Etiqueta: Generación Z

  • Bloque negro derriba vallas y agrede a policías en Palacio Nacional; prianistas los bendicen

    Bloque negro derriba vallas y agrede a policías en Palacio Nacional; prianistas los bendicen

    Encapuchados del bloque negro protagonizan enfrentamiento con granaderos y reciben apoyo simbólico de manifestantes afines al PRI; la Generación Z queda opacada por la violencia.

    La supuesta marcha de la Generación Z se tornó violenta cuando encapuchados del bloque negro derribaron las vallas metálicas que protegen Palacio Nacional, generando un enfrentamiento directo con policías que usaron extintores y escudos para contenerlos.

    Los manifestantes llegaron a la Plaza de la Constitución alrededor del mediodía, y desde su arribo se les vio golpeando y escalando las vallas. Para las 13:15 horas, el bloque negro logró abrir un hueco en el cerco, provocando un choque intenso con la policía.

    En un giro nada sopreviso, manifestantes de la derecha fueron vistos bendiciendo a integrantes del bloque negro, un acto que dejó en evidencia la coordinación y el respaldo simbólico que algunos sectores políticos otorgaron a los encapuchados. Esta escena demuestra que la violencia estuvo organizada y que el bloque negro se convirtió en el núcleo más activo de la protesta.

    Usuarios en redes sociales coinciden en que, pese a la narrativa de protesta ciudadana, la acción del bloque negro muestra una intención política agresiva, respaldada indirectamente por simpatizantes del PRIAN,  quienes buscan legitimar la acción directa de los radicales.

    Tras varios minutos de enfrentamiento, los policías lograron dispersar al grupo, pero las imágenes del momento se viralizaron rápidamente en redes sociales, mostrando la magnitud de la violencia y la coordinación detrás de la marcha. 

  • Alessandra Rojo de la Vega obligó a comerciantes jóvenes de Cuauhtémoc a asistir a la marcha de la derecha

    Alessandra Rojo de la Vega obligó a comerciantes jóvenes de Cuauhtémoc a asistir a la marcha de la derecha

    Durante la marcha de la derecha, varios comerciantes jóvenes de la alcaldía Cuauhtémoc revelaron que no asistieron por convicción, sino por miedo a “consecuencias graves” si se negaban a ir.

    En entrevistas, el grupo —de zonas como La Lagunilla y bajo la administración de la panista Alessandra Rojo de la Vega— subrayó que su presencia fue forzada. “La verdad, involuntariamente estoy aquí. Vengo apoyando al lugar donde trabajo. Si no venía iba a haber sanciones, entonces mejor vine”, declaró un joven en un video difundido en redes.

    El comerciante, claramente con una edad perteneciente a la Generación Z, afirmó que casi toda su zona fue asistió por temor a represalias. Sus palabras confirman lo que desde hace semanas se decía en voz baja: la derecha infló su movilización con acarreados.

    Cabe recordar que, recientemente, Rojo de la Vega fue vista muy cercana a la esposa del evasor fiscal Ricardo Salinas Pliego en un evento por su cumpleaños, personaje señalado como uno de los principales promotores de esta marcha.

    Además, una investigación de Los Reporteros Mx, realizada por el periodista Ricardo Sevilla, reveló hace tiempo la existencia de un presunto “Cártel Fantasma de las Obras Públicas” operado desde las alcaldías Cuauhtémoc y Álvaro Obregón, que vincula directamente a la panista Alessandra Rojo de la Vega y a la priista Mariana Rodríguez Mier y Terán, actual directora de Obras y Desarrollo Urbano.

    Una vez más, la cara de la derecha detrás del autoritarismo y la represión. 

  • Manifestantes prianistas agreden a personal de Los Reporteros MX en marcha de la derecha

    Manifestantes prianistas agreden a personal de Los Reporteros MX en marcha de la derecha

    Durante la cobertura de la marcha organizada por grupos de derecha, el reportero José Luis Piña, de Los Reporteros MX, fue intimidado mientras intentaba realizar una entrevista. Varias personas afines al movimiento le exigieron “dejar de grabar”, mientras que al camarógrafo Sebastián Juárez le tiraron el celular en un acto evidente de censura.

    En un gesto abiertamente autoritario, ambos compañeros fueron agredidos con empujones cuando buscaban preguntar a las y los asistentes las razones de su participación. Un manotazo alcanzó el teléfono con el que Juárez documentaba los testimonios. Un episodio que exhibe la represión y la intolerancia contra la libertad de expresión.

    A este ambiente de hostilidad se suma el testimonio recabado por el reportero de El Universal, Fabián Evaristo, quien entrevistó a Yamileth, joven de la verdadera Generación Z, misma que denunció que fue agredida por grupos prianistas luego de pedirles que no se colgaran del movimiento.

    Portando una cartulina con la leyenda “La Gen Z no son ancianos de derecha”, Yamileth afirmó que “la marcha es una farsa porque la mayoría son gente blanca, panista. Cuando les reclamamos, nos empujaron. Es una mentada de madre que quieran apropiarse del movimiento”.

    En Los Reporteros MX documentamos que entre los asistentes destacaron personas adultas mayores y figuras de la oposición como Rafael Loret de Mola —padre de Carlos Loret y colaborador de Roberto Madrazo—, así como Guadalupe Acosta Naranjo “El Cucaracho” y Emilio Álvarez Icaza “El Simi Facho”.

    El rostro de la falsedad de esta marcha terminó por revelarse: un movimiento que intenta venderse como juvenil, pero que, en realidad, exhibe su viejo y desgastado liderazgo y su empeño en callar a quienes muestran su verdadera naturaleza: la derecha.

  • ¿Marcha de Generación Z? Captan a “chavorukos” dirigiendo contingentes de jóvenes 

    ¿Marcha de Generación Z? Captan a “chavorukos” dirigiendo contingentes de jóvenes 

    Lo que querían hacer pasar como un movimiento juvenil independiente se revela como un show dirigido por adultos y empresarios de derecha, incluyendo al evasor fiscal Salinas Pliego y Claudio X González, usando a los jóvenes como escaparate.

    Cabe apuntar que la Generación Z ya no solo es tendencia en TikTok; ahora sus líderes, personajes longevos, pretenden utilizar a los jóvenes como carne de cañón por un puñado de manipuladores que creen que los jóvenes pueden ser utilizados como marionetas para sus ambiciones políticas. 

    Pero no es así. Para chasco de los manipuladores, su frustrada intentona es evidente.

    Desde el Ángel de la Independencia, se ve a adolescentes siendo coordinados por “chavorukos” con agendas claras: la revocación de mandato y, lo de siempre: tratar de desestabilizar a la 4T.

    Aunque el movimiento asegura ser independiente y sin partidos detrás, el gobierno de Claudia Sheinbaum señala que es inorgánico y controlado por empresarios y militantes de derecha. 

    Entre los nombres que destacan están el evasor fiscal Salinas Pliego, Claudio X González, Arturo Villegas, e incluso influencers de derecha que, esgrimiendo sus cebos y su retórica de siempre, juegan a dirigir a sus “seguidores” como si fueran muñecos digitales.

    El espectáculo se completa con el respaldo de figuras opositoras como Vicente Fox, la plurinominal panista Lilly Téllez y Alejandro ‘Alito’ Moreno. 

    Incluso entre los asistentes se pudo observar a Rafael Loret de Mola, padre de Carlos Loret de Mola, trabajador de Roberto Madrazo y dueño de Latinus. También estuvieron Guadalupe Acosta Naranjo “El Cucaracho” y Emilio Álvarez Icaza “El Simi Facho”.

    Los jóvenes avanzan mientras estos adultos (que han prolongado su inmadurez hasta el infinito) deciden estrategias, financian cuentas en el extranjero y diseñan campañas con inteligencia artificial, todo para dar la apariencia de un movimiento juvenil espontáneo.

    Pero el rostro de la falsedad, infelizmente para sus torpes organizadores, asoma y muestra su viejo y ajado rostro. 

    Al final, la “revolución de la Generación Z” parece más un show político, donde los protagonistas son adolescentes –que han caído en la trampa de la manipulación– y un cuantos directores, que perdida la juventud y la espontaneidad, se revelan como abuelillos que buscan notoriedad y que, posiblemente, hasta cobren su pensión del Bienestar. 

    Ya sabe: los mismos chavorukos de siempre.

  • Generación Z: entre el escepticismo informativo y el activismo digital

    Generación Z: entre el escepticismo informativo y el activismo digital

    Por Neri Torres, Eduardo Blanco, Nathael Pérez y Oscar Martínez

    La Generación Z mexicana está redefiniendo su relación con la política y los medios. Críticos del periodismo tradicional y al mismo tiempo escépticos de las redes sociales, estos jóvenes exigen transparencia, honestidad intelectual y acción real.

    Para la Generación Z mexicana —es decir, aquellos nacidos entre mediados de los noventa y comienzos de la década de 2010— la política ya no es una ceremonia solemne ni los medios un altar neutral. Crecemos en un paisaje digital, saturado de información, donde los grandes discursos tradicionales conviven con TikToks virales, bots y discursos partidistas camuflados entre memes. 

    Lo que para otras generaciones fue entender “quién manda”, para nosotros es preguntarnos “¿desde dónde hablan?” Y al hacerlo, descubrimos que la objetividad informativa es casi una fantasía: los medios, como otros campos sociales, están atravesados por intereses, ideologías y lógicas de poder.

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    El periodismo no es ajeno al juego político

    Neri Torres, comunicólogo y periodista, señala que la idea de un periodismo objetivo parece cada vez más lejana. Según él, el ecosistema informativo —influido por ideologías políticas, por algoritmos que premian lo conflictivo y por intereses empresariales— moldea lo que consideramos “verdad”. En ese sentido, no basta con decir que se busca el equilibrio: muchas decisiones editoriales son profundamente políticas. Para Neri, lo valioso no es fingir una independencia total, sino transparentar desde dónde se habla.

    Este diagnóstico no es infundado. En México, el acoso judicial hacia periodistas se ha vuelto una forma persistente de presión. Por ejemplo, la organización Artículo 19 reportó múltiples casos en 2025 donde se usan demandas para desgastar medios y voces críticas. Este tipo de hostigamiento contribuye a un clima en que “hablar con franqueza” deja de ser solo una ética profesional y se convierte en riesgo real.

    Desilusión política y exigencia de coherencia

    Eduardo Blanco, también comunicólogo, se describe como parte de una generación que ha sido testigo de crisis políticas, discursos de “guerra”, promesas rotas e inestabilidad económica. Blanco apunta que no hay una fe ciega en partidos ni en ideologías tradicionales —“no creo en derecha o izquierda”, dice— porque la realidad de muchos jóvenes mostrada desde fuera es profundamente simplificada y polarizada.

    Esta desilusión va más allá de la apatía: es hartazgo. La generación Z exige resultados tangibles, no solo discursos épicos. Quiere instituciones que funcionen, oportunidades reales y un México donde tener trabajo, vivienda o salud no dependa del color del voto o del apellido. No se conforma con la polarización, quiere soluciones concretas para la desigualdad. Y si el Estado no da esos resultados, entonces la responsabilidad de cambio recae en nosotros, en la acción organizada, informada y consciente.

    Un mundo líquido en constante transformación

    Nathael, filósofo y lector, utiliza la idea de “mundo líquido” de Zygmunt Bauman para describir la sensación de vivir en una realidad inestable: creímos en una promesa de progreso (“estudiar te salvara”) que poco a poco se desvaneció. Para él, el internet no es solo una herramienta, sino parte de nosotros: marca cómo aprendemos, nos relacionamos y cómo formamos opinio­nes políticas.

    Los medios tradicionales, para esta generación, ya no tienen el peso que tenían para generaciones anteriores. En cambio, lo que ocurre en redes sociales —en Instagram, TikTok, X— influye más profundamente en cómo vemos la política. Los actores políticos lo saben: intentan camuflar sus discursos para que se sientan hechos “a la medida”, personalizados para nosotros. Pero esa estrategia genera rechazo. Ver a figuras políticas apropiarse de nuestras series favoritas o de la estética que nos define solo evidencia lo poco que entienden lo que en realidad nos importa.

    La desconfianza en medios y el valor de la búsqueda

    Oscar, comunicólogo, recuerda haber crecido con la televisión como ventana al mundo; sus padres veían noticieros con reportes dramáticos sobre violencia, desapariciones o crisis. Pero con los años, él aprendió que informarse no debería ser solo consumir lo que “la televisión te da”: es necesario construir un criterio abierto, contrastar fuentes, debatir.

    Para él, el reto actual no es eliminar sesgos: es aprender a vivir con ellos, a reconocerlos y a investigar más allá. La información, dice Oscar, no debe ser una mercancía, sino una herramienta para generar conocimiento y debate. Así como los medios necesitan autonomía, nosotros necesitamos un consumo activo: no ganar la batalla informativa, sino ganar en profundidad y pluralidad.

    ¿Qué significa todo esto para el futuro político de México?

    Primero, que esta generación no solo se informa: también exige. No basta con viralizar consignas; quiere compromisos reales, transparencia ideológica y participación genuina. La Z mexicana no quiere ser usada como masa de maniobra; quiere ser entendida, escuchada y tomada en cuenta.

    Segundo, el escepticismo no es pasividad: es una forma madura de cuestionar el poder, de renegociar el contrato social entre ciudadanos, medios y Estado. Al desconfiar, reclamamos responsabilidad de los periodistas, de los partidos, de los creadores de contenido. Pedimos que no solo nos hablen, sino que nos expliquen desde dónde hablan.

    Como grupo demográfico significativo, tenemos un papel clave: podemos ser puente entre la tecnología y la política, entre la crítica y la acción. No basta con protestar; podemos proponer nuevas formas de participación digital, mecanismos de rendición de cuentas más acordes con nuestra realidad y un modelo comunicativo que no esconda sus intenciones

  • 8 millones de bots impulsan la movilización del 15N; partidos políticos y empresarios, principales promotores

    8 millones de bots impulsan la movilización del 15N; partidos políticos y empresarios, principales promotores

    Casi la mitad de la movilización juvenil fue impulsada por cuentas automatizadas y operadores digitales, según MilenIA; la bandera pirata de ‘One Piece’ se convierte en símbolo de protesta y manipulación política.

    Una bandera pirata ondea en redes mexicanas. Calaveras sonrientes, imágenes del Palacio Nacional en llamas y hashtags libertarios acompañan la convocatoria a la “Gran Marcha del 15 de Noviembre”. Sin embargo, un análisis de MilenIA revela que casi la mitad del movimiento fue generado por bots y amplificado por usuarios vinculados a partidos políticos y sectores empresariales.

    La cuenta @generacionz_mx, surgida originalmente en apoyo a la oposición venezolana, resurgió el 15 de octubre con mensajes incendiarios y gráficos creados por inteligencia artificial, difundiendo el hartazgo juvenil y la narrativa de resistencia digital. En menos de un mes alcanzó 70 mil seguidores y viralizó contenidos en TikTok, YouTube, X, Facebook e Instagram.

    Entre el 13 de octubre y el 12 de noviembre, la conversación digital sobre la marcha generó 17.5 millones de interacciones, de las cuales 46% fueron impulsadas por bots, comprados en Colombia, Argentina y España, mientras 54% correspondieron a usuarios reales. La bandera pirata del anime japonés ‘One Piece’ se convirtió en refugio simbólico: rebeldía sin ideología y enojo juvenil sin partido.

    El movimiento coincide con momentos de tensión política recientes, como el asesinato del exalcalde de Uruapan, Carlos Manzo, y refleja un ecosistema digital donde bots, jóvenes y operadores políticos construyen la narrativa de protesta. Según Grok, la IA predictiva de X, entre 40 y 50% de las menciones sobre la marcha son artificiales.

    Expertos en comunicación digital advierten que este tipo de movilizaciones híbridas —mitad impulsadas por bots, mitad por personas reales— pueden alterar la percepción pública sobre la magnitud de la protesta.

    Según MilenIA, la presencia masiva de bots no solo amplifica mensajes, sino que también segmenta audiencias, generando debates polarizados y la impresión de un movimiento juvenil más grande y coordinado de lo que realmente es, lo que podría influir en la narrativa política y mediática en los próximos días.

    Con información de Salvador Frausto y Omar Cordero

  • Generación zopilote: una copia de la verdadera Generación Z

    Generación zopilote: una copia de la verdadera Generación Z

    Por Laura Hernández

    El próximo 15 de noviembre se llevará a cabo una marcha convocada a través de distintas redes sociales por quienes se hacen llamar “la generación Z”.

    Este movimiento toma como símbolo la bandera pirata de la serie de anime japonesa One Piece, que se ha convertido en un eje de unión en movimientos de protesta de la Generación Z alrededor del mundo. Sin embargo, si analizamos con detenimiento los perfiles de los convocantes de esta marcha, nos damos cuenta de que algo no cuadra.

    A grandes rasgos, esta serie trata sobre un mundo rodeado casi en su totalidad por agua, donde la única forma de conocer otras islas es aventurándose al mar como piratas en busca de conseguir el “One Piece” para convertirse en el Rey de los Piratas.

    Lo que conocemos tradicionalmente sobre la vida de los piratas es que en sus travesías asaltan otros barcos de manera despiadada para hacerse de riqueza y tesoros a costa de su mala fama. Sin embargo, contrario a esta descripción, la serie One Piece tiene una perspectiva política que la hace interesante:
    Plantea que el mundo está gobernado por un gobierno totalitario que oprime a sus habitantes.

    El personaje principal de esta serie es el capitán Monkey D. Luffy, quien en sus aventuras viajeras conoce innumerables islas, y en cada una de ellas percibe los conflictos y las distintas realidades de sus poblaciones. Se percata de que existen problemas de desigualdad, racismo y tiranía, y debido a su gran empatía siempre se sitúa del lado del oprimido, enfrentándose junto a su tripulación a quienes ejercen el poder en perjuicio de la población y luchando por la justicia. Luffy usa un sombrero de paja como símbolo de humildad.

    Es decir, este grupo de piratas rompe con la imagen negativa que tenemos de ellos y deciden resignificar su relación con el otro. Luchan por la libertad de los pueblos, contra el racismo y por una sociedad solidaria y sin jerarquías, lo cual le otorga a la serie un vínculo con el anarquismo.
    Es una serie que retrata los problemas sociales, en donde Luffy se vuelve un símbolo rebelde y revolucionario, que busca cambiar el ordenamiento del mundo frente a la autoridad totalitaria.

    ¿Acaso los Claudio X. González, los Salinas Pliego, las Alessandras Rojo de la Vega, los Alitos Morenos, Fox, los mareas rosas, los Calderones y toda la escoria prianista comprenderán que el significado de este símbolo que adoptan como bandera es totalmente ajeno y discordante a lo que ellos representan?

    Esto, además de estupidez, evidencia la ausencia de organicidad de la convocatoria en sí y el profundo desconocimiento sobre lo que representa este símbolo del pirata con el sombrero de paja para esta generación, lo que lo hace aún más repugnante.

    Se apropian de símbolos, de causas, de manifestaciones de indignación legítima en momentos coyunturales como el que vivimos hoy con el asesinato de Carlos Manzo, porque ellos en realidad carecen de propuestas y de símbolos propios. Roban no sólo dinero, sino también identidad, porque la suya es de todos conocida y sólo merece el rechazo que no ha podido revertir en las urnas ni en la opinión pública.

    Estos personajes representan el establishment político, la organización social jerárquica, el clasismo, el racismo, la discriminación y la injusticia social, y eso es justamente lo que combate esta generación. Por eso sus discursos no tienen eco ni acompañamiento de los jóvenes, quienes incluso se han deslindado de esta convocatoria a partir de mensajes en redes sociales.

    Con esta bandera, estos grupos del poder político pretenden emular movimientos sociales que retomaron ese símbolo, como en Nepal, Madagascar o Perú, entre otros. Sin embargo, no se puede adoptar un símbolo pretendiendo replicarlo en otro contexto tan diferente como México.

    En nuestro país hay gobernabilidad y la Presidenta Claudia Sheinbaum cuenta con el apoyo mayoritario de la población, superior al 70%. Contrariamente a lo que vocifera la derecha en sus discursos, no vivimos en una dictadura ni tenemos un gobierno totalitario.

    Es por ello que este lenguaje político usado por los convocantes de la mal llamada generación Z, cuyo nombre verdadero debiera ser “Generación Zopilote”, desentona totalmente con las demandas de los jóvenes que sí pertenecen a dicha generación y cuyo movimiento se gesta de manera orgánica desde abajo y no desde la oligarquía.

    La generación Z plantea construir una sociedad más igualitaria y con justicia social. Busca recuperar su lugar en el mundo, un lugar que el sistema les ha arrebatado junto con la mayoría de sus derechos. Son estos jóvenes los que mayormente han resentido y padecen la precariedad social, sin poder acceder a derechos básicos como la vivienda y la seguridad laboral. Por eso no tienen vínculo alguno con quienes promueven esta marcha.

    Es una generación políticamente presente, pero que quizá “no estamos viendo ni leyendo” adecuadamente porque sus canales de comunicación no se sitúan en las redes sociales convencionales.

    Contrario a lo que podríamos pensar, la generación Z no es apolítica, lo cual representa una llama esperanzadora para frenar la irrupción del neofascismo en nuestro país, como ha sucedido en otras naciones de Latinoamérica, como Argentina, donde lamentablemente han sido los jóvenes quienes han colocado a la ultraderecha en el poder.

    No obstante, me surgen algunas preguntas:

    ¿Qué papel jugará esta generación Z en los cambios de paradigmas y de transformación sociopolítica en nuestro país?

    ¿Qué proponen para cambiar la realidad que vivimos y bajo qué principios y estrategias de acción?

    ¿La 4T y Morena están entendiendo la manera de concebir el mundo de esta generación y sus nuevas formas de organización y acción política?

    ¿Tendrá futuro la 4T con las formas en las que está ejerciendo el poder político o sucumbirá ante esta generación que no se siente representada por ningún partido político y que, a diferencia de muchos en Morena, no pretenden acomodarse dentro de las estructuras de poder, sino transformarlo?

    Para quienes han leído mis columnas, se habrán dado cuenta de que, en correlación con mi actividad profesional, escribo sobre temas de salud en general y salud mental. Sin embargo, hoy decidí escribir sobre este tema de coyuntura política porque también tiene que ver con la salud individual y colectiva.

    Si queremos vivir en una sociedad mejor, debemos replantear constantemente nuestras formas de organización y transformarla en beneficio de las mayorías y en pro del bien común. Debemos transformar el pensamiento en función de nuestra realidad objetiva para conquistar derechos y evitar regresiones.

    Como Psiquiatra, puedo decir que es obligado conocer más a profundidad las inquietudes de los jóvenes, sus nuevos códigos y canales de comunicación, sus preocupaciones, carencias y demandas, así como los diversos fenómenos sociales de la realidad que vivimos, puesto que estos factores también moldean el pensamiento y la personalidad y forman parte de la experiencia vivencial como individuos y como colectividad. Desconocer estos aspectos nos impide valorar a las personas en su integridad, lo cual a su vez limita la empatía y la comprensión de sus problemáticas, que impactan directamente en la convivencia social.

    Para mí, conocer más a profundidad los planteamientos y la narrativa que promueve la generación Z me hace tener esperanza en nuestros jóvenes, quienes se rebelan al autoritarismo de los gobiernos de derecha.
    Las generaciones somos más que un nombre (Baby boomers, Generación X, Millennials, Generación Z, etc.). Somos vivencias, experiencias, esperanza y ejes de transformación.

    Debemos estar pendientes de lo que suceda este próximo 15 de noviembre y seguir combatiendo cada día desde nuestra trinchera la narrativa de la derecha carroñera, que está dispuesta a lo que sea por recuperar el poder y sus privilegios a costa del pueblo de México. Frenar a estos delincuentes es tarea de todas y todos, es una lucha transgeneracional.

    Laura Marcela Hernández Aguilera. Médica con especialidad en psiquiatría (UNAM). Activista y militante. Obradorista. Ex delegada estatal de morena Chihuahua. 

  • Marcha de la Generación Z: Expectativa y Realidad

    Marcha de la Generación Z: Expectativa y Realidad

    Una llamada a la movilización por seguridad y justicia resultó en una escasa participación. Los jóvenes enfrentan el reto de convertir su indignación digital en acción en las calles.

    Este sábado, un grupo de jóvenes de la Generación Z se reunió en el Centro Histórico de la Ciudad de México. La intención era clara: protestar contra la violencia e inseguridad que aquejan al país. La “Marcha de la Generación Z” se había convocado a través de plataformas como TikTok, Discord y X, buscando visibilizar el descontento social.

    Los organizadores del evento hicieron un llamado a alzar la voz por un país más seguro y justo. Se distanciaron de una segunda marcha programada para el 15 de noviembre, advirtiendo que esta última estaba influenciada por políticos y exlegisladores. Prometieron que su evento sería pacífico y ciudadano, pero los resultados distaron mucho de lo esperado.

    A medida que el contingente avanzaba desde el Ángel de la Independencia hacia el Palacio Nacional, el entusiasmo digital se desvaneció en las calles. Las consignas resonaban con fuerza, pero la cantidad de asistentes era decepcionante. Muchos esperaban ver miles de personas unidas, pero las estimaciones de asistencia fueron muy bajas, con cifras que rondaban entre 300 y 900 participantes.

    Por el camino, los jóvenes expresaron su frustración con gritos como “Morena decía que todo cambiaría, mentira, mentira”, mientras mostraban banderas inspiradas en el anime “One Piece”. Las pancartas llevaban mensajes diversos, desde apoyos a Palestina hasta demandas laborales, como la reducción de la jornada laboral a 40 horas. También se recordó al exalcalde de Uruapan, Carlos Manzo, como símbolo de la crisis de seguridad actual.

    Aun así, la marcha enfrentó confusiones internas. Iván Rejón, un líder de la generación Z, denunció que otros grupos intentaban usar a los jóvenes para fines políticos. Esto creó un ambiente de desorganización que afectó la participación. Las autoridades desplegaron 200 elementos de seguridad para asegurar que la marcha transcurriera sin incidentes, mientras un grupo reducido de asistentes pintaba mobiliario urbano.

    Al finalizar el evento, las cifras de participación resaltaron un hecho claro: el activismo digital no siempre se traduce en acción tangible. La transición de la indignación en redes sociales a una movilización efectiva es un gran reto para la juventud. Aunque hay un claro deseo de justicia y cambio, la falta de estructura y liderazgo limitó el impacto de esta marcha.

    A medida que los jóvenes reconozcan sus desafíos, el camino hacia una acción colectiva más efectiva se vuelve más urgente. La experiencia de este sábado dejó una lección importante: los mensajes de protesta deben ir acompañados de organización y unidad para hacer eco en las calles y lograr las transformaciones que anhelan.

  • Normalistas rechazan marcha de la generación Z

    Normalistas rechazan marcha de la generación Z

    Normalistas demandan diálogo con el gobierno para atender la violencia en sus escuelas.

    Estudiantes de escuelas normales rurales exigieron una reunión con la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez. Buscan soluciones ante la creciente violencia y la criminalización de los estudiantes. 

    Durante una conferencia de prensa frente a la Secretaría de Gobernación, los alumnos anunciaron su decisión de no participar en la marcha de la generación Z programada para el 15 de noviembre. Consideran que esta convocatoria promueve el odio y responde a intereses de grupos de derecha. 

    Los normalistas mencionaron el caso de Eder Israel Aparicio, un estudiante de la Escuela Normal Rural “Vasco de Quiroga” de Michoacán, quien fue víctima de tortura por parte de funcionarios estatales y sigue encarcelado. Además, expresaron su indignación por el asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo, y pidieron justicia por este crimen.

    Los estudiantes presentaron pliegos petitorios el 15 de octubre, pero no han recibido respuesta. Sus demandas incluyen mejoras en infraestructura, equipamiento y condiciones en sus escuelas. 

    Elisa Martínez, alumna de la Escuela Normal Rural “Carmen Serdán” de Puebla, denunció la represión que vivieron el 2 de septiembre. En esa protesta pacífica, 105 compañeras fueron detenidas. 

    “Vivimos bajo un cerco de vigilancia, con drones sobre nuestros campus. La policía debería protegernos, no vigilarnos ni criminalizar nuestro derecho a exigir seguridad”, afirmó Martínez. 

    Leidy Gómez, de la Escuela Normal de Mactumactzá en Chiapas, subrayó que el gobierno dice que las normales tienen buenas condiciones, pero esto es falso. Los normalistas quieren ser considerados en la elaboración de planes de paz y justicia. Aseguran que son víctimas de violencia, tanto en sus comunidades como en sus escuelas. (Con información de La Jornada).