La mayoría obtenida por “La Libertad Avanza” despierta incertidumbre sobre recortes, reformas laborales y estabilidad económica.
El partido del presidente argentino Javier Milei ganó las elecciones legislativas del domingo, obteniendo más del 40% de los votos, a pesar de los años de profundos recortes presupuestales, escándalos de corrupción y creciente descontento social. La victoria le permite contar con mayoría legislativa, lo que dificulta que sus vetos sean anulados y despeja el camino para avanzar con su controvertida agenda económica y laboral.
Milei, quien se define como anarcocapitalista, ha aplicado medidas que redujeron la inflación del 160% al 30% anual, pero que también han generado penurias para amplios sectores de la población, provocando un aumento de la desigualdad y afectando servicios públicos esenciales.

La elección se produce en un contexto de mercados volátiles y dependencia financiera internacional, con un respaldo estadounidense clave para mantener la estabilidad del peso y asegurar préstamos. Esto ha generado críticas sobre la creciente influencia externa en la política económica del país.
La participación fue del 68%, la más baja desde el regreso de la democracia en 1983, reflejando la apatía y el desencanto ciudadano ante la falta de alternativas políticas viables y la persistente fragmentación de la oposición. Analistas advierten que, pese al respaldo electoral, la gestión de Milei mantiene riesgos de tensión social y económica, debido a la austeridad estricta y los recortes que afectan a educación, salud y programas sociales.
Con esta mayoría legislativa, se espera que el gobierno avance en reformas laborales, reducción de impuestos y flexibilización de regulaciones, medidas que podrían favorecer a inversionistas pero que aumentan la presión sobre los sectores más vulnerables.
Con información de Emma Bubola para The New York Times
