Si no es ahora, ¿cuándo?

En días pasados, mientras el presidente se encontraba en gira de trabajo por algunos estados del país, surgió el rumor de que su salud se había deteriorado sin mayores precisiones. De manera veloz, varios periodistas y comunicadores hablaban ya de la gravedad de su condición; que si se había desvanecido, que si era un infarto, que si se trataba de un derrame cerebral; todos ellos amparándose, en realidad abusando, en la falta de información proveniente de fuentes oficiales. No fue sino hacia la tarde del domingo 23 de abril que, desde su cuenta personal en Twitter, AMLO confirmaría una alternativa que se barajaba también en el boca a boca, aunque sin ambages: su tercer contagio por COVID-19.

Desde ese momento, en los distintos medios a nivel nacional no faltaron aquellos que aprovecharon la ocasión, para posicionar en sus espacios, así como en redes sociales, suposiciones, mentiras, burlas, especulaciones y hasta deseos de muerte hacia el primer mandatario porque, como no podía ser de otra manera, hubo quien se aventuró a decir que el presidente estaba al borde de la muerte o directamente había fallecido, mientras pasaban por alto la información emitida a través del canal oficial del propio mandatario.

Las infames especulaciones con las que los noticieros, periódicos y comunicadores han nutrido sus canales informativos, han estado acompañadas de pretextos tan burdos como: “si se encuentra tan bien como dice, ¿por qué no nos entrega un video que demuestre su condición?” Desde luego, detrás de ese requerimiento y de los aparentes gestos de buena voluntad donde le desean “de dientes para afuera”, que tenga pronta recuperación, en el fondo buscan seguir acumulando vistas y visitas en sus sitios web, que les generen algunas ganancias monetarias por sus notas tendenciosas, cargadas de suposiciones, cuando menos. El punto es, especular con la salud del presidente por cualquier vía, mientras obtienen retribuciones económicas a expensas de su -inexistente- ética periodística.

Como nunca, los ojos del pueblo de México, a favor o en contra del máximo representante del gobierno, se encuentran hoy sobre su persona, ya sea para expresar el anhelo por una pronta recuperación o para vomitar los peores deseos hacia él y de paso a su familia. En un contexto más amplio, el reflejo de estos ejercicios de comunicación ha provocado la división más marcada que haya existido entre el pueblo de México. Si buscamos responsables de la polarización política existente entre los ciudadanos del país, los obvios señalados serían esos medios, comunicadores, analistas e intelectuales que, faltando a la moral, son capaces de poner sobre la mesa planteamientos como con los que se ha especulado y hasta mentido y generar en una parte minoritaria de personas que aún se informan con ellos, el odio necesario para volver a la época de bonanza de que gozaron en años anteriores junto a sus dueños.

Hoy, sin embargo, ya no es tan fácil controlar el inconsciente colectivo de la gente. Las decenas de millones de personas que apoyan día a día las acciones de este gobierno son muchas más que aquellas que lo rechazan y en la misma medida, los ciudadanos han dejado de creer en las mentiras que emanan desde los cuarteles de la oposición. Por esta razón, resulta difícil de creer que, desde esa esquina rival, aún no existan estrategias para combatir los males que aquejan no desde ahora, sino desde siempre, a la gente que resultó marginada y agraviada por sus políticas públicas, sino que con total descaro y cinismo, defiendan causas abiertamente derechistas, alejadas de la realidad de la mayoría popular y encaminadas a llevarlos a recuperar sus privilegios perdidos, a costa de los que menos tienen, mientras dichos medios de comunicación tendenciosos, sirven de vehículo para lograr sus fines.

No cabe duda de que los dichos populares trascienden en el tiempo por su sabiduría y precisión para describir un acontecimiento y el que reza: “a río revuelto, ganancia de pescadores” describe de manera impecable la actualidad en el país, pues mientras exista un espacio para la duda, la simulación, la mentira y la especulación, habrá algunos que no tardaran en aprovechar un acontecimiento para generar ganancias de cualquier tipo, empleando cualquier recurso disponible, más si se trata de aquellos medios que perdieron mucho con el gobierno del cambio. A final de cuentas, si no es ahora, ¿Cuándo? 

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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