La secta ultraortodoxa judía Lev Tahor, acusada de abuso infantil, tráfico de menores y prácticas extremistas, fue detectada recientemente en Colombia tras el rescate de 17 menores en Yarumal. El grupo, con más de una década moviéndose por América Latina, ha estado envuelto en conflictos legales en Guatemala, México y El Salvador.
Lev Tahor volvió a generar preocupación internacional luego de que autoridades colombianas rescataran 17 menores en Yarumal, donde 26 miembros de la comunidad se habían asentado discretamente en un hotel durante un mes. Las autoridades investigan si buscaban establecer una nueva base en el país, replicando los movimientos que ya han realizado en distintos puntos de América Latina desde hace más de una década.
La secta, fundada en 1988 en Jerusalén, ha enfrentado problemas legales casi en todos los países donde han intentado asentarse, principalmente por delitos vinculados a explotación y abuso infantil, además de prácticas como matrimonios arreglados entre menores desde los 12 o 13 años, de acuerdo con Migración Colombia.
Un historial de conflictos en América Latina
Guatemala fue su principal base desde 2013, año en el que llegaron tras ser acusados de negligencia infantil en Canadá. Instalados inicialmente en San Juan La Laguna, fueron expulsados por el consejo de ancianos tras tensiones con la comunidad local, para luego trasladarse a Ciudad de Guatemala, donde enfrentaron allanamientos del Ministerio Público por sospechas de maltrato.
En 2016 se movieron a El Amatillo, Santa Rosa, donde un reporte de BBC Mundo contabilizaba unos 350 integrantes, y desde entonces fueron acumulando fricciones legales, incluida la operación más grande en su contra en diciembre de 2024, cuando las autoridades rescataron a 160 menores en Oratorio. Algunas denuncias señalaban que miembros fallecidos eran enterrados sin avisar a las autoridades.
En México, la secta se hizo visible en 2017 tras la muerte de su fundador, Shlomo Helbrans, durante un ritual en Chiapas. En 2022, un operativo policial rescató a menores en un campamento selvático cerca de Tapachula, donde dos líderes fueron detenidos y varios miembros se amotinaron y escaparon.
En El Salvador, dos integrantes fueron detenidos y extraditados en 2025 por acusaciones pendientes en Israel y Guatemala.
Debido a estos golpes judiciales, autoridades colombianas estiman que la comunidad completa ronda algo más de 90 personas, aunque la cifra global o regional no está del todo clara.
La intención de asentarse en Colombia
De acuerdo con Gloria Arriero, directora de Migración Colombia, la secta buscaba alquilar una finca en la zona rural de Yarumal para instalar una colonia similar a las que han creado en otros países. En el grupo rescatado había cinco menores estadounidenses con alerta de Interpol.
Migración Colombia ya contaba con alertas internacionales sobre miembros con antecedentes por secuestro y explotación infantil, así como indicios de que podrían intentar consolidar una nueva comunidad en el país.
Hasta ahora no hay evidencia de presencia en otras regiones de Colombia, pero la investigación continúa y no se ha definido qué ocurrirá con los extranjeros involucrados.
Un país atractivo para grupos aislacionistas
Por su geografía extensa, zonas remotas y limitada presencia estatal histórica, Colombia ha sido terreno fértil para grupos que buscan aislamiento, incluidos grupos armados, organizaciones criminales y, más recientemente, comunidades religiosas extranjeras.
Desde 2016, comunidades menonitas han adquirido grandes extensiones de tierra, enfrentando a poblaciones locales y generando investigaciones oficiales sobre la legalidad de sus compras.
Expertos como Marcos Peckel, director de la comunidad judía en Colombia, subrayan que Lev Tahor no tiene vínculos con el judaísmo colombiano y que sus prácticas son contrarias a la ley y a la tradición judía. Aplaudió la actuación de las autoridades y advirtió que el país podría seguir siendo un imán para grupos que buscan operar lejos del escrutinio institucional.
Con información de BBC News.
