En el primer año de la administración de la Gobernadora Delfina Gómez Álvarez, el Estado de México ha sido testigo de una estrategia de seguridad que busca marcar un antes y un después en la lucha contra el crimen.
El Operativo Enjambre, junto con iniciativas recientes como Atarraya, no solo han expuesto redes de corrupción y colusión entre funcionarios y grupos criminales, sino que también han cimentado el camino hacia una gobernabilidad más sólida y efectiva.
El pasado 22 de noviembre, este esfuerzo alcanzó un hito importante con la detención de 24 funcionarios, incluida una alcaldesa, y el desmantelamiento de estructuras delictivas en municipios clave como Naucalpan, Coacalco, Amanalco e Ixtapaluca.
Estas acciones no solo representan golpes certeros al crimen organizado, sino también un mensaje claro, la seguridad de los mexiquenses es una prioridad innegociable para la actual administración.
El Operativo Enjambre no es solo una intervención puntual; es una estrategia integral que combina la colaboración entre fuerzas estatales y federales, el uso de inteligencia operativa y un enfoque preventivo.
Al involucrar a la Guardia Nacional, la Secretaría de Marina, la Fiscalía estatal y otras instituciones, este operativo ha permitido desarticular redes de corrupción que operaban con total impunidad en varias localidades.
Por años, el crimen organizado encontró en la corrupción gubernamental un terreno fértil para sus operaciones. Ahora, bajo la dirección de Delfina Gómez, se busca erradicar esa complicidad desde sus raíces.
Como han señalado expertos en seguridad, el éxito a largo plazo de estrategias como Enjambre radica en su capacidad para transformar las estructuras sociales y administrativas que permiten que estas redes resurjan.
Es aquí donde se conecta la seguridad con la gobernabilidad: desarticular redes delictivas no solo protege a las comunidades, sino que también fortalece las instituciones y el tejido social.
Los operativos Enjambre y Atarraya han sido bien recibidos por ciudadanos y analistas. En Atarraya, por ejemplo, la inspección de bares y establecimientos permitió cerrar espacios utilizados por el crimen para actividades ilícitas, desde el narcotráfico hasta la trata de personas.
Además, este operativo evidenció la colusión de autoridades municipales con grupos criminales, una realidad que ahora está en proceso de ser enfrentada con rigor.
La Gobernadora Delfina Gómez ha planteado una visión ambiciosa para el Estado de México, no sólo combatir la inseguridad, sino transformar las condiciones que la alimentan.
Su administración ha apostado por la coordinación interinstitucional, la transparencia y la participación ciudadana como pilares para devolver la confianza a los mexiquenses.
El Operativo Enjambre, al igual que Atarraya, no solo es una muestra del compromiso gubernamental, sino también un llamado a los municipios para que trabajen en conjunto con el estado y la federación.
La gobernabilidad no puede ser responsabilidad de un solo nivel de gobierno; requiere un esfuerzo coordinado y sostenido, así como decisiones valientes para tomar acciones contundentes cuando las instituciones locales fallan.
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