Etiqueta: Luis Piña

  • El fin de la impunidad: El operativo Enjambre y la prueba de fuego para Sheinbaum

    El fin de la impunidad: El operativo Enjambre y la prueba de fuego para Sheinbaum

    Durante el periodo de transición, en las conferencias de prensa matutinas que la entonces presidenta electa Claudia Sheinbaum ofrecía en su casa de transición, recuerdo que le pregunté sobre su estrategia de seguridad y si tenía previsto implementar algo similar a lo que hizo en la Ciudad de México, estableciendo un mando único. Esto, debido a las evidencias de que muchas policías municipales son fácilmente corrompibles y están al servicio de los presidentes municipales en turno.

    En esa ocasión, la presidenta Sheinbaum me respondió que, si existían pruebas de que las policías municipales fueran corruptas, se deberían presentar las denuncias correspondientes. No obstante, parece que no fue necesario, ya que la mandataria ya tenía claro lo que se debía hacer.

    No pasaron ni dos meses para demostrar que en este gobierno no habrá impunidad. Hace unos días, el operativo Enjambre sorprendió a propios y extraños, cuando, por primera vez y bajo el mando del secretario de seguridad federal, Omar García Harfuch, se detuvo a siete servidores públicos municipales del Estado de México, entre ellos presidentes municipales y secretarios de seguridad.

    El operativo Enjambre estuvo principalmente vinculado a municipios del Estado de México como Amanalco, Santo Tomás, Tonatico, Chicoloapan, Ixtapaluca, Tejupilco, Naucalpan, Coacalco, Jilotzingo y Texcaltitlán. No es un secreto que, en esta entidad, una de las más grandes del país, la impunidad y el abuso de poder por parte de las autoridades locales han sido moneda corriente.

    Municipios como Tlalnepantla de Baz, en el Estado de México, son un claro ejemplo de la influencia del crimen organizado en los gobiernos municipales. Según datos del Observatorio Nacional Ciudadano, en esta zona, gobernada por el priista Marco Antonio Rodríguez Hurtado, la incidencia de ocho delitos de alto impacto creció durante su administración. El robo a casa habitación fue el que más aumentó en los últimos tres años, con un incremento de hasta el 53%. Sin embargo, también se registró un aumento considerable en otros delitos como robo con violencia, robo de vehículos, robo a negocios, extorsión y robo a transeúntes.

    Otro ejemplo claro de cómo el crimen organizado ha permeado la política mexiquense es el caso de Ecatepec de Morelos. La presidenta municipal electa para el periodo 2025-2028, Azucena Cisneros, ha sido señalada en diversas ocasiones por los habitantes del municipio debido a sus vínculos con grupos delictivos. Cisneros, quien fue respaldada por grupos criminales ligados a la extorsión, como el sindicato 25 de marzo y la organización La Chokiza, tuvo a estos grupos acompañándola en sus actos de campaña.

    El caso de Ecatepec no es un hecho aislado. En el Estado de México, como en muchas otras partes del país, la presencia del crimen organizado en la política local ha sido un fenómeno constante. La relación entre ciertos políticos y grupos delictivos no es solo un rumor, sino una realidad que afecta la seguridad y el bienestar de los ciudadanos. Es urgente que el gobierno federal, en colaboración con las autoridades locales, logre erradicar estas prácticas para recuperar la confianza de la ciudadanía.

    Un aspecto crucial de este proceso es la implementación de políticas que fortalezcan las instituciones de seguridad y promuevan la rendición de cuentas. Para ello, es indispensable no solo sancionar a quienes se coluden con el crimen, sino también garantizar que los cuerpos policiacos se encuentren bien entrenados, sean profesionalizados y no estén al servicio de intereses personales o criminales. La estrategia debe ser integral y a largo plazo, comenzando con la depuración de las fuerzas de seguridad.

    La ciudadanía ha mostrado su hartazgo ante la impunidad y la violencia que azotan a muchas regiones del país. En este contexto, acciones como el operativo Enjambre son un paso importante, pero no suficientes por sí solas. Se requiere un cambio profundo en el sistema de justicia y en la forma en que los gobiernos municipales operan. Solo con un combate decidido y sostenido a la corrupción y el crimen organizado podremos aspirar a un país más seguro y justo para todos.

    La lucha contra la corrupción y el crimen organizado no puede ser selectiva ni superficial. El reciente operativo Enjambre demuestra que hay voluntad para enfrentar este flagelo, pero la verdadera prueba de fuego será la capacidad del gobierno de Claudia Sheinbaum para mantener esta línea de acción, erradicar la impunidad en todos los niveles de gobierno y transformar la seguridad pública en un pilar fundamental para el desarrollo del país. Si esto no se logra, estaremos condenados a seguir viviendo bajo el yugo de la criminalidad que ha permeado hasta las instituciones más básicas de nuestra democracia.

  • Juego de bloques: BRICS, Occidente y la guerra que no ves

    Juego de bloques: BRICS, Occidente y la guerra que no ves

    Luego de cumplirse mil días de conflicto entre Ucrania y Rusia, parece que la guerra está entrando en una fase aún más peligrosa que las anteriores. Entender por qué el problema parece agravarse, en lugar de acercarse a una solución, es tan complejo como descifrar la interminable disputa entre Israel y Palestina.

    A pesar de que la guerra entre Rusia y Ucrania lleva más de dos años, las tensiones han escalado dramáticamente tras los recientes ataques ucranianos con misiles de largo alcance, previamente autorizados por Estados Unidos. Lo que parecía una contienda estancada dio un giro brusco, especialmente después de que la victoria de Trump en las elecciones estadounidenses despertara la expectativa de un cambio en la política internacional, que muchos esperaban marcara el inicio del fin del conflicto.

    En respuesta a estos ataques, el presidente ruso, Vladímir Putin, decretó que su país podría recurrir al uso de armas nucleares contra cualquier nación que atentara contra Rusia o apoyara las hostilidades en su contra. Esta amenaza directa no solo se dirige a Ucrania, sino también a Estados Unidos y la OTAN, avivando el temor de una escalada de consecuencias catastróficas a nivel global.

    El conflicto, sin embargo, trasciende las fronteras de Ucrania. Se trata, en esencia, de una lucha por la configuración de un nuevo orden mundial. Rusia, con apoyo de aliados estratégicos, ha desafiado los intentos de Estados Unidos de debilitarla financieramente mediante sanciones. Además, ha liderado la consolidación de un bloque alternativo que busca reconfigurar el poder global: los BRICS, integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Este grupo no solo plantea una alternativa económica al dominio occidental, sino que también propone una nueva narrativa política que desafía la hegemonía estadounidense y europea.

    La influencia de los BRICS no puede subestimarse. Desde su fundación, este bloque ha trabajado activamente para reducir la dependencia del dólar estadounidense en el comercio internacional, fortaleciendo sus propias monedas y promoviendo acuerdos bilaterales en sus respectivas regiones. Con el ingreso de nuevos países y la creación de un banco propio, los BRICS representan una amenaza tangible para el status quo liderado por Occidente.

    En este contexto, la guerra en Ucrania es solo un escenario más de una batalla mayor: la disputa entre un mundo unipolar, liderado por Estados Unidos, y un modelo multipolar que busca consolidar Rusia junto con sus aliados. Cada misil disparado y cada sanción impuesta no solo reflejan las tensiones entre dos naciones, sino también las fricciones entre dos visiones opuestas de la gobernanza global.

    El peligro radica en que ambos bloques parecen cada vez menos dispuestos a ceder. La posibilidad de una escalada nuclear no puede ser descartada, y las lecciones de la historia nos recuerdan que las grandes potencias, cuando se sienten acorraladas, tienden a actuar de forma impredecible.

    Al final, esta guerra no solo definirá el futuro de Ucrania o Rusia, sino también el de todos nosotros. En juego está no solo el control territorial o económico, sino la estructura misma del poder global. La pregunta no es quién ganará esta contienda, sino si el mundo sobrevivirá a sus consecuencias.

  • Estados Unidos: Los verdaderos líderes del Narcotráfico

    Estados Unidos: Los verdaderos líderes del Narcotráfico

    Un problema es una situación o condición que genera incertidumbre, dificultad o conflicto. Generalmente, se presenta cuando hay una discrepancia de diversa índole, desde cuestiones cotidianas hasta desafíos complejos. Ante esto, se deben buscar soluciones adecuadas para las partes en disputa, siempre privilegiando el análisis, la reflexión y la acción.

    Dicho esto, entramos ahora sí en el tema: el narcotráfico, un conflicto que ha dejado miles de muertes directas e indirectas. Ya sea a causa de la violencia o debido a los problemas de salud pública que ha provocado a nivel mundial, este es un conflicto que requiere ser atendido desde su origen. No basta con apagar fuegos; es necesario comprender y erradicar las causas profundas.

    En el caso de México, no podemos olvidar que este problema ha desencadenado una violencia imparable, una degradación de la sociedad y de sus instituciones, sobre todo desde la llegada de Felipe Calderón a la presidencia de la República. Sometido a las políticas represoras y expansionistas de Estados Unidos, Calderón emprendió un ataque desmedido contra el pueblo mexicano, utilizando a las fuerzas armadas para sus propios intereses políticos y económicos. Esta estrategia, centrada en la militarización y el combate frontal, fracasó en gran medida al no abordar las causas estructurales del narcotráfico.

    Por su parte, con la llegada de la Cuarta Transformación (4T) al gobierno, el discurso bélico cambió por una estrategia de ataque más directa, estratégica e inteligente contra los criminales. Sin embargo, el deterioro de las instituciones del Estado impidió que esta estrategia tuviera el éxito esperado. El Poder Judicial permitió que muchos de estos criminales vivieran en la impunidad, a pesar del esfuerzo del Estado mexicano por pacificar el país. Aun así, la estrategia del presidente Andrés Manuel López Obrador, centrada en atender las causas del problema, ha logrado reducir significativamente la violencia que azotaba al país desde 2006.

    En los últimos días, el gobierno de Estados Unidos, junto con el presidente electo Donald Trump, el embajador norteamericano Ken Salazar y algunos senadores republicanos, se han empeñado en atacar la estrategia de AMLO y la Presidenta, Claudia Sheinbaum, en su lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, resulta claro que el problema es más complejo de lo que algunos están dispuestos a reconocer.

    Es muy fácil y cómodo lavarse las manos, pero la realidad es que el narcotráfico es un tema que en gran parte le compete a Estados Unidos. Este conflicto es algo que podría resolverse más fácilmente si el país vecino tomara decisiones clave dentro de su territorio. No hablo únicamente del control de armas, que sin duda acabaría con gran parte del problema, ni del control de las adicciones, que también sería un paso importante. Los verdaderos líderes y capos de la droga viven, radican y nacen en Estados Unidos. El dinero que los carteles mexicanos ganan es gracias al que los estadounidenses les pagan, y curiosamente, no hay un solo nombre de un capo norteamericano que haya sido capturado.

    En Estados Unidos se encuentra la logística de producción y distribución de la droga, allí se plantean las estrategias de defensa de los carteles, y en ese país viven los verdaderos líderes de la industria del narcotráfico. México, Centroamérica y Colombia producen y trafican, pero la matriz del cartel se encuentra al norte del continente. La cuestión no es solo una lucha contra el crimen organizado en suelo mexicano, sino contra un sistema que alimenta esa misma estructura en su territorio.

    Esto se puede comparar con el caso del petróleo. A pesar de que Venezuela cuenta con más reservas petroleras, el control sobre la comercialización, el poder y el dinero no están en el país sudamericano. Están en las grandes empresas de Estados Unidos, que dictan las reglas del mercado global. De igual manera, el narcotráfico en América Latina, aunque se produce y trafica mayormente en países como México, encuentra su verdadero centro de poder, mercado y distribución en Estados Unidos.

    La lucha contra el narcotráfico es, por tanto, una responsabilidad compartida, pero con un claro foco de acción en el país que demanda, financia y consume la mayor parte de las drogas. Si Estados Unidos no asume su rol como principal actor en este conflicto, es difícil que la violencia y la devastación que enfrenta México se detengan. La solución pasa, en última instancia, por reconocer que el problema no es solo de quien lo sufre directamente, sino de quienes lo alimentan y lo permiten desde su propio territorio.

  • Reforma Judicial entre el Monismo internacionalista y el Constitucionalismo Nacionalista

    Reforma Judicial entre el Monismo internacionalista y el Constitucionalismo Nacionalista

    A una semana de que la reforma judicial se discutiera en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, muchas personas siguen preguntándose: ¿por qué los jueces buscan anularla?

    Más allá de querer conservar sus privilegios, los jueces también tienen una convicción ideológica, en sintonía con una visión neoliberal. Esta postura se opone al proyecto de la 4T, que busca recuperar el control de los recursos y derechos para las y los mexicanos.

    En el ámbito del derecho, existen dos corrientes ideológicas, similares a las que rigen en los sistemas políticos y económicos: el internacionalismo y el nacionalismo constitucional.

    La doctrina del Monismo Internacional sostiene que los tratados internacionales están al mismo nivel o incluso por encima de cualquier constitución. En cambio, el nacionalismo constitucional afirma que nada está por encima de la Carta Magna, ya que cada país es soberano, y su población se ha puesto de acuerdo para crear las leyes que los rigen. Ante una controversia, los tribunales deben resolver sin violar la constitución.

    Ahora, adivinen cuál de estas doctrinas se prioriza en las escuelas de derecho actualmente. Así es, esta preferencia da pistas sobre por qué algunos jueces actúan con una visión clasista.

    No hay que olvidar que las y los maestros que enseñan estas doctrinas también llevan una carga política y cultural. Por eso, en nuestro país aún se mantiene la antigua doctrina que, durante el periodo neoliberal, favoreció intereses extranjeros al apegarse a leyes internacionales.

    Por ello, jueces, magistrados y ministros interpretan la ley según la doctrina que profesan, con la carga ideológica y social que trae consigo cada postura.

    Así, el argumento de que la Corte es imparcial resulta falaz, pues el comportamiento y las decisiones de jueces, magistrados y ministros claramente los alinean con una ideología política. Esto explica las diferencias entre figuras como Norma Piña y Lenia Batres, y su cercanía con los dos grandes bloques políticos que dominan el país: la Cuarta Transformación y la vieja política neoliberal.

    En este contexto, para que la Cuarta Transformación continúe con su proyecto de cambio en la vida pública, económica y política de nuestro país, era necesario que la Corte transite del Monismo Internacionalista hacia un Constitucionalismo Nacionalista.

  • 30 días que redefinen a la capital

    30 días que redefinen a la capital

    Si bien hoy podríamos estar hablando de temas que influyen en la vida nacional e internacional, como el hecho de que un senador de la República (Marko Cortés) esté llamando abiertamente a la intervención extranjera, o reflexionando sobre la relación que tendrá el próximo mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, con nuestra presidenta, Claudia Sheinbaum, creo que es igualmente importante resaltar lo que se está haciendo en la Ciudad de México. 

    Desde que tengo memoria, la izquierda siempre ha gobernado esta ciudad, salvo durante el nefasto gobierno de Miguel Ángel Mancera. Sin embargo, la capital de este país ha estado en manos de tres candidatos presidenciales: Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador y, recientemente, Claudia Sheinbaum, quien ha sido la más influyente en los últimos años. De estos tres, dos sufrieron fraudes electorales, y las huellas de su lucha por la justicia siguen presentes en el alma política de la ciudad. 

    La Ciudad de México no sería lo que es sin esos grandes líderes que la han gobernado. Ellos han dejado las bases de lo que hoy nos gobierna a nivel federal. No obstante, es necesario reconocer que ninguna administración ha trabajado tanto como la que actualmente lidera Clara Brugada. 

    En tan solo un mes de gobierno, la capital ya empieza a notar el cambio de timón producido el 5 de octubre. De hecho, llamarla “la Capital de la Transformación” no parece descabellado. 

    En 30 días, la gobernadora morenista tuvo que enfrentar un desastre natural que atendió de manera inmediata. A tan solo un día de asumir el control de la ciudad, una lluvia atípica inundó gran parte de la zona sur: Tláhuac, Xochimilco y Milpa Alta. Este diluvio amenazó tres festividades importantes: la Feria del Mole en Milpa Alta, las celebraciones por el Día de Muertos, que afectaron los sembradíos de cempasúchil en Xochimilco, y la tradicional cena navideña, cuyos ingredientes se cultivan en Tláhuac. 

    La respuesta del gobierno de Clara Brugada fue rápida y eficiente. Según la alcaldesa de Tláhuac, Berenice Hernández, en tres días se resolvió lo que se estimaba tomaría 30, logrando así salvar las tres festividades. 

    En solo un mes, se redujo en mil el número de delitos, gracias a los gabinetes diarios que lidera la Jefa de Gobierno. De hecho, los incidentes más sonados en los medios (el asesinato de una mujer en Viaducto y el atentado contra la diputada local Diana Sánchez Barrios) fueron resueltos en dos semanas, con la captura de los presuntos responsables. 

    Otro problema histórico que ha aquejado a la Ciudad de México es el suministro de agua. Por ello, Clara Brugada implementó un trabajo coordinado con el Gobierno Federal y los gobiernos de Hidalgo, Estado de México y Morelos, dando inicio al primer Gabinete de Agua. Este gabinete tiene como objetivo mejorar el suministro de agua en la zona metropolitana y recuperar los cuerpos hídricos. Además, se trabaja en conjunto con estos estados para crear una policía metropolitana que reduzca la incidencia delictiva, al tiempo que se protege el bosque de agua de la tala ilegal.

    Se ha implementado una nueva manera de gobernar, más cercana a la ciudadanía, a través de audiencias semanales donde la mandataria escucha, cada martes, las necesidades y quejas de los habitantes de la ciudad. Además, todos los jueves, Clara Brugada y su gabinete visitan diferentes colonias a través del programa Casa por Casa, para recoger directamente los problemas más urgentes de cada zona. Gracias a estos programas, más de 10,000 personas han sido atendidas en lo que va del mes. 

    Se ha reformado el Código Fiscal y se aprobó el regreso de la licencia permanente. Ya han comenzado la reparación de más de 16,000 baches en las 16 alcaldías, y se lanzó el Programa Público de Cuidados, para revalorar y distribuir de manera más equitativa las tareas de cuidado. Además, ya se han entregado becas universitarias y, en las próximas semanas, se pondrá en marcha el programa “Desde la Cuna”, que apoyará a los niños en sus primeros mil días de vida con una beca, para mejorar su desarrollo y reducir las carencias de las familias más vulnerables.

    Y por si fuera poco, a poco más de un año de que la Ciudad de México sea sede de partidos del Mundial de Fútbol 2026, ya se ha instalado el comité organizador para este evento internacional. Este proyecto incluye un ambicioso plan de sustentabilidad y movilidad, que permitirá a los asistentes llegar en su mayoría mediante transporte público y opciones sostenibles.

    La Ciudad de México se está transformando, y Clara Brugada está liderando ese cambio con una eficiencia y cercanía con los ciudadanos que se siente en cada rincón de la capital. En solo un mes, ha demostrado que no solo es capaz de hacer frente a los desafíos del momento, sino que también tiene la visión y el coraje necesarios para seguir transformando la ciudad en la metrópoli que todos queremos. Este es solo el comienzo de un cambio profundo, una transformación real y tangible, que seguramente marcará un antes y un después en la historia de la capital. 

    Es hora de poner los focos donde realmente está sucediendo la transformación, porque lo que está pasando en la Ciudad de México es un ejemplo de gobernanza que, más allá de los discursos, se está construyendo con hechos. 

  • El peso de la historia cayó sobre la Suprema Corte

    El peso de la historia cayó sobre la Suprema Corte

    ¿Alguna vez han escuchado hablar de “el peso de la historia”? Este concepto hace alusión a la influencia de hechos, decisiones y acontecimientos que, aunque ya ocurrieron, siguen dejando una huella significativa en la sociedad, las instituciones o la cultura de un país.

    El mejor ejemplo de esto fue lo ocurrido ayer, 5 de noviembre, un evento que marca un parteaguas en la política y la justicia mexicana, luego de que los ministros afines a intereses de poder no pudieran frenar la reforma del Poder Judicial.

    La ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, lo expresó con claridad: “Sea cual sea la decisión que se tome hoy, se estará hablando en los libros de historia de nuestro país”. A pesar de los intentos anticonstitucionales, el peso de la historia es tan grande que ni todo el dinero logra comprar una sentencia a conveniencia.

    Parecía que la SCJN tenía los ocho votos suficientes para echar atrás una reforma constitucional (de manera ilegal), pero ante los ojos y oídos de propios y extraños, el ministro Alberto Pérez Dayán dejó claro que no acompañaría la propuesta, pues la Corte jamás podría declarar inconstitucional a la Constitución.

    Ante esto, y el evidente enojo de siete ministros, la presidenta Piña discutió si seis votos eran suficientes, argumentando que la reforma, ya vigente, establece que con seis votos se puede declarar la inconstitucionalidad de una ley. Es decir, estaban dispuestos a jugar con las reglas que no les gustan, pero que les convienen, para invalidar esas mismas reglas.

    Afortunadamente, tampoco lograron imponer su voluntad, y ante la impotencia, prefirieron terminar la sesión.

    Las cosas fuera del recinto judicial se tornaron bastante agresivas, pues el grupo de trabajadores que buscan mantener sus privilegios acusaron a Dayán de ser traidor e incluso agresor sexual, una acusación grave que, de ser cierta, los convierte en cómplices por encubrirlo cuando les convenía. Esta situación no solo es inmoral, sino ilegal.

    Sin embargo, sus amenazas subieron de tono al advertir que tomarán la justicia en sus propias manos, asegurando que todo aquel que esté a favor de la reforma judicial “la pagará”.

    Estas amenazas podrían desestimarse, entendiendo que están perdiendo privilegios que ni el Presidente de la República tiene. Pero cuando figuras como el presidente del PAN, el senador Marco Cortés, sugieren la posibilidad de un golpe de Estado militar y llaman a un levantamiento de la sociedad civil, estas amenazas se tornan peligrosamente serias.

    La historia se encargará de juzgar a quienes hoy amenazan el estado de derecho, pues la verdadera justicia no responde a intereses de unos cuantos. No podemos permitir que el odio y el miedo nublen la razón; México ha llegado demasiado lejos como para volver atrás. La Constitución no es un juguete político, y los intereses particulares jamás deberían estar por encima de la voluntad de un pueblo decidido a seguir avanzando hacia un país más justo y democrático.

  • La nueva cara del fascismo en México

    La nueva cara del fascismo en México

    En las últimas semanas, luego de que el segundo piso de la 4T lograra consolidarse con distintas reformas que privilegian la democracia y el bienestar de las y los ciudadanos, ha salido a relucir un adjetivo que se usa para describir a quienes buscan mantener sus privilegios, aunque no logren hilar ideas claras: “facho”. Así se les ha llamado, pero, ¿qué significa realmente este término?

    “Facho” es un adjetivo derivado del fascismo, una ideología política autoritaria que surgió en Europa en la primera mitad del siglo XX, principalmente en Italia con Benito Mussolini y en Alemania con el nazismo de Adolf Hitler. El fascismo se caracteriza por su rechazo al liberalismo, al socialismo y, en general, a cualquier forma de pluralismo político. Para el fascismo, lo que piensan las mayorías no importa, porque se cree que solo las élites tienen la razón; como la historia nos ha mostrado, quienes se adhieren a esta ideología son capaces de agredir y hasta matar con tal de mantener sus privilegios.

    En México, este fenómeno ha encontrado eco en ciertos sectores de la política y el poder. Algunos jueces del Poder Judicial, por ejemplo, se resisten a perder sus beneficios, incluso cuando esta postura afecta a miles de personas. El reciente paro en el Poder Judicial, promovida por un grupo que defiende privilegios, es una clara muestra de este conflicto de intereses. Esta postura, que en el fondo desprecia el bien común, parece tener como único objetivo proteger los intereses de una minoría.

    Pero quizá la mejor expresión del fascismo en nuestra política se encuentra en personajes como Lilly Téllez y Alejandro Moreno. Ambos políticos han mostrado un desprecio evidente hacia quienes no comparten su visión y no dudan en agredir o descalificar a sus opositores. Esta semana, en el contexto de la reforma de supremacía constitucional, Moreno subió a la tribuna del Senado para intimidar al presidente de la Cámara, Gerardo Fernández Noroña, en un acto que muchos vieron como un intento de imponer su voluntad a través de la confrontación.

    Este tipo de actitudes no se limita a episodios individuales, sino que refleja una ideología que rechaza el diálogo y busca imponerse por la fuerza. Lo más preocupante es que, tras este incidente, algunos voceros del conservadurismo y ahora también del fascismo mediático, difundieron las imágenes una y otra vez, elevando a Moreno a la categoría de “salvador de la patria”. Incluso le crearon una campaña de imagen, proyectándolo como una figura heroica cuando, en realidad, representa los mismos intereses que han mantenido al país en la desigualdad y la injusticia.

    No podemos dejar de lado que el resurgimiento de estas actitudes fascistas es también un intento por frenar el avance de los cambios impulsados por la 4T. Los sectores que se sienten amenazados por las reformas buscan convencer a la ciudadanía de que sus intereses particulares son los intereses de todos, cuando en realidad solo responden a una minoría que se ha beneficiado históricamente del poder y los recursos públicos.

    La estrategia es clara: mantener sus privilegios a toda costa, recurriendo a discursos de odio, miedo y polarización para desviar la atención del verdadero propósito de las reformas. Estos líderes han aprendido a manipular la opinión pública y a presentarse como víctimas de una supuesta tiranía, cuando, en realidad, buscan perpetuar un sistema injusto.

    En tiempos de cambio, es fundamental que la ciudadanía se mantenga alerta y no caiga en la trampa de quienes defienden sus propios intereses disfrazándolos de “libertad” o “patriotismo”. Solo así podremos avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa, donde los privilegios de unos pocos no se impongan sobre los derechos de las mayorías.

  • Poder Judicial jugando a las mañaneras

    Poder Judicial jugando a las mañaneras

    Si bien la información es un derecho constitucional de las y los mexicanos, hasta 2018 ese derecho estaba cooptado. La opinión pública se encontraba manipulada por una élite que controlaba el poder.

    No fue hasta la llegada de Andrés Manuel López Obrador que su ejercicio diario de “Las Mañaneras” hizo valer de manera real ese derecho. En estas conferencias existe un diálogo circular que ha permitido, incluso, a la oposición preguntar abiertamente al mandatario en turno.

    Este ejercicio, que la presidenta Claudia Sheinbaum continúa, ha permitido que la población se entere del actuar de sus autoridades, sea a favor o incluso en contra del oficialismo.

    Pero, ¿qué pasa si los poderosos quieren volver a hacerse del control de la información? Pues parece que no basta solo con hablar frente a los medios de comunicación. Jueces y magistrados del Poder Judicial intentaron lo mismo con la finalidad de ganar la opinión pública e, incluso, volver a manipular a la población. Sin embargo, no bastó más que una sola conferencia matutina organizada por ellos para darse cuenta de que la población ya está informada y es capaz de cuestionarles.

    Durante su primera conferencia, el magistrado Juan José Olivera quiso tomar la batuta, pero no mostraron más que su clasismo e ignorancia, donde solo manipularon la información para intentar mantener sus millonarios privilegios.

    Si bien el trabajo de los jueces es interpretar, argumentar y convencer, esto solo se puede lograr cuando genuinamente sabes que la razón te ampara. Pero hasta Juan José Olivera reconoció la posición de la presidenta Sheinbaum, y llegó a preguntar si de verdad los reporteros no tenían familiares trabajando con ellos, queriendo minimizar el hecho de que el 46% de quienes laboran en el Poder Judicial son familiares.

    Este tipo de acciones de parte de jueces y magistrados no solo reflejan el nerviosismo ante la pérdida de sus privilegios, sino también una desconexión con la realidad que vive el país. Intentar ganar la opinión pública con argumentos vacíos es subestimar la capacidad crítica de la ciudadanía, que está cada vez más informada y menos manipulable.

    El uso de los medios de comunicación como arma política por parte de ciertos actores del Poder Judicial pone en evidencia un profundo temor a la transparencia. Prefieren encubrir sus lujos en lugar de justificar su actuación con hechos y resultados que hablen por sí mismos.

    A diferencia de otros tiempos, hoy la gente tiene acceso a diversas fuentes de información y no se conforma con narrativas oficiales o fabricadas. Las redes sociales y las nuevas formas de comunicación permiten un flujo de información mucho más horizontal, en el que las mentiras y los intentos de manipulación pueden ser expuestos rápidamente.

    La población mexicana ha despertado políticamente y se ha vuelto mucho más crítica ante los poderes fácticos. El intento del Poder Judicial de controlar el discurso público demuestra que la época de manipulación mediática ya no es viable. El reto para los jueces y magistrados no está en ocultar sus privilegios, sino en adaptarse a una ciudadanía que exige transparencia, justicia y coherencia. Si no lo hacen, perderán aún más la confianza de una población que no se deja engañar tan fácilmente.

  • García Luna: crimen y corrupción, narco y poder, una alianza letal

    García Luna: crimen y corrupción, narco y poder, una alianza letal

    La sentencia de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública en México, es un recordatorio contundente de los profundos daños que la corrupción ha infligido en nuestro país. Lejos de ser un caso aislado, su vínculo con el narcotráfico refleja un entramado en el que las instituciones responsables de garantizar la seguridad se ven infiltradas por intereses criminales. La complicidad entre las autoridades y el crimen organizado debilita el estado de derecho y deja a la ciudadanía en un estado constante de vulnerabilidad.

    La guerra contra el narcotráfico, iniciada en 2006, se ha traducido en un ciclo de violencia que, más de una década después, parece no tener fin. El enfoque punitivo, basado en la militarización de las calles, ha provocado miles de muertos, desapariciones y un clima de terror en amplias regiones del país. A pesar de estos costos, los resultados han sido escasos, y la violencia persiste. La condena de García Luna pone en evidencia que el problema no se resuelve con más fuerza, sino atendiendo las causas estructurales de la violencia.

    La corrupción, en este contexto, actúa como un motor que alimenta tanto la impunidad como el crecimiento del narcotráfico. Cuando quienes deberían combatir el crimen están al servicio de los criminales, el sistema se desmorona. En lugar de estrategias que privilegien la represión, es fundamental atacar de raíz la corrupción dentro de las instituciones de seguridad y justicia. Sin esta depuración, cualquier esfuerzo será insuficiente.

    Es necesario un enfoque de seguridad que considere las causas profundas que llevan a miles de jóvenes a integrarse en las filas del narcotráfico. La falta de oportunidades, la desigualdad y la exclusión social son factores que han sido ignorados durante años. No se puede pedir a una juventud marginada que elija otro camino cuando el Estado no les ofrece alternativas viables.

    La violencia no se combate solo con balas. Es indispensable que el gobierno invierta en programas de desarrollo social, educación y empleo, sobre todo en las regiones más afectadas por el narcotráfico. Estos esfuerzos, aunque tardarán en mostrar resultados, son los únicos que pueden garantizar una paz duradera. Por ello la importancia de programas sociales que implementó el ex Presidente Andrés Manuel López Obrador y que Claudia Sheinbaum continúa como: Jóvenes Construyendo el Futuro, La Beca Benito Juárez, instituciones como el IMSS Bienestar, entre otros. 

    La guerra contra el narcotráfico iniciada por el fraude electoral de 2006, con Felipe Calderón, también tuvo un impacto devastador en los derechos humanos. Las violaciones cometidas por las fuerzas armadas debido a las ordenes de García Luna y Felipe Calderón, como ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y tortura, han sido documentadas una y otra vez por organizaciones nacionales e internacionales. 

    El caso García Luna también nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad de los políticos y funcionarios que impulsaron o defendieron esta estrategia fallida. La lucha contra el narcotráfico no puede ser usada como pretexto para justificar el abuso de poder y la corrupción.

    En definitiva, la seguridad debe entenderse como un concepto mucho más amplio que la simple reducción de la violencia. Implica construir un Estado de derecho sólido, donde la justicia sea accesible para todos y no esté sujeta a los intereses del poder económico o criminal, por ello la importancia de la Reforma Judicial, la cual garantizar condiciones dignas de vida para la población, cerrando las brechas de desigualdad que alimentan el ciclo de violencia y privilegia un estado de derecho y una justicia pronta y expedita.

    La sentencia de García Luna marca un precedente importante, pero no es suficiente. Debe ser el punto de partida para una transformación real en la política de seguridad, donde la justicia, la honestidad y la atención a las causas estructurales del narcotráfico sean el eje central de cualquier estrategia, como la planteada por la Dra. Claudia Sheinbaum y su secretario de seguridad Omar García Harfuch. Sin ello, seguiremos atrapados en un ciclo de violencia y corrupción que solo beneficia a unos cuantos, a costa de millones de vidas.

    También hay que reconocer el esfuerzo que en la Ciudad de México se hace para prevenir la violencia y romper con las desigualdades, la propuesta que la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, implementó con su plan para erradicar la pobreza en la capital, permitirá que el centro político, cultural y económico del país se convierta en un territorio libre de violencia.

  • Crítica vacía, propuestas ausentes: la derecha estancada

    Crítica vacía, propuestas ausentes: la derecha estancada

    Si bien han transcurrido más de tres meses desde las elecciones nacionales, quienes se oponen al régimen de la Cuarta Transformación siguen anclados en ese momento. La resistencia a aceptar los resultados y el nuevo rumbo político del país refleja una falta de visión y de propuestas concretas por parte de la oposición.

    Hace más de una semana que el presidente Andrés Manuel López Obrador abandonó Palacio Nacional, pero el discurso de los medios afines a la derecha sigue estancado en su figura. En lugar de enfocarse en la nueva administración o en los retos que enfrenta el país, persisten en atacar al expresidente como si aún estuviera en el cargo.

    Hace unos días, el vocero de la derecha, Ciro Gómez Leyva, afirmó que AMLO nunca pisaría Estados Unidos por temor a ser detenido. Sin embargo, ignora que el expresidente no tiene interés en abandonar el país, demostrando, como siempre, su desconexión con la realidad y su tendencia a construir narrativas vacías.

    A diferencia de la mayoría de exmandatarios, Andrés Manuel López Obrador no se exilió en otro país. Su principal carta de presentación es el respaldo popular que ha cultivado durante su gestión. Basta con observar cómo el pueblo lo recibió en su trayecto al recinto legislativo o cómo sus vecinos de Tlalpan le agradecieron por todo lo que hizo. AMLO no necesita irse, porque su legado y trabajo lo respaldan en cualquier rincón de México.

    En el mismo programa, se sumó el líder del Cártel Inmobiliario en Benito Juárez, el exalcalde y excandidato a la Jefatura de Gobierno, Santiago Taboada. Con su comportamiento arrogante, resumió por qué la oposición no funciona: está más preocupada por defender sus privilegios que por ofrecer una alternativa viable al país.

    El panista aseguraba que “la oposición está para criticar, levantar la voz y no dejar que el régimen haga nada”, y con esto sentenció su estrategia: decir no por el simple hecho de oponerse. ¿En serio creen que esa es la fórmula para ganarse a la población? ¿Cuándo fue que la crítica vacía se convirtió en el único argumento de la derecha?

    Una verdadera oposición no solo critica, sino que también propone. Una oposición fuerte analiza los errores del gobierno, plantea soluciones y construye consensos con la ciudadanía. No se trata de bloquear por bloquear, sino de aprovechar los desaciertos del régimen para presentar un camino alternativo que represente los intereses de la mayoría.

    La razón por la cual la oposición en México está perdida es clara: no tienen un proyecto de nación. No escuchan a la gente, no buscan acuerdos y, lo que es peor, actúan solo para proteger sus propios intereses. Es en esa desconexión donde han fracasado, y seguirán fracasando si no cambian su enfoque.

    El futuro de México no está en el estancamiento ideológico ni en el enfrentamiento constante. Está en las propuestas, en las soluciones, y en la construcción de un diálogo genuino que incluya a todos los sectores del país. Sin ese cambio, la oposición solo será un eco lejano de un pasado que el pueblo ya ha dejado atrás.