Etiqueta: Diana Espejel

  • Sobre la crueldad

    Sobre la crueldad

    En las semanas recientes me han conmocionado, sobre todo dos sucesos caracterizados por su alto nivel de crueldad. El primero Scooby, perrito arrojado a un cazo de aceite hirviendo. El segundo Huellitas, el perrito que fue adoptado por una adolescente de 14 años para ser asesinado. La insolente saña con que actuaron los perpetradores de ambos casos me hace pensar cómo nuestra sociedad ha producido personas capaces de la más profunda deshumanización. Tenemos que preocuparnos por hacernos responsables de esos personajes, porque significa que algo de nuestras acciones impacta en la estructura relacional de estos sujetos. 

    La filosofía del diálogo de Martin Buber nos dice que sólo podemos enfrentarnos con el mundo desde dos actitudes: diálogo y monólogo. En el diálogo se está con el otro; el monólogo es usar al otro para responder a uno mismo sin importar a quien tengo enfrente.  Tengo presente muchos momentos en los que he vivido la actitud monológica en mi día a día, desde muchos espacios. Lo que me parece que no hemos hecho como sociedad es poner límites. Por ejemplo, la forma de “provocar” accidentes por respetar la luz preventiva de los semáforos. La luz amarilla indica que hay que comenzar a disminuir la velocidad porque está a punto de parar la circulación, sin embargo, muchos automovilistas se enojan porque te detienes, a veces, se estampan y te culpan por detenerte. 

    Los diferentes ámbitos de la vida cotidiana son transgredidos constantemente y eso forma parte de los años de una cultura neoliberal que nos impulsó durante mucho tiempo a vivir inmersos en una sociedad de competencia feroz, ganar sin importar el costo. Esta actitud también podría explicarnos el éxito de las organizaciones de narcotraficantes que proliferaron en Latinoamérica. En el calderonato, la escalada de noticias cada vez más grotescas sobre asesinatos llegó a tal punto de inhibir nuestra capacidad de sorprendernos. La conmoción social por ambos perros me indica que vivimos un nuevo episodio de retornar a la posibilidad de motivar en nuestro interior una respuesta emotiva alrededor de sucesos descarnados. Ojalá que no sea sólo por la importancia que en los últimos años han tomado los animales de compañía. 

    Necesitamos pensar que tan cruel es arrojar a un perrito al aceite hirviendo, como regalar un cachorro a un niño como si fuera un juguete. Igual de cruel es dejar en el abandono a un animal porque ya te estorba, sea en una azotea o cuando lo dejas en las calles. Igual de deshumanizante es abandonar de tal forma a una niña que a sus 14 años siente la necesidad de divertirse matando a un animal. Tan cruel es golpear a un niño porque no deja de llorar. Hace tiempo, uno de mis vecinos regañó a su niño en edad preescolar por vomitar la alfombra de la recámara principal de su casa, lo sacaron de la habitación a pesar de que lloraba desconsolado porque se sentía mal. 

    Los actos de crueldad ocurren cerca de nosotros, quizá aún nos falta reaprender a identificarlos. Necesitamos conformar la posibilidad de dialogar más con nuestro entorno para eliminar la barbarie cotidiana. El compromiso está en nosotros y el ánimo de la gente parece que cada vez más se presta a la disposición. Espero que podamos construir una sociedad más sana donde todos, personas, animales o naturaleza, podamos convivir. 

    Xunu’

    Hablando de crueldad, el lunes 19 de junio murió el activista Álvaro Arvizu Aguiñaga, víctima de un presunto asalto con violencia perpetrado en el Centro para la Sustentabilidad de la Sierra Nevada Incalli Ixcahuicopa (Centli), en el municipio de Tlalmanalco, Estado de México. Dicho centro es un espacio de investigación y desarrollo social del Programa de Investigación para la Sustentabilidad de la Universidad Autónoma Metropolitana. “Arvizu ofrecía cursos de producción de composta, instalación de invernaderos y agricultura en el Centli, colectivo que lleva más de una década en lucha por que se promulgue la nueva Ley General del Agua, aprobada en 2012, la cual sustituiría a la norma anterior y serviría para frenar el tráfico del líquido, principalmente a manos de empresarios” https://www.jornada.com.mx/notas/2023/06/20/sociedad/llama-uam-a-autoridades-a-esclarecer-agresion-contra-personal-del-centli/?from=homeonline&block=sociedad&opt=articlelink. No puedo evitar pensar que el asalto llevaba consigna. El comunicado de la UAM del día de hoy https://www.comunicacionsocial.uam.mx/principal/avisos/comunicado-UAM-sierra_nevada.pdf, parece demasiado genérico. 

    El fin de semana que acaba de pasar Tlalmanalco seguía en calma, no vi presencia de policía o vigilancia, como si no hubiese ocurrido un crimen que despojaría de la zona a un investigador que brindaba su trabajo a la comunidad y tenía expectativa de que la nueva ley de aguas pusiera límites al tráfico del vital líquido por parte de los empresarios. Espero que su promulgación sea una realidad en poco tiempo y que el Estado de México comience a deshacerse de los poderes priistas que tanto daño le han hecho. 

  • Me retiro de Uber

    Me retiro de Uber

    El 31 de octubre de 2022 salí de un restaurante ubicado en una zona comercial del sur de la Ciudad de México. Había ido a tomar un café con una amiga y salimos alrededor de las 9:30 de la noche debido a una copiosa lluvia.

    Para evitar contratiempos cada una solicitamos un Uber. Cuando llegó el auto me percaté que no traía la placa delantera y los vidrios estaban muy oscuros y con el pretexto de la lluvia no bajó los vidrios, no pude ver al conductor.

    No abrí la puerta porque tenía que asegurarme de que su placa coincidiera con la que me indicaba la aplicación. Hay que aclarar que no había más gente a mi alrededor, era seguro que yo era la persona que solicitaba el servicio. Al momento en que me dirigía hacia la parte trasera del carro para verificar la placa, el chofer arrancó, canceló el viaje y lo cobró como si se hubiera realizado.

    Esa noche preferí llegar a casa en transporte público, caminar no me afectaba, aunque pudiera mojarme un poco. Levanté una aclaración con el servicio de Uber para informar lo que me había sucedido y la plataforma me dijo que iban a revisarlo con el socio conductor, también me hizo la devolución del dinero que habían cobrado. Después de eso tardé bastante tiempo en volver a solicitar sus servicios. Creo que en este año sólo una vez lo he usado, sobre todo después de aquella experiencia desagradable.

    Una de esas ocasiones en que requería un Uber fue el reciente 25 de mayo de este 2023, era alrededor de la una del día. Necesitaba llegar a una reunión cerca de casa y llevaba poco tiempo, pedí el servicio y como siempre me llegó la información relacionada con el “socio conductor”, en este momento recuerdo que la terminación de la placa tenía las letras KFN, en mi memoria no quedó registrado el número que tenía antes de eso.

    Llegó al lugar donde estaba esperando y de nuevo la placa delantera no estaba. Como hacía bastante calor, el conductor tenía abajo las ventanillas del auto. Me acerqué a la ventana y le pregunté por qué no tenía la placa delantera, al tiempo que me dirigía a la parte trasera.

    Cuando vi la placa no coincidía para nada con la que me marcaba la aplicación. Regresé a la ventanilla del conductor y le dije que no subiría porque la placa no coincidía.

    Pero no sólo la placa, la foto del “socio conductor” tampoco. La foto indicaba un señor de mediana edad con barba y muy delgado, el que conducía el auto era un joven robusto, sin barba y definitivamente no tenía que ver con la información de la aplicación. De hecho, tenía que ser un auto negro y llegó uno gris plata, eso sí, de la marca que indicaba, pero esa fue la única coincidencia.

    El chavo se disgustó porque le dije que no subiría. Él me dijo que si yo era la persona que lo había solicitado y me llamó por mi nombre. Le dije que sí, pero que no subiría porque el número de las placas no coincidían en nada. Trató de explicarme que la placa delantera no estaba en el auto porque a uno de sus compañeros se la habían retirado los policías para una multa, o algo así y se extrañó porque le indiqué que sus placas no coincidían. Preguntó qué número de placas tenía la aplicación y se las dicté.

    El chofer se orilló sobre la avenida donde estábamos y yo comencé a caminar para cruzar el puente peatonal que me acercaría a donde podía dirigirme hacia mi destino. Sobre el puente peatonal la aplicación me insistía que el conductor ya estaba en mi lugar de origen para iniciar el viaje, yo traté de cancelarlo varias veces, pero no pude. Al otro lado de la avenida seguía viendo cómo el chofer continuaba estacionado. Y tuve que cancelar varias veces el cobro solicitado del conductor por haberle hecho perder su tiempo.

    En una de esas ocasiones vi que ya no era la persona, el auto, ni las placas que yo había recibido antes, en mi historial de viaje ahora dice “Joel LJT154A” y no aparece ninguna foto. Al final Uber me dijo que revisarían el problema que había ocurrido en mi viaje solicitado y también lo del cobro de $80 que la aplicación me había hecho.

    Ese mismo día a las 14 horas con 06 minutos, la plataforma me respondió un correo electrónico que dice así: “Analizamos tu viaje y notamos que fue redirigido a otro Socio Conductor. Una vez que un Socio Conductor aceptó el viaje, te informará el nombre, la placa y el vehículo. […] Para que tu solicitud no sea cancelada y necesites solicitar nuevamente, nuestro sistema envía tu solicitud una vez más a los Socios Conductores más cercanos manteniendo el mismo valor informado. Esto causa el cambio de los datos del Socio Conductor en tu aplicación. […] también puede cambiar el tiempo de llegada del vehículo, ya que […] puede estar en un lugar diferente del Socio Conductor anterior”.

    Esto nos indica que Uber no se hace responsable por las fallas en la seguridad de su forma de operar, que las respuestas que uno obtiene son prefabricadas y que no podemos confiar en esa empresa. Mi llamado es a que si usan aplicaciones verifiquen siempre sus datos y no lo usen si no están en regla. Mucho cuidado por favor.

  • Resignifiquemos el rosa mexicano

    Resignifiquemos el rosa mexicano

    El día 18 de marzo de este año, en el marco del festejo de la conmemoración de la expropiación petrolera, la Diputada Andrea Chávez subió, en sus redes sociales, una selfie para indicar que ya estaba lista para la reunión convocada (https://twitter.com/AndreaChavezTre/status/1637192915695853571?s=20). Lo que más me llamó la atención fue lo bello que se veían sus labios maquillados de color rosa mexicano.

    Un color que tiene nombre y apellido, el cual es un símbolo de identidad nacional. Debo reconocer que de todos los colores el rosa, en general, es de los que menos me gusta. Cuando era niña me molestaba que todo el mundo quisiera que estuviéramos uniformadas.

    Sin embargo, el rosa mexicano siempre me llamó la atención, en los bailables regionales de la primaria con frecuencia lo usaba, es más, la falda doble circular que tenía para los ensayos era de ese color. El rosa mexicano es un pigmento que representa los rebozos de las mujeres que trabajan en los campos y las cocinas rurales, es el rosa de los bordados del sureste que son tan intensos como la pasión de los habitantes de esa región. Me encanta decir que el rosa mexicano es único y así tiene que seguir, aunque los partidarios o los políticos pretendan tomarlo como propio.

    Recuerdo el periodo en que Gabriel Mancera gobernó la Ciudad de México, a los taxis los pintó de color rosa, aunque no mexicano, era un tono muy simplón. Ahora la llamada “marea rosa” pretende tomarlo como propio y considero que un tono tan bello no debería representar a nadie más que a México, tiene que seguir cargado de la simbología que las manos mexicanas le han brindado.

    En el marco del segundo debate del pasado 18 de mayo entre las candidatas que compiten por la gubernatura del Estado de México, llamó mi atención que el color rojo (predilecto de la vestimenta de Paloma Sánchez, por ejemplo) se cambió por un saco color rosa mexicano. Emblemático del INE el cual fue elegido precisamente para que no favoreciera a ningún partido político, claro, no se podía predecir que serían los partidos los que se iban a apropiar de manera mañosa de la inocuidad de su espectro cromático.

    Tampoco hay que olvidar la historia que tiene, fue el Partido Popular Socialista de México quien lo usó como emblema. Precisamente por lo que representa para el pueblo de mexicano.La llamada “marea rosa” invade los espacios públicos y comienza a darle otro sentido a un símbolo nacional y no podemos permitirlo.

    Nuestro rosa mexicano tiene que volver a representar las artesanías que reivindican a nuestros paisanos como la gente trabajadora que es. También tenemos que limitar a las casas de moda internacionales que se empeñan en registrar colores para satisfacer la impronta capitalista que absorbe todo a su alrededor.

    Para que el rosa mexicano vuelva a representar a nuestro país, necesitamos tomarlo como propio de nuevo y salir todos a la calle, que cada persona que esté vestida o maquillada de nuestro color sea eso, un mexicano. Sin importar la preferencia política, hay que hacerlo más brillante, más intenso, más alegre de lo que las falsas luchas han pretendido hacerlo. Porque al igual que les digo a mis sobrinos, ningún color es de hombre o de mujer, ningún color es característico de un partido. Me visto de verde, de rojo o morado cuando quiero, porque no debemos dejarle libre acceso a ningún partido político ni ningún movimiento. Porque los colores significan, pero también pueden volver a dotarse de sentido en cualquier momento.

    Así que los invito a vestirse lo más que puedan de rosa mexicano y si es una prenda que compramos a los artesanos, mejor. Porque no hay tono más hermoso que los que son trabajados con las manos de nuestro pueblo. Por mi parte, ya tengo mi prenda rosa mexicano, me costó trabajo erradicar de él la idea de que a las mujeres todo el tiempo las queremos ver uniformadas de rosa.

    Pero de eso se trata, de despojar las ideas que constriñen las posibilidades. Necesitamos asignar un mejor significado a un color emblemático de nuestra tradición. Ahora cada que caminemos por la calle vestidos de rosa mexicano pensemos que no tiene nada que ver con los taxis de Mancera, ni con el rosa del INE, sino de nuestra identidad nacional.

  • Violencias institucionales

    Violencias institucionales

    El lunes 8 de mayo la UAM Xochimilco ha comenzado a retomar las clases virtuales a pesar de que el paro estudiantil iniciado el 8 de marzo no se ha resuelto ni han entregado todas las instalaciones. El Colegio Académico, la instancia de mayor poder de decisión institucional donde se representan todas las unidades académicas, en su sesión 523 urgente, aprobó la implementación de la modalidad remota para retomar el trimestre a partir de esta semana. Resolución que violenta la legitimidad que toda la estructura organizacional de la universidad brindó al movimiento. 

    El rector general, rectores de cada unidad, secretarías de las unidades y directores de las divisiones brindaron a las compañeras y a la opinión pública una narrativa de respeto, legitimidad y reconocimiento a los colectivos que tomaron las instalaciones. En varios medios de comunicación observamos al Rector José Antonio de los Reyes Heredia decir que la UAM era una institución plural y que cuenta con los protocolos necesarios para erradicar la violencia de género al interior de ésta. Quién pensaría que serían sus mismas autoridades las que violarían el proceso de negociación para imponer sobre los estudiantes el retorno a clases pasando sobre el movimiento estudiantil. 

    Lo que no nos cuenta el rector José Antonio de los Reyes es que la UAM, al igual que muchas instituciones de educación superior públicas, no es un espacio democrático. Él es quien elige las “ternas” que definen quiénes serán votados para cada rectoría de unidad (5 unidades). Los rectores de unidad definen los tres candidatos que participarán para ser votados por la comunidad universitaria en los puestos de directores de división (3 divisiones por unidad).  Los directores de división eligen los tres finalistas, la terna, que se votará por los profesores y estudiantes de cada división y todos son felices dando una ilusión de democracia porque las votaciones no son vinculatorias, la junta directiva tiene la última palabra.  

    He estudiado toda mi vida en la Unidad Xochimilco, en el 2005 me recibió el finado Miguel Arenas Vargas, promotor extremo del Sistema Modular. Xochimilco es la única que tiene un modelo educativo propio y se aprecia desde la organización de los salones, pues el mobiliario son mesas y sillas que se ordenan en forma “circular”, en realidad es un cuadrado, donde no existe una relación de jerarquía entre profesores y alumnos. La justificación de tal disposición es que el conocimiento se construye en común y Arenas nos lo enseñó a partir del trabajo continuo. Fui de las últimas generaciones que han vivido la experiencia del modelo educativo establecido por Villareal hace casi cincuenta años. Y lo que he hecho en mi vida académica ha sido gracias a él.

    La maestría fue desilusionante, primero porque esperaba vivir el Modelo Xochimilco de nuevo, pero no sucedió y el doctorado no fue diferente, al contrario. El coordinador de ese momento pasaba sobre los estudiantes con cada decisión. El pretexto de que somos estudiantes de tiempo completo les dio pauta para que en la modalidad virtual tuviéramos clases que concluyeran a las 10 de la noche o que cambiaran de horario pues teníamos que acoplarnos a los compromisos de los profesores. En aquel momento tuve reuniones con la directora de una asociación civil que había estudiado en los años ochenta en mi unidad, tuvimos una diferencia con el tema de la participación del estudiantado en la elaboración de los programas trimestrales. Ella afirmaba que mi institución era de las pocas en donde ese aspecto era imperativo, yo no quise decirle que ya no más, que la participación del estudiante no importaba en los salones ni en las decisiones del colegio académico. 

    Esto es lo que no explican las autoridades, que las mayores instancias donde se deciden cuestiones relevantes para el curso de la institución están bien determinadas por la selección a modo de la mayoría de sus integrantes. Los rectores de unidad, secretarios académicos y jefes de departamento forman parte del mismo grupo que apoya las decisiones del Rector general. No es extraño que la votación de la sesión 523 urgente haya pasado sobre los representantes de los alumnos (30% del Colegio académico) en ese órgano colegiado. Así se toman las decisiones y la violencia institucional llega hasta los salones de clase. El coordinador que me tocó en el doctorado ahora es un alto funcionario porque forma parte del grupo de la secretaría académica de Xochimilco y es posible que se postule a una dirección de división o un estrato más alto. 

    Aquí está el compromiso de las autoridades por “erradicar” todo acto de violencia al interior de la universidad, aunque sea sólo en el discurso a la opinión pública, porque en los hechos vemos disminuido el compromiso transgrediendo los acuerdos tomados con los estudiantes en paro y afectando la calidad de los profesionales en la modalidad remota, quienes seguirán siendo las víctimas de sus decisiones. 

  • Sobre la formación

    Sobre la formación

    El año pasado, al lado de mis colegas de un grupo de investigación en el que tengo el honor de participar, presentamos un trabajo en el evento organizado por la Sociedad Mexicana de Educación Comparada. La ponencia se titulaba “Pandemia y transformación en tres primarias de la Ciudad de México”, tocaba una reflexión que hicimos después de publicar un par de artículos sobre los resultados de una serie de entrevistas a directoras de escuela primaria. Decidimos proponer una nueva reflexión a los comentarios que obtuvimos en esa ocasión desde el concepto tomado de la ciencia educativa alemana llamada Bildung, que significa formación.

    Bajo este concepto, que se traduce con regularidad como aprendizaje, se determina algo que va más allá, implica procesos más profundos y complejos. La formación está sujeta a la experiencia y al acontecimiento, por este carácter es incontrolable e individual. No depende de un instructor, profesor o la tutoría de alguien, converge en la psicología de la persona y se hace cuerpo, es decir, transforma al sujeto al punto que se puede distinguir en su persona lo aprendido. Si no requiere de un proceso de enseñanza significa que es posible que los sucesos de la realidad nos hagan transformarnos, por ejemplo, los temblores. Quienes hemos vivido en una ciudad sísmica sabemos cómo percibir movimientos telúricos sin necesidad de alertas. 

    En estos días he tenido que reflexionar alrededor de incorporar aprendizajes de tal forma que la transformación del sujeto sea contundente a los ojos de los demás, es decir, sea incorporada en el sentido de que se hace cuerpo en la persona. Uno de mis sobrinos me ha visitado en casa donde tengo dos gatitas, la última vez las garritas de una gata quedaron marcadas en la mano del niño. En esta ocasión su forma de jugar con la gatita cambió, tuvo mayor precaución de tomar su distancia al acercar el juguete a la minina. Eso es un aprendizaje individual, basado en la experiencia y sin tutoría de los adultos, pues nosotros jamás nos percatamos del accidente la primera vez. 

    Por otra parte, un buen amigo acaba de abrir una estética y está enfocado en “formar estilistas”. Cuando escuché su visión sobre transmitir su conocimiento y experiencia comencé a reflexionar la importancia de oficios que son necesarios para una sociedad. Las redes sociales han permitido difundir una gran cantidad de videos cortos, imperan aquellos donde los protagonistas bailan, hacen algo gracioso, algunos que brindan información alrededor de un tema; pero hay otros que muestran cómo las personas realizan un oficio. Ubico en Facebook zapateros que muestran la renovación de unos zapatos con las platillas destruidas, antigüedades restauradas, renovación de un jardín, albañiles que muestran los consejos que su experiencia les ha enseñado. Toda una gama de trabajos que son maravillosos y que nos enseñan el trabajo magistral que hacen esas personas. 

    Formar es transformar y quienes se dedican a eso son tanto o más hábiles que quienes aprenden. Porque aprender es sólo guardar en la memoria y formarnos es guardar en la experiencia, es decir, tener memoria sensorial, expresiva, muscular. Pienso en los entrenadores de deportes, en mi amigo que le muestra a su asistente cómo se siente un cabello con la cutícula abierta, la costurera que enseña la textura de la tela y la forma de elegir la mejor para ciertos diseños, el ayudante de albañil que tiene que aprender visualmente la textura de la mezcla. El psicólogo que observa las actitudes de los pacientes, los antropólogos que están entrenados para que sus ojos puedan percibir pirámides debajo de un cerro. El médico que observa los padecimientos sin tener que ver dentro del paciente. Es decir, la formación no implica sólo tener conocimiento, sino también percibir de una forma específica un suceso de la experiencia. 

    Hay dos cosas que destacar de este momento reflexivo, una es que a partir de las Tecnologías de la Información y la Comunicación podemos revivir y apreciar oficios que habían quedado casi olvidados. Recordemos que son muy importantes ya que en este momento de las cosas desechables reutilizar y componer es un acto revolucionario. En segundo lugar, la idea de formar a otros nos tendría que hacer pensar en la manera en que cada persona, en cada espacio social forma a otros y es responsabilidad nuestra brindar al mundo eso que somos. Tomando en cuenta que lo que damos es lo que recibimos de vuelta, porque así formamos nuestro entorno. 

    Xunu’ 

    El martes de esta semana se festejó el 491 aniversario de la Ciudad de Oaxaca de Juárez. Cuánta longevidad puede alcanzar una ciudad y que interesante es que se realice una gran fiesta en su honor, esto preserva su memoria colectiva. Esto me hizo pensar en que los capitalinos de la CDMX no tenemos una idea de cuándo se edificó la ciudad que habitamos. Sería lindo festejar el aniversario de la ciudad como un suceso que nos retorne a nuestros orígenes prehispánicos. 

  • Sobre violencia de género

    Sobre violencia de género

    A un mes del paro estudiantil en la Universidad Autónoma Metropolitana, es preciso cuestionarnos el problema de fondo. Los colectivos estudiantiles de las cinco unidades de la UAM han insistido en que existe una violencia de género naturalizada en la comunidad universitaria. Estoy de acuerdo con el concepto que necesitamos problematizar, destaco el término porque no se ha hablado sobre violencia contra la mujer, sino sobre el género, donde se engloba la identidad que asume cada persona para relacionarse con el mundo. Ser mujer u hombre implica identificarse con algún género, lo no binario también entraría aquí. 

    Se está hablando de la violencia que se ejerce en contra de una persona lo cual implica una trasgresión sobre su identidad de género. Pienso en situaciones de discriminación, abuso de cualquier tipo, o la situación que ha dado pie a la toma de las instalaciones universitarias, violación. Pero estas situaciones no son producidas o generadas por la convivencia en la institución, son estructurales, se gestan en la sociedad y trastocan todos los espacios de convivencia. 

    En mi tesis estoy elaborando el concepto “estructuras relacionales”, se enfoca en las formas en que el mundo nos hace aprender maneras de relacionarnos con los otros. Cuando decimos que la violencia es estructural significa que el mundo nos ha enseñado cómo ser hostiles con las diferencias, sobre todo en la etapa de la adolescencia, donde lo diferente tiene que ser señalado porque la necesidad de pertenecer a un grupo y harán lo posible para evitar ser discriminados, aunque esto les cueste el criterio propio. 

    Recuerdo la primera vez que sufrí acoso, tenía quince años cuando un tipo me tocó en el metro, yo estaba más concentrada en evitar perderme, era la primera vez que viajaba sola. No sé cómo pasó, sólo recuerdo que de pronto sentí algo raro sobre mis glúteos y me moví un poco, unos segundos después sentí una mano presionándome. No dije nada porque me quedé paralizada, no sabía qué estaba pasando. Con el paso de los años supe que había una serie de formas en las que las chavas sufríamos con frecuencia esas cosas. 

    Hace poco comencé a tener algunas anécdotas macabras por parte de algunos amigos. Me di cuenta que los adolescentes son las víctimas perfectas porque no les enseñamos a defenderse, a gritar, a exigir. Al escuchar las historias de mis amigos varones me doy cuenta que la violencia hacía ellos llega a ser más explícita y frecuente de lo que nos enteramos. Uno de ellos me dice que incluso se produce acoso dentro de la comunidad sexo diversa. Entre homosexuales hay ocasiones en que se tienen que cuidar unos a otros porque hostigar también suele confundirse con “seducción”. Todo esto es violencia de género. 

    Lo que vemos es que las actitudes de acoso están arraigadas en las personas y conforman nuestras estructuras relacionales. A mis sobrinos estoy tratando de enseñarles que no, significa no. Si un niño o niña no quiere jugar contigo no tienes que obligarlo u obligarla, tampoco tendría que pasar con las personas adultas. Hay que entender que existen normas sociales básicas que necesitamos aplicar para tener buenas relaciones sociales, lo que coloquialmente conocemos como “ser educados”. ¿Por qué esta distinción es importante? Porque los niños tienen que saber que existen reglas y normas que son transmitidas por los adultos, pero que incluso éstos deben respetar tu cuerpo o tu espacio personal. Es una distinción compleja que necesitamos construir para conformar estructuras más sanas que nos permitan brindar tolerancia y respeto a los demás. 

    Existe una nueva configuración de las estructuras relacionales y hay una reconstrucción de la violencia de género. Ahora algunas mujeres han comenzado a buscar afectar a los chicos que no están interesados en tener una relación afectiva. Hasta ahora sé de dos casos en donde las chicas no sólo amenazan a sus prospectos de novios, sino que los evidencian soltando un chisme. Un caso cercano en donde la chica ha amenazado con acusar de violación al muchacho con quien ha tenido un bebé, relación consensual donde las familias de los dos conviven con la pareja. Ahora veo una nueva forma de violencia y escenarios complejos para las víctimas, que ya no serán sólo mujeres. 

    La Ley general de acceso a las mujeres a una vida libre de violencia ha permitido que el acoso callejero sea visible y sancionado. Esto nos permite saber que estamos amparadas, no dudo que el acoso siga ocurriendo, pero en menor medida. ¿Cómo vamos a lograr una equidad en materia de derechos de todas y todos? ¿Qué vamos a hacer en pro de erradicar la violencia estructural que nos afecta a todos? ¿Basta con decir todas, todos, todes? No me mal entiendan, necesitamos cuestionar más allá del lenguaje las acciones que necesitamos para hacer posible que la violencia de género la miremos desde el género y no sólo desde las mujeres. Porque todos somos susceptibles de sufrir violencia, aunque no siempre nos enteremos de ella. 

  • Instituciones de simulación

    Instituciones de simulación

    En los últimos días hemos experimentado la inconsistencia de algunas de las instituciones más importantes del país. Comenzando con el INE y la manera en la que sus altos funcionarios reparten el presupuesto al puro estilo pueril “uno para ti, tres para mí”. El poder judicial y las múltiples acciones benevolentes con sus amparos a favor de delincuentes de alto calado. De éstas se entera la mayor parte de la población, pero hay otras que son una copia en miniatura de lo que sucede a gran escala en el país y de las que poco sabemos porque sobre el argumento de la autonomía se aprovecha para dar rienda suelta a la opacidad: las universidades. 

    En el año 2019, la huelga de la UAM sacó a la luz datos interesantes sobre el uso y distribución del presupuesto universitario. Resulta que sólo el 30% del mismo es destinado a las actividades que impactan directamente en los estudiantes y una buena parte de éste se usa para nutrir a una “burocracia dorada” como la llamaron en aquel entonces los trabajadores. Aunque un amigo me dijo en aquel año que si esa denominación tenían en la UAM, la de la UNAM era doradísima. Es decir, en el ambiente universitario todos se dan cuenta de las desigualdades, pero es justificable porque en la institución de enfrente las cosas están peor. Es decir, se paga muy poco a profesores de asignatura y los altos funcionarios tienen, al igual que Lorenzo Córdoba, en el INE, una gran cantidad de prestaciones que distan de las que goza cualquier trabajador, académico o no. 

    Y qué decir de las instituciones estatales de educación superior, en muchas de ellas solo se cuenta con presupuesto suficiente para la primera mitad del año y el otro periodo sufre altos y bajos. Recuerdo a unas profesoras de la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán a quienes durante meses les retrasaban sus pagos. Como si la necesidad de tener un sueldo fuera una especie de nimiedad comparada con los gastos de otras instituciones. Este solo es un detalle de los muchos en donde podemos rascar y ver que la Nueva Gerencia Pública, con sus requisitos y procedimientos se insertó en las instituciones sociales para vivir todo como una empresa. Cambiaron sus valores de servicio por principios de eficiencia y eficacia, para así poder hacer mucho más con menos, más rápido y sin entorpecimiento. Al ritmo de la producción en masa y con un ritmo de fondo adecuado, al puro estilo de Tiempos modernos.  

    De pronto, la vida universitaria de la UAM ya no tenía que ver con la pausa reflexiva, sino con la impronta administrativa, las prioridades académicas ya no guiaban las decisiones, sino el ejercicio presupuestal y la necesidad de acabarse el dinero, de lo contrario el nivel superior siguiente lo confiscaba y era libre de gastarlo. La sanción consistía en que el año fiscal siguiente te recortaban el presupuesto por no necesitar tanto, haces trabajo académico con poco. De pronto los estudiantes ya no son la prioridad, sino determinar en septiembre en qué vas a gastar lo que resta de tu presupuesto para ejercer lo último en noviembre. Esto reduce a los seres humanos que trabajan, estudian y forman parte de una comunidad universitaria a números. 

    Este ejercicio reflexivo es una forma de rastrear el complejo panorama que se vive ahora en la UAM, el paro de labores que mantienen las estudiantes forma parte de un proceso complejo de insignificancia que rige en las instituciones. Las estudiantes están cansadas de ser tratadas como una estadística dentro y fuera de la universidad y necesitamos mirar la violencia estructural que atrofia a la comunidad universitaria, no sólo a las estudiantes. El 8 de marzo pasado, las mujeres del país estaban convocadas a participar en la marcha conmemorativa del día de la mujer. Ese día, las autoridades de la UAM Xochimilco indicaron a los jefes de cada área, que las mujeres que no asistieran al trabajo se les descontara el día. A pesar de que el comunicado de las autoridades era que estaban a favor del movimiento “un día sin mujeres” para el 9 de marzo.  

    Hemos aprendido una serie de prácticas nefastas de la sociedad en la que vivimos, no por eso tenemos que justificar la violencia. Tanto el acoso laboral, académico, sexual o de género son vividos por la comunidad universitaria, no importa si es hacia trabajadores, estudiantes, o profesores. Mi percepción es que hay que generar protocolos necesarios y suficientes para erradicar la violencia de cualquier índole hacia las personas de la comunidad universitaria. Dejar de ver a la institución como una empresa y comenzar a preocuparse más por las personas que en ella se encuentran, en todos sus ámbitos, tanto trabajadores como estudiantes y pensar en modificar la legislación para llevar a cabo procesos más democráticos en todas sus instancias. 

  • Mención honorífica

    Mención honorífica

    El día 13 de marzo la Senadora Kenia López Rabadán ha hecho público que realizó la réplica de su trabajo de doctorado (https://twitter.com/kenialopezr/status/1635425215596339201/photo/1). Me llamaron la atención dos cosas, la primera que hace hincapié que el jurado le otorgó mención honorífica por su trabajo. Es extraño que la fotografía que sube tiene una nitidez bárbara, excepto por los datos del trabajo que usó para su examen. La segunda es que no nos haya hecho partícipes del documento. Me encantaría revisar un trabajo de doctorado que plantea una senadora de la república y que recibe una mención honorífica en un instituto que, de acuerdo con lo que presume en su página de internet, lleva 68 años realizando proyectos y titulando estudiantes tanto de grado como de posgrado. 

    El Instituto Nacional de Administración Pública A. C. se muestra como una asociación civil que se especializa en ofrecer productos académicos enfocados en esa materia. El Doctorado en Administración Pública, cuenta con su número de registro de la SEP (RVOE 2006481). Se estudia en dos años y tiene un costo por semestre de $ 57,750.00 pesos, se puede tener un descuento del 20%, aunque no informa cuál es la forma de conseguirlo, para pagar un total de $ 46,200.00 pesos por semestre. 

    El domicilio que toman como oficial es el que se encuentra en el Kilómetro 14.5 de la Carretera Libre México –Toluca, Col. Palo Alto en la Delegación Cuajimalpa. Sin embargo, hay una sede al sur de la Ciudad de México en Avenida Insurgentes Sur No. 1971, Local 230, Nivel Paseo, Col. Guadalupe Inn, C.P. 01020, Alcaldía Álvaro Obregón. https://inap.mx/doctorado/.  Nótese la falta de actualización del domicilio oficial, quizá desde el 2016 no han podido realizar el cambio en su plataforma virtual a pesar de tener cuotas tan módicas para sus estudiantes, sin contar con los ingresos que pueden tener de las consultorías que ofrecen. ¿Será que presten sus servicios a la Administración Pública Federal?

    Me quedé sentada esperando a que me dieran los pormenores sobre los procesos de admisión y condiciones de estudio, si es que yo podía estudiar ahí porque en su “Escuela Nacional de Profesionalización Gubernamental (ENPG) es el área sustantiva del INAP encargada de diseñar e instrumentar los programas de profesionalización y capacitación de los servidores públicos de los tres órdenes de gobierno y poderes de la Unión, así como de los órganos autónomos” https://inap.mx. ¿Qué otros servidores públicos han estudiado ahí? Y por qué no podría tener acceso a las tesis. Me encantaría leer trabajo tan pequeño que presume de excelencia ¿qué logrará decir en tan pocas palabras? Además, me intriga cuál será el problema que soluciona o la teoría tan innovadora que usa para el problema que plantea. Ya tengo ganas de que me digan cómo puedo leer ese trabajo, sin duda haré una reseña. Quizá la senadora nos brinde una sorpresa y nos deje ver su excelencia para plantear problemas, ya que no hemos visto su elocuencia argumentativa en la tribuna. 

    Los perfiles de los profesores de dicho instituto han sido en su mayoría funcionarios públicos en diversos espacios de la Administración Pública Federal, buena parte egresó de la misma institución, imperan también los egresados de la UNAM y la Universidad Iberoamericana o Anáhuac que fueron a su vez funcionarios públicos. Es decir, es una escuela que acredita el “conocimiento” empírico que desempeñan los funcionarios públicos y brindan una acreditación de ello. Aunque este último es un juicio personal, en cuanto tenga en mis manos la brillante tesis les haré una reseña. Esperen la segunda parte. 

    Xunu’, que en zapoteco quiere decir, el resto…

    De todos es sabido que cada 21 de marzo el presidente Andrés Manuel López Obrador visita la tierra de Benito Juárez, en particular Guelatao, su pueblo natal. En diciembre se veía ya avanzado el camino de Juárez, una réplica de la ruta que el Benemérito de las Américas habría recorrido a pie desde su pueblo hasta la Ciudad de Oaxaca. El camino se ve muy bonito, amable para recorrerlo, aunque uno tardará un par de días en hacerlo y parece que tendrá espacio de ciclovía, muy buena hechura. Lo que nos queda a deber el Gobierno de Estado y los municipios de la zona es mantenimiento de su carretera. Desde Oaxaca capital y hasta entrada la Sierra Norte imperan los baches. Aunque, como se acerca la visita del señor presidente, en enero ya estaba iniciando la rehabilitación. Ojalá que la zona piense más en las necesidades de quienes recorren de forma cotidiana esos senderos y no sólo en la visita de la autoridad. 

  • “Amo a los niños”

    “Amo a los niños”

    El fin de semana tuve una conversación con una colega, compañera de la maestría. Nos pusimos al corriente con las actividades que hacemos y, como es de esperar en un profesional que ha trabajado en Instituciones de Educación Superior, está dando clases en una universidad pública. Además de darme gusto que una chica que se ha esforzado tanto en realizar proyectos que responden a un interés legítimo de comprender a profundidad un objeto de investigación, llenó mi corazón la siguiente expresión: “Amo dar clases, muchísimo, amo a los niños”. 

    Me dirán que es absurdo que frases poco claras me llenen de júbilo. Me explico. En mi escrito de la semana del amor y la amistad, el artículo cuestionaba lo limitante de la palabra amor, pues se usa casi en exclusiva para referir a un sujeto sobre el cual se vuelca una investidura libidinal. Eso es lo que dice la teoría psicoanalítica, nuestra energía de amor que sirve para investir objetos se llama libido y es una mezcla entre lo consciente e inconsciente que nos lleva a depositarla en un objeto específico; no sólo en una persona a la que brindamos nuestro cariño. Si han visto llorar a un niño pequeño porque un globo se le escapó o un juguete preciado se perdió, no juzguen su arrebato, está sufriendo el “desamor”. Vivirá su duelo y comenzará a saber que la vida se trata también de pérdidas. 

    La expresión de mi amiga se refiere al cariño que uno imprime en cierta actividad, en este caso el trabajo. En los años que me ha tocado escuchar expresiones de profesores, pocos son los que han dicho palabras tan comprometedoras. Mis compañeras de educación básica nunca dijeron algo similar, en ellas veía más bien un sentido de responsabilidad sobre el cuidado de “sus niños”. Yo misma me expresé así de mis alumnos de educación preescolar y primaria. Son tuyos no porque te pertenezcan, sino porque son tu responsabilidad, eres su referente durante un ciclo escolar y aquella profesora que se quede anclada en su energía libidinal será siempre recordada. 

    De los profesores de la universidad recuerdo expresiones como “me gusta tenerlos al principio de sus estudios porque trabajamos desde cómo escribir un párrafo pues no saben hacerlo. Necesitamos entender que traen carencias que arrastran de un sistema educativo deficiente”. Lo que más escuché fueron quejas. “Los estudiantes no saben leer ni escribir, está mal que los hayan aceptado con ese tipo de deficiencias”. Son contados los que muestran un aprecio por la docencia, he conocido profesores que son apasionados por su actividad y no pocas veces se decepcionan hasta sentir su motivación flaquear. Nunca había percibido la emoción que implica querer de manera profunda a los estudiantes al grado de expresarla como amor. 

    Me llena de gusto que los profesores jóvenes tengan esa sensación. Martin Buber además del binomio yo y tú, nos presenta en sus textos sobre educación una serie de valores que se dedicó a reflexionar en su trabajo de alfabetización de adultos. En su Discurso sobre lo educativo nos dice que el amor va unido a la responsabilidad, la responsabilidad de estar con el otro, de acompañarle, de dialogar con él. La vida del docente se tiene que llenar de la posibilidad de encontrar en la diferencia del otro un espacio donde pueda dialogar para producir una relación de construcción de conocimientos. Ésta no se puede dar desde el monólogo. Una persona que privilegia pensar que el estudiante es un ser que no está a la altura de la eminencia que tiene enfrente, será siempre monológica, ese profesor hablará siempre para sí mismo y el estudiante no será más que la pared donde se descarga el discurso. 

    Mi profesora Mónica Ibarra lo decía de forma más folclórica, advertía que como profesor uno debía siempre cuidar la relación con sus estudiantes y tenía que ser siempre sincera en lo que les daba. “Porque sus niños son lo que ustedes sean, y lo que les dan, los niños serán. Si ustedes son mierda, dan mierda, y sus niños serán mierda”. No podemos seguir pensando en una pedagogía de la apariencia, necesitamos amar lo que somos, amar lo que hacemos y amar a quienes nos brindamos, sean o no estudiantes. 

    Mi colega les dice niños a sus universitarios no porque esté infantilizando a sus interlocutores, sino porque la profunda ternura que le hacen sentir pretende tratarlos como lo más preciado que una sociedad puede tener: Sus niños. Si logramos aprender un poco más sobre el amor como un valor aplicable a un sinfín de cosas, actividades o personas, podremos comenzar a pensar un poco más en una sociedad menos frustrada y más amable. En el sentido de que exista algo en ti que los otros puedan amar. 

    Xunu’

    El domingo observamos una gran concentración de personas que comparten opiniones comunes. Se expresaron con libertad, tranquilidad y el tiempo que destinaron para ello. Una muestra de democracia inminente que difiere de lo que llaman algunos la “dictadura” que se vive en México. ¿Será que les falló el término o son las patadas de ahogado de los partidos que están en inanición? 

  • Un himno al amor

    Un himno al amor

    El 14 de febrero es un día en que se festeja al amor y la amistad. El amor no es un sentimiento exclusivo de una pareja o un familiar, recuerdo haber amado profundamente a amigos, algunos que ya no están cerca por situaciones diversas. Sin embargo, el aprecio que despiertan en uno los hace conformar referentes de vida. Y de nuevo, traigo a colación a Martin Buber, su filosofía del diálogo es tan profunda que uno puede revisarlo durante años y siempre se encontrará algo nuevo sobre la vida. Para Buber el amor está ligado a la responsabilidad.

    Por eso dirá que el amor no se confunde con un simple sentimiento, porque ellos son “tenidos”, están en posesión del hombre y el amor no forma parte de una pertenencia, sino que es un acontecimiento algo que se produce, se construye, se forma en el hombre y se produce un “entre”, un estar con el amor. El amor habita en el hombre y el hombre habita en su amor. El amor tiene que habitar en nosotros para desprenderlo hacía los demás, hacia la alteridad (la diferencia), aquellos que no son iguales porque ahí está la esencia del ser, en la diferencia que puede ser amada. 

    Es una idea compleja que no me sería posible explicar sin apoyarme de seres que me hicieron llenar de sentido las palabras del párrafo anterior. En agosto pasado una amiga y yo conocimos a Fátima, a su esposo y a su hijo bajo circunstancias poco comunes. Ellos venían de Durango para intervenir quirúrgicamente al niño de 9 años que sufre de retraso mental y en ese momento no tenía control de sus extremidades. El niño sufrió los embates de la preclamsia gestacional de su madre y lo dejó sin la posibilidad de un desarrollo óptimo. Los padres realizaron todo lo que estaba a su alcance para que Mateo pudiera tener una mejor calidad de vida, tuvieron que ir y venir un par de ocasiones para tratar al chiquito. 

    El 11 de enero de este año vi a Mateo jugar en un parque con apoyo de una andadera. Es un niño que, por lo que se aprecia en el video, podrá en algún momento erguirse sin el aparato y tendrá un poco de autonomía. Sin embargo, su lucha ha sido constante y se prolongará durante toda su vida. Cuando uno los ve juntos puede percatarse que ahí, en esa familia, habita el amor. Escuchar la felicidad que viven los padres por haber logrado que su hijo pueda levantarse de la silla de ruedas nos hace recordar que hay más que un día dedicado a un concepto vago. Un día no basta para celebrar con ellos la vida. Brindarse por un ser y permitir ser habitado por él es maravilloso. Poder acompañar a esa familia en su lucha, es un himno al amor.

    De acuerdo con cifras del INEGI, para 2020 la población con discapacidad de cero a 85 y más años era de 20 millones 838 mil 108 personas, de las cuales 6 millones 179 mil 890 son discapacitadas, lo que significa que “tienen poca dificultad para realizar al menos una de las actividades de la vida diaria como: ver, oír, caminar, recordar o concentrarse, bañarse, vestirse o comer; hablar o comunicarse”.

    Son 13 millones 934 mil 448 personas con limitación, esto quiere decir que “tienen poca dificultad para realizar al menos una de las actividades de la vida diaria como: ver, oír, caminar recordar o concentrarse, bañarse, vestirse o comer, hablar o comunicarse”. Por último, las personas con algún problema o condición mental son un total de 1 millón 590 mil 583; en esta categoría se encuentran aquellos que sufren un “estado alterado de salud mental (desde el nacimiento, como resultado de una enfermedad o de un trastorno mental y del comportamiento, lesión o proceso de envejecimiento), que dificulta a la persona a participar en actividades de la vida social comunitaria e interactuar con otras personas de manera adecuada para el contexto y su entorno social. El estado alterado de salud mental incluye padecimientos como autismo, síndrome de Down, esquizofrenia, retraso mental (leve o grave)” https://www.inegi.org.mx/app/tabulados/interactivos/?pxq=Discapacidad_Discapacidad_01_29827fe7-b1cd-4bd2-81d6-9d08bda47df8&idrt=151&opc=t. Sólo en la categoría “problema o condición mental” afecta más a los hombres (54%), en todas las demás condiciones hay un 53.5% más de mujeres con alguna condición. 

    Este es un reconocimiento a los millones de familias que a diario lidian con la tarea de cuidar a cada persona, por las que brindan su esfuerzo para que su familiar esté bien. También es un llamado al Gobierno Federal para implementar políticas públicas a favor del desamparo de personas con discapacidad, algo que el activista Daniel Robles Haro nos ha hecho hincapié https://www.youtube.com/channel/UC0MGhy49w-IwtDk7vD8Nkeg.

    Valdría la pena pensar si en el amor, que en forma de responsabilidad social nos corresponde, podremos hacer más habitable los espacios, las familias, la sociedad, para estas personas.