El Colegio de Bachilleres de Tabasco revela un problema alarmante de embarazos adolescentes. La falta de protocolos, apoyo y educación sexual pone en riesgo el futuro de muchas jóvenes.
Un plantel del Colegio de Bachilleres de Tabasco impacta a toda la comunidad educativa: 70 alumnas menores de edad están embarazadas. La cifra, que inicialmente difundieron docentes en redes sociales y fue confirmada por algunas autoridades, ha revelado un problema profundo que va más allá de un número estadístico: refleja las fallas en la protección de los derechos sexuales y reproductivos de los jóvenes en una región marcada por la pobreza y la desigualdad.
Las autoridades educativas prefirieron no divulgar nombres específicos ni publicar informes oficiales. Sin embargo, fuentes internas aseguran que la escuela se encuentra en la zona sur del estado, donde el abandono escolar, la violencia de género y la falta de acceso a servicios médicos son frecuentes. La cifra de embarazos adolescentes en Tabasco, según la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2022, es de 87 nacimientos por cada mil mujeres entre 15 y 19 años. Pero en este plantel, la situación resulta aún más grave, lo que indica que existen factores locales que agravan el problema.
Estudiantes han compartido en redes sociales publicaciones con un tono irónico y doloroso, pues frases como “aquí el uniforme ya incluye pañal” o “la clase de biología es la más realista” reflejan un sentimiento de resignación. La falta de apoyo y atención en las escuelas contribuye a que las jóvenes no reciban la orientación necesaria para prevenir embarazos no deseados. Organizaciones como el Colectivo por los Derechos de la Infancia en Tabasco denuncian que no existen protocolos claros para atender estos casos, ni acompañamiento psicológico ni garantías para que las estudiantes puedan continuar sus estudios.
La realidad muestra que muchas de estas adolescentes enfrentan situaciones de violencia sexual o relaciones con adultos en contextos de desigualdad. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) ha señalado que muchas veces estas relaciones ocurren sin que ellas tengan una verdadera opción. En comunidades marginadas, donde el 58% de la población vive en pobreza multidimensional, las chicas tienen poca autonomía, y muchas ni siquiera saben que pueden decir “no” en estas relaciones, lo que aumenta su vulnerabilidad.
Mientras tanto, programas federales como “La Escuela es Nuestra” no abordan específicamente la educación sexual ni ofrecen apoyo integral a las jóvenes embarazadas. La Secretaría de Educación de Tabasco solo emitió un comunicado general, en el que prometen apoyo a los estudiantes en vulnerabilidad, pero sin acciones concretas. En otros estados, como Oaxaca y Chiapas, sí existen modelos que permiten a las madres continuar sus estudios con acompañamiento psicológico y apoyo logístico, por lo que la diferencia es notable, pero en Tabasco hace falta esa misma voluntad.
Expertos como la Dra. Lucía Ramírez explican que cada año que una joven abandona la escuela pierde oportunidades laborales y corre mayor riesgo de caer en pobreza. Detrás de cada uno de estos setenta embarazos hay historias de sueños truncados: chicas que querían ser enfermeras, ingenieras o maestras, pero que enfrentan una maternidad prematura sin prepararse para ésta.
Este caso deja en evidencia que el problema no es una excepción, sino un síntoma de un sistema que aún no protege a sus jóvenes. La educación debe ir más allá de enseñar matemáticas o literatura. Debe empoderar, cuidar y ofrecer alternativas para que ninguna niña tenga que elegir entre su futuro y la maternidad. En Tabasco, y en muchas partes del país, las verdaderas responsables son las instituciones que fallaron en brindarles un apoyo digno y adecuado. (Fuente: Sagrario Martínez Sánchez para ANSIC).
