Yotam Vilk, es un oficial del cuerpo blindado del Ejército de Israel, quien ha sido testigo de las barbaridades ordenadas por el estado israelí en el genocidio que han perpetrado contra el pueblo de Palestina.
En entrevista para medios internacionales, Vilk reveló que tenía la orden de disparar indiscriminadamente a todo aquel que se atreviera a cruzar una franja de contención bajo control del Estado de Israel en Gaza.
La inhumana instrucción provocó que el oficial de 28 años de edad, fuera testigo del asesinato de al menos 12 personas inocentes, entre ellas un adolescente desarmado.
Murió como parte de una historia más grande. Como parte de la política de permanecer en ese lugar y no ver a los palestinos como personas”, declaró Vilk.
Después de 15 meses de conflicto, llamados internacionales por la paz y una situación que se vuelve cada vez más insostenible, empiezan a reportarse “fisuras” en el Ejército sionista. Como Vilk, cada vez son más los efectivos que se expresan en contra de continuar llevando a cabo las operaciones en territorio palestino o que por lo menos cuestionan las ordenes sanguinarias.
En concreto, ya hay 200 soldados que se organizaron y firmaron una carta en la que exigen al Estado de Israel que ordene un alto al fuego. Aunque pareciera un grupo pequeño, representan a un grupo mayor de militares que aún no se animan a hablar abiertamente contra el genocidio.
Las soldadas y los soldados están obligados a mantenerse ajenos a la política, y es muy raro que expresen sus opiniones en contra del ejército. Sin embargo las presiones internacionales, incluidas los esfuerzos por el presidente de los EEUU, Joe Biden, y el electo Donald Trump, para que se llegue a un acuerdo antes de la investidura presidencial el 20 de enero, han impulsado un movimiento al interior del Ejército de Israel que se oponen a continuar con las operaciones militares.
En noviembre del año 2023, Yotam Vilk entró en Gaza. En ese momento creía que con la presencia de la fuerza armada israelí abriría la posibilidad de una negociación. No obstante, al paso de los meses ve con horror como es que la vida humana pierde su valor progresivamente.
Un día de agosto del año pasado, un adolescente cruzo la zona prohibida que vigilaba el agrupamiento al que estaba adscrito Vilk. A pesar de las advertencias el muchacho no dejo de avanzar, y aunque Vilk admite que era difícil determinar si iba armado, piensa que sus compañeros dispararon muy pronto. Otras 12 personas murieron de la misma manera.
Vilk dice que conoce las versiones de que Hamas paga 25 dólares a los civiles para que crucen las zonas ocupadas por el Estado de Israel para comprobar la capacidad de respuesta de los soldados sionistas.
Otros soldados como Vilk, contaron que al principio les fue difícil tomar una decisión pero después de comprobar que eran parte de un genocidio, decidieron dejar de servir en las fuerzas armadas.
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