Carolina Rangel Graciada como la nueva secretaria general. A pesar de los intentos de distintos medios de comunicación por provocar un conflicto interno y asegurar que habían tres corrientes distintas, en total paz y armonía, las y los militantes eligieron sin problemas a sus dirigentes.

    Luisa María Alcalde, quien aún es la secretaria de Gobernación del país, es una joven que no rebasa los 37 años de edad, hija de Arturo Alcalde y Bertha Luján, dos líderes de izquierda y defensores de los derechos de los trabajadores. La nueva dirigente nacional de Morena ha sido diputada, secretaria del Trabajo y de Gobernación, además de ser una de las fundadoras del partido y del movimiento de jóvenes con Morena. Sin duda, no había mejor perfil que ella para liderar el partido en su etapa más complicada desde su fundación. A pesar de ser el partido con mayor cantidad de gobernadores, alcaldes, diputados, senadores y la Presidencia de la República, esta será una etapa histórica en la que Morena se consolidará o se perderá, pues su principal referente, Andrés Manuel López Obrador, ha asegurado que desaparecerá de la política una vez terminado su mandato.

    Sin el actual presidente Andrés Manuel López Obrador, Morena tendrá que aprender a defenderse solo. Es importante recordar que gran parte del electorado le otorgó el poder actual en el Poder Legislativo y en la Presidencia como un regalo de despedida a AMLO. Ahora, sin él, la dirigencia del partido deberá trabajar arduamente para recuperar la confianza de las y los ciudadanos. La responsabilidad recae en sus nuevos líderes para demostrar que el proyecto de transformación puede perdurar más allá de la figura de su fundador.

    En este contexto, la capacidad de la nueva dirigencia para conectar con las preocupaciones de la ciudadanía será fundamental. Luisa María Alcalde tendrá que enfrentar no solo los retos internos del partido, sino también las expectativas externas de un electorado que busca respuestas efectivas a problemas como la seguridad, la economía y la justicia social. La consolidación de Morena dependerá de su habilidad para navegar estos desafíos con inteligencia y compromiso.

    Además, es crucial que Morena mantenga la unidad interna para evitar divisiones que puedan debilitar su liderazgo. La historia reciente nos ha mostrado que la fragmentación puede llevar a la pérdida de poder. Si logran establecer un diálogo constante y transparente con sus bases, podrán enfrentar cualquier adversidad que surja en el camino. La cohesión será su mejor aliada en este nuevo capítulo.

    El futuro de Morena está en juego, y su éxito dependerá de cómo se adapten a un entorno político cambiante. Con una nueva dirigencia al mando, tendrán la oportunidad de reafirmar su compromiso con la ciudadanía y demostrar que, más allá de su líder carismático, el partido tiene una misión clara y viable. Será un reto, pero también una oportunidad para mostrar que la transformación es un proceso colectivo y que, con unidad y determinación, siguen siendo la fuerza política más relevante en el país.

  • La oposición mexicana, tan cerca de los Nazis y tan lejos de la democracia

    La oposición mexicana, tan cerca de los Nazis y tan lejos de la democracia

    Mucho se ha dicho que “repite una mentira mil veces y se convertirá en verdad”; este fue el principio que Joseph Goebbels utilizó durante la Segunda Guerra Mundial para justificar el activismo nazi contra los enemigos del régimen alemán. Goebbels, un político nazi encargado de la propaganda del Tercer Reich, basaba su estrategia en 11 principios que, curiosamente, tienen un paralelismo con las tácticas actuales de la oposición mexicana para desacreditar al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

    • 1. Adoptar una única idea o símbolo: Uno de los principios era convertir al adversario en un enemigo singular. En este sentido, durante la elección de 2006, la oligarquía mexicana comenzó a difundir la idea de que “López Obrador era un peligro para México”. Esta frase caló hondo en muchos electores y persiste en el discurso de muchos fervientes idealistas de derecha. La idea de que, bajo el gobierno de AMLO, México se convertiría en Venezuela y se instauraría una dictadura se ha mantenido a lo largo de los años, a pesar de que los resultados del gobierno de AMLO han sido contrarios a esta visión.
    • 2. Reunir diversos adversarios en una sola categoría: La oposición ha usado esta estrategia al descalificar a López Obrador de manera uniforme. Durante la campaña electoral de 2024, gran parte de la estrategia se centró en atacar a AMLO, y los ataques contra la presidenta electa Claudia Sheinbaum se vincularon estrechamente con AMLO, buscando generalizar las críticas hacia su administración. Los ataques contra Sheinbaum a menudo incluyen la acusación de que sus políticas están influenciadas por el legado de AMLO, aunque en muchos casos estas acusaciones carecen de fundamento.
    • 3. Transposición: Este principio consiste en cargar sobre el adversario los propios errores o defectos. La oposición ha desacreditado el gobierno actual cargándole los errores del neoliberalismo, como la guerra contra el narcotráfico o la corrupción en el Poder Judicial. Ernesto Zedillo quien destruyó al Poder Judicial en su sexenio y a Genaro García Luna acusado por narcotráfico en Estados Unidos, son utilizados para acusar a AMLO de tirano y de estar vinculado con el narcotráfico.
    • 4. Exageración y desinformación: Transformar cualquier anécdota menor en una amenaza grave. En 2006, AMLO dijo durante un discurso en el Zócalo que “¡Que se vayan al diablo con sus instituciones!”. Esta frase fue sacada de contexto y utilizada por la derecha radical para alegar que AMLO intentaba instaurar una dictadura. Un ejemplo reciente es la exageración de la oposición sobre las reformas a las leyes laborales y energéticas propuestas por AMLO, presentándolas como un ataque a la democracia y a la libertad económica.
    • 5. Orquestación: Implica la sincronización de mensajes en diversos medios. La falsa acusación de que AMLO está vinculado con el narcotráfico fue una nota que tres medios estadounidenses lanzaron al mismo tiempo, así como la controversia en torno a la supuesta carta de Genaro García Luna a una periodista estadounidense, son ejemplos de cómo ciertos temas se elevan a la primera plana de forma sistemática, creando una narrativa uniforme que favorece a la oposición.
    • 6. Simplicidad: Reducir argumentos complejos a fórmulas simples y polarizantes. La oposición ha presentado a AMLO como un dictador en potencia o un incompetente, simplificando debates complejos sobre temas como la seguridad y la economía a etiquetas negativas. Este enfoque maniqueo no refleja la realidad matizada de la administración de AMLO.
    • 7. Apego a la emoción: Utilizar apelaciones emocionales para influir en la percepción pública. La oposición ha recurrido a tácticas emocionales, como el miedo a una dictadura o el temor a una crisis económica inminente, para movilizar a los votantes y fortalecer su retórica contra AMLO. Por ejemplo, la campaña ha enfatizado las supuestas amenazas a la democracia, creando una narrativa de pánico que refuerza sus argumentos.
    • 8. Repetición constante: La repetición de ciertos temas o acusaciones para fijar ideas en la mente del público. Las acusaciones de que AMLO está destruyendo el país o que su gobierno es corrupto se repiten constantemente en los medios de comunicación y en los discursos políticos, buscando consolidar estas percepciones en la opinión pública.
    • 9. Uso de chivos expiatorios: La creación de un chivo expiatorio para desviar la atención de los problemas reales. La oposición ha utilizado a personajes como Loret de Mola, el atentado de Ciro Gómez Leyva o la salida de Carlos Alazraqui del Universal para asegurar de que AMLO es un dictador y ellos han salido de sus respectivos medios por culpa de la crítica al oficialismo.
    • 10. Creación de enemigos: Fomentar la hostilidad hacia un enemigo claro para consolidar el apoyo. La oposición ha creado la figura de AMLO como el enemigo principal de la democracia y del bienestar nacional, utilizando esta figura para movilizar el apoyo en contra de su gobierno. La constante demonización de AMLO ha creado una narrativa en la que cualquier crítica a su administración es vista como una amenaza al país.
    • 11. Utilización de la noticia falsa: Propagar rumores o información falsa para influir en la opinión pública. La oposición ha utilizado noticias falsas y teorías conspirativas para socavar la credibilidad del gobierno de AMLO. Un ejemplo es la difusión de información no confirmada sobre vínculos entre el gobierno de AMLO y el narcotráfico, que se presenta sin evidencia sólida, pero con gran impacto mediático.

    Estos ejemplos ilustran cómo la oposición mexicana ha adaptado los principios de propaganda nazi para desacreditar al gobierno de AMLO, empleando tácticas que buscan desinformar y manipular la percepción pública de manera sistemática. La repetición de mentiras, la creación de chivos expiatorios y la utilización de noticias falsas son solo algunas de las estrategias utilizadas para moldear la opinión pública y debilitar al actual gobierno.

  • La Última Fiesta independentista de AMLO: Orgullo y Legado

    La Última Fiesta independentista de AMLO: Orgullo y Legado

    Antes de iniciar con el tema que voy a abordar hoy, quisiera dedicar unas líneas en honor a Francisco Javier Piña Flores, mi tío paterno, quien lamentablemente falleció el pasado 9 de septiembre. Era una persona amorosa, alegre y juguetona, aunque algunos podrían describirlo también como travieso. Siempre te recibía con una sonrisa y un consejo. Prueba de su gran calidad humana son sus tres hijos y esposa, quienes son igualmente personas amorosas y que velan por el bienestar de su familia, incluyendo primos, tíos y sobrinos. Sin más, espero que encuentren pronta resignación y que puedan superar este dolor que les aqueja.

    Hoy se conmemora un año más del inicio de la Independencia de México, el periodo histórico más importante de nuestro país. Sin embargo, a diferencia de muchos otros años, este se siente un ambiente de alegría combinado con tristeza y melancolía.

    Esta será la última celebración de independencia en la que el Presidente Andrés Manuel López Obrador tendrá el liderazgo de la festividad. Sin duda, es un momento histórico de alegría y celebración, ya que hay muchas razones para sentirse orgullosos de vivir en esta época.

    Por un lado, el mandato del Presidente López Obrador ha defendido como pocos el orgullo de ser mexicanos. Ha levantado la voz cuando ha sido necesario, sin importar a quién se enfrente, incluso a Estados Unidos. Exigió de manera legal que se condenara el asalto a la embajada mexicana en Ecuador y rompió relaciones con regímenes autoritarios como el de Dina Boluarte.

    Durante su gobierno, se interpuso una demanda contra las armerías norteamericanas, principales responsables de la violencia en nuestro país debido al tráfico de armas. Se logró la compra de una refinería para Pemex en Estados Unidos, y ahora incluso los norteamericanos cruzan la frontera para cargar combustible en México. Además, se recuperó la soberanía eléctrica con la nacionalización de una planta de producción al servicio de la CFE.

    A pesar de que el titular del Ejecutivo no haya asistido a cumbres internacionales fuera del país, su voz resuena con fuerza en todo el mundo.

    Es importante también destacar el impacto de las políticas internas que han buscado fortalecer la identidad nacional. El gobierno de López Obrador ha promovido una narrativa de orgullo nacional que ha rescatado elementos de nuestra historia y cultura que habían sido relegados, como olvidar su solicitud de perdón al reinado español por las barbaries cometidas en la conquista. Además mucho ha ayudado la difusión de nuestras tradiciones hasta la celebración de figuras históricas mexicanas, se ha trabajado por reconstruir una imagen positiva de México tanto a nivel nacional como internacional.

    Sin embargo, la presidencia de López Obrador no ha estado exenta de críticas. Algunos cuestionan el enfoque de su política exterior y la relación con ciertos aliados internacionales, así como el impacto de sus decisiones en el ámbito económico. A pesar de ello, el sentimiento de orgullo nacional parece haber ganado terreno en la opinión pública, marcando un contraste notable con épocas anteriores.

    En conclusión, la presidencia de Andrés Manuel López Obrador ha dejado una marca indeleble en el orgullo nacional de México. Si bien su mandato está por concluir, los legados de sus políticas y su enfoque en la dignidad y la identidad del país seguirán siendo temas de conversación y análisis en los años venideros. En esta celebración de independencia, reflexionamos sobre los logros y desafíos del presente, con la esperanza de que el futuro continúe construyendo sobre los cimientos de una nación que, cada vez más, se siente orgullosa de su historia y sus logros.

  • Cuando los jueces le temen al pueblo

    Cuando los jueces le temen al pueblo

    La discusión sobre la reforma al Poder Judicial ha revelado las tensiones existentes entre quienes defienden los privilegios del actual sistema y aquellos que buscan una transformación estructural. En medio de este debate, resulta evidente que el país necesita una reforma profunda que democratice el acceso a la justicia, combata los abusos y elimine los privilegios excesivos que durante años han caracterizado a este poder. La propuesta actual, que busca implementar la austeridad republicana y la elección popular de jueces, magistrados y ministros, es un paso necesario para acercar la justicia al pueblo y devolverle su función legítima: servir a todos los ciudadanos por igual.

    En un país con altos niveles de pobreza y desigualdad, es moralmente indefendible que un reducido grupo de jueces y magistrados perciban sueldos millonarios mientras la mayoría de la población enfrenta condiciones precarias. La austeridad republicana propuesta no es solo una medida de ahorro, sino un principio ético que refleja la necesidad de un Poder Judicial que esté en sintonía con las realidades económicas del país.

    Si bien algunos críticos argumentan que reducir los sueldos de los altos funcionarios judiciales no resolverá todos los problemas del sistema, esta medida es un primer paso indispensable para eliminar la percepción de que el Poder Judicial es un enclave de élite ajeno a las necesidades del pueblo. Al mismo tiempo, es una declaración clara de que los tiempos de privilegios excesivos han terminado. Esta transformación simbólica es necesaria para recuperar la confianza ciudadana en las instituciones.

    Uno de los aspectos más controvertidos de la reforma es la propuesta de elección popular de jueces y magistrados. Aunque algunos sectores han señalado que esta medida podría poner en riesgo la independencia del Poder Judicial, es importante entender que se trata de un mecanismo para hacer a los jueces más responsables ante el pueblo. En lugar de permitir que los jueces respondan únicamente a intereses internos o de élite, la elección popular abre una puerta hacia una justicia más transparente y accesible.

    Por supuesto, esta elección no puede ser un proceso sin restricciones. Es esencial establecer estrictos requisitos de idoneidad y profesionalismo, de manera que solo los jueces con la formación, experiencia y ética necesarias puedan ocupar estos cargos. Pero al incorporar la participación ciudadana en la selección de los responsables de impartir justicia, se asegura que el sistema sea más representativo y esté alineado con las demandas sociales de equidad y justicia.

    Lejos de debilitar al Poder Judicial, esta medida tiene el potencial de fortalecerlo. Al ser elegidos por el pueblo, los jueces tendrían un mandato más claro de representar los intereses de la sociedad, no los de un pequeño grupo de poder. Esto no solo democratiza el acceso a la justicia, sino que también puede servir para reducir la corrupción y los conflictos de interés que, en algunos casos, han permeado el sistema judicial.

    Resulta interesante observar cómo aquellos que se oponen a la reforma han recurrido no solo a la crítica, sino a la incitación a la violencia y a medidas que rayan en la desesperación. Este tipo de reacciones no son más que la evidencia clara de que los sectores privilegiados del Poder Judicial y sus aliados están temerosos de perder los beneficios que han acumulado durante años.

    La ironía más grande en todo este proceso es que dos jueces intentaron frenar los trabajos del Poder Legislativo al intentar impedir que el Congreso discutiera la reforma judicial. Es curioso que quienes siempre han defendido la autonomía de los poderes ahora se atrevan a invadir las funciones de otro poder, con el único objetivo de salvaguardar sus propios intereses. No se puede pedir más pruebas de cómo la resistencia a esta reforma no es más que el miedo a perder el control y los privilegios.

    La polarización no es un fenómeno nuevo en la política, pero la violencia retórica y física que algunos sectores han promovido revela el nivel de desesperación ante un cambio que es inevitable. Y como si no fuera suficiente, la presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña, se ha sumado a los contingentes que se oponen a la reforma. Al parecer, la máxima representante del Poder Judicial tampoco está dispuesta a renunciar a los privilegios de su cargo y ha decidido convertirse en vocera de aquellos que quieren perpetuar el sistema tal como está.

    ¿No es curioso que aquellos que abogan por la imparcialidad y la independencia del Poder Judicial, de repente, se vuelvan activistas en contra de un cambio que busca justamente eliminar los excesos y poner al sistema judicial al servicio del pueblo? La ironía de que quienes deberían representar la justicia se alineen con quienes incitan a la violencia no puede pasar desapercibida.

    México ha vivido durante décadas con un sistema judicial que ha sido, en muchos sentidos, inaccesible y elitista. La reforma que se propone hoy no solo busca eliminar estos privilegios, sino también hacer que el Poder Judicial sea más transparente y cercano a la gente. Este cambio es urgente y necesario, no solo para corregir los problemas estructurales que enfrenta el sistema, sino también para garantizar que la justicia deje de ser un privilegio de pocos y se convierta en un derecho efectivo para todos.

    Es comprensible que algunos sectores se resistan a esta transformación, especialmente aquellos que han mantenido beneficios gracias al actual esquema. Sin embargo, el futuro de México depende de un sistema judicial que esté al servicio de la sociedad, no de intereses particulares. La justicia debe ser un espacio de equidad, imparcialidad y austeridad, y esta reforma es el camino para lograrlo.

    La reforma al Poder Judicial es más que una simple modificación legal; es un paso necesario para construir un sistema de justicia más democrático, austero y accesible. La elección popular de jueces y la eliminación de privilegios excesivos son medidas que fortalecerán la confianza de la sociedad en sus instituciones y devolverán al pueblo el control sobre uno de los pilares fundamentales del Estado. Aquellos que se oponen lo hacen por temor a perder sus beneficios, y su resistencia no hace más que confirmar la urgencia de este cambio. Es momento de avanzar hacia un Poder Judicial que verdaderamente sirva a los intereses de la nación y esté a la altura de las demandas de justicia y equidad que exige la sociedad mexicana.

  • La hora llegó, es tiempo de que el pueblo tome al Poder judicial

    La hora llegó, es tiempo de que el pueblo tome al Poder judicial

    A unos días de que trabajadores del Poder Judicial de la Federación iniciaran un paro de labores, el Poder Legislativo comenzó la discusión de la reforma judicial, la cual propone que el pueblo sea quien decida a los jueces, magistrados y ministros encargados de hacer valer la ley.

    Mucho se ha hablado de dicha reforma; incluso algunos estudiantes de derecho se han sumado a la lucha contra ella. El problema radica en la desinformación que existe en torno a esta reforma.

    Uno de los puntos más cuestionados es la elección popular del Poder Judicial, la cual, según afirman los trabajadores, atenta contra la carrera judicial. Sin embargo, esta afirmación es errónea, pues en la actualidad no existe una carrera judicial verdaderamente honesta.

    Se estima que el 75% de quienes trabajan en el Poder Judicial tienen o han tenido familiares ahí. De hecho, muchos de los que laboran en este ámbito han comenzado a trabajar desde los 17 años, mucho antes de estar en la carrera de derecho.

    Si hablamos de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), muchos de ellos ni siquiera fueron jueces antes de su nombramiento como ministros.

    Otro argumento utilizado por quienes se oponen a la reforma y a la votación popular de jueces, ministros y magistrados, es que con la reforma se perdería la autonomía del Poder Judicial. Este argumento también es cuestionable.

    Actualmente, los ministros de la Corte son propuestos por el Presidente de la República y ratificados por el Senado. Es decir, por más meritocrática que sea la carrera de un juez, jamás llegará a la más alta tribuna del Poder Judicial si no tiene contactos o relaciones con el Poder Ejecutivo.

    El tercer argumento, que en mi opinión merece ser considerado, es el temor de que el crimen organizado tome el control de la Corte. Este es un argumento más sólido; no obstante, en la actualidad, las resoluciones de varios ministros, magistrados y jueces han favorecido al crimen organizado. Un ejemplo de ello es la reciente resolución de una jueza federal que ordenó devolver propiedades y autos de lujo al “Mencho”, uno de los líderes narcotraficantes más peligrosos, que la Fiscalía General de la República había confiscado durante su detención.

    Otro ejemplo es la liberación del exgobernador de Puebla, Mario Marín, quien torturó y encarceló a la periodista Lydia Cacho por revelar la red de tráfico de menores del empresario Kamel Nacif Borge.

    Para evitar estos abusos, la reforma judicial propone la figura de jueces sin rostro, quienes permanecerían anónimos en casos de extrema peligrosidad, como los relacionados con el narcotráfico. Además, se sugiere que el Consejo de la Judicatura Federal, órgano encargado de la vigilancia del Poder Judicial, no sea presidido por el presidente de la SCJN.

    Es cierto que mucho está en juego con esta reforma, pero su aprobación representaría un beneficio para la justicia mexicana. Esta reforma empoderaría al pueblo de México, dándole la facultad de decidir quiénes impartirán justicia de manera equitativa y sin sesgo político o comercial.

    La discusión sobre la reforma judicial es esencial para el futuro de nuestro país. El proceso de selección de jueces debe reflejar los valores democráticos y la transparencia que tanto se necesitan en México. Solo así se podrá avanzar hacia un sistema judicial más justo, donde la justicia no esté al servicio de intereses particulares, sino al servicio del pueblo.

  • El Último Eco del inicio del Cambio: Gracias AMLO

    El Último Eco del inicio del Cambio: Gracias AMLO

    Al cierre de esta columna, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, rindió de manera legal su sexto y último informe presidencial, el cual lo hizo ante millones de mexicanos que acudieron a escucharlo en la explanada del zócalo capitalino, un hecho histórico, algo que jamás había pasado.

    Desde que fue obligatorio el informe de gobierno para los Presidentes de México, estos lo presentaban ante la cámara de diputados, pero no fue hasta 2007 que luego del robo de la presidencia por el espurio de Felipe Calderón Hinojosa, el informe dejó de ser presencial y los titulares del ejecutivo se encerraban en un pequeño salón para hablar de sus mentiras, de como el país mejoraba pero solo para unos cuantos. En realidad, les informaban a sus jefes inmediatos, los empresarios y embajadores de otros países.

    Corría el año 2004 y comenzaba a escucharse algo llamado “desafuero”, que me explicaron era para evitar que AMLO fuera Presidente de México. Veía a mis padres y a mi abuelo molestos por dicha situación, y yo seguía sin entender por qué tanta admiración por ese político que la televisión mostraba como una persona algo retrasada, con un gallo en la cabeza e incluso mal vestida.

    El día llegó y lo conocí en esa inauguración. Lo escuché hablar de los planes que tenía, no solo para el deporte, sino también para los jóvenes y la educación. En ese momento, sus palabras de “primero los pobres” retumbaron en mi cabeza, y no me podía imaginar cómo ese personaje podría cambiar mi vida.

    En 2006 salí de la secundaria y cursé mi preparatoria en el Instituto de Educación Media Superior, una institución formada por ese personaje, Andrés Manuel López Obrador. Escuchaba muchas cosas negativas sobre las “Pejeprepas”, lo que afectaba mis prejuicios. Pero una vez dentro, me di cuenta de la importancia de una educación científica, humanista y de calidad, y entendí por qué había tanto desprestigio en su contra.

    Concluí mi preparatoria y continué mis estudios en la carrera de Comunicación en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, otro programa educativo impulsado por Andrés Manuel López Obrador. En ese entonces, conocí a muchas personas que jamás habrían podido cursar una carrera universitaria sin este proyecto.

    Como Jefe de Gobierno, influyó en mi vida deportiva, remodeló el lugar donde entrenaba, nos apoyó para desarrollarnos deportivamente y me brindó las herramientas para estudiar en la preparatoria y la universidad. ¿Cómo no iba a apoyarlo como Presidente de México?

    Como titular del Ejecutivo, he sido testigo de cómo ha cambiado la vida de millones de mexicanos. Aquellos que, con el neoliberalismo, no tenían ni una sola comida, ahora tienen acceso a recursos básicos. He observado cómo la inseguridad ha disminuido y cómo conseguir empleo es ahora más sencillo.

    El último informe presidencial de Andrés Manuel López Obrador no solo marca el fin de un ciclo, sino también el inicio de una reflexión sobre el impacto tangible de su mandato en la vida de muchos ciudadanos. La cercanía con la gente, el enfoque en los más vulnerables y el compromiso con la justicia social son elementos que han dejado una huella profunda en quienes hemos sido testigos de su gestión.

    A medida que avanzamos hacia el futuro, es importante reconocer el legado de este gobierno y considerar cómo sus políticas han moldeado el presente y pueden influir en el porvenir. Como durante su desafuero AMLO lo dijo frente a los legisladores “aún falta que la historia nos juzgue”, y así es, la historia juzgará el impacto total de su administración, pero para muchos, el Presidente López Obrador ha sido un catalizador de cambio que ha transformado vidas y ofrecido nuevas oportunidades a sectores de la población que anteriormente eran invisibles para el poder.