Por Nathael Pérez
Un estudio de la Chinese Academy of Sciences demostró que el cerebro sincroniza parpadeos con el ritmo musical sin que lo notes. La investigación de PLOS Biology sugiere que esta respuesta involuntaria podría usarse para detectar trastornos del procesamiento del ritmo.
Un reciente avance en neurociencia realizado por China reveló un modulador inesperado del cerebro humano: ciertos ritmos musicales coordinan movimientos automáticos, incluso cuando crees estar completamente inmóvil. Este hallazgo, retomado por Popular Science, ayuda a entender cómo procesamos ritmo y atención, y apunta a futuras aplicaciones clínicas.
El trabajo, desarrollado por la Chinese Academy of Sciences, confirmó que los oyentes acompasan sus parpadeos al compás de diversas piezas musicales sin recibir instrucciones previas. Esta reacción, totalmente involuntaria, exhibe cómo el sistema auditivo influye en acciones automáticas que operan fuera de la consciencia.
Los investigadores analizaron a más de 100 participantes mientras escuchaban composiciones clásicas con tempos constantes. Los sensores mostraron que los parpadeos espontáneos se alineaban de forma precisa con el pulso musical. Para demostrar la fortaleza del fenómeno, las piezas fueron reproducidas al revés, manteniéndose la sincronía. Incluso un solo tono, ajustado para imitar el compás original, generó un efecto casi idéntico, de acuerdo con lo publicado en PLOS Biology.
Sin embargo, el mecanismo se interrumpe cuando la atención se dirige a otro estímulo. Cuando los voluntarios debían fijarse en un punto rojo en la pantalla, la sincronización desaparecía. Yi Du, autora principal del estudio, destacó en una nota de prensa de EurekAlert que “los parpadeos espontáneos siguen el pulso musical sin que lo pidamos, lo que revela una conexión poco visible entre audición y sistema oculomotor”.
La investigadora añadió que un gesto tan fácil de medir podría convertirse en una herramienta útil para identificar dificultades en el procesamiento del ritmo, particularmente en trastornos donde la percepción temporal o la motricidad automática se ven afectadas.
El estudio también abre la puerta a examinar si otros movimientos involuntarios —como ajustes posturales o variaciones respiratorias— responden también a estímulos musicales. De confirmarse, la música podría ser implementada como un método no invasivo para estudiar la coordinación entre sistemas sensoriales y motores, además de reforzar su potencial terapéutico.
Con información de El Confidencial.

