La antidemocracia y lo oneroso del Instituto Nacional Electoral han sido temas que han estado en el ojo público por ya varios meses e incluso años. Ahora, después de muchas batallas se vienen cambios importantes con la salida de los caciques Lorenzo Córdova y Ciro Murayama y el arribo de nuevos perfiles que parecen en primer momento prometedores. De eso viene mi opinión de esta ocasión.
Plan A, B, C…
Una de las grandes apuestas de esta Cuarta Transformación ha sido profundizar la democratización del país. Para lograrlo, debía necesariamente realizar una reforma constitucional que cambiara la forma en la que se hace política electoral en nuestra nación. Se tenía que reformar todo el aparato de elecciones, es decir el INE y la partidocracia.
Esto no era nuevo, desde 1977 habían existido varios momentos en que se realizaron distintas reformas electorales que fueron cambiando las formas de hacer política y se fue democratizando de muchas formas la vida pública de México. Por lo cual, era previsible que la 4T buscaría realizar la propia.
Sin embargo, a pesar de ser la reforma electoral más democrática y popular de la historia no contó con el apoyo de la mayoría de las y los legisladores, al menos la mayoría absoluta era casi imposible tenerla ya que el bloque conservador se compactó para impedirlo, mismos que en vez de discutir solamente dijeron no y votaron en contra al argumentar que atentaba contra el INE y la democracia. Aunque realmente solo era politiquería para tratar de estar siempre contra el gobierno federal que no les permitió continuar con sus privilegios.
Hablando de privilegios y opulencia, la reforma buscaba llevar la austeridad republicana al sistema de partidos y al oneroso INE que viven con muchos privilegios. Además de agregar cosas novedosas como el voto electrónico e implementar las consultas y revocación de mandato como algo ya más arraigado en nuestra democracia. A esto le agregamos la desaparición de los representantes plurinominales y que las personas consejeras fueran electas por voto popular y no por las cupulas partidarias.
Pues votaron los conservadores en contra de la democracia. Ante eso, se optó por unas reformas secundarias a la ley electoral que no contravinieran a la constitución. Para ello no se requería la mayoría absoluta, sino mayoría simple la cual la coalición de Juntos haremos historia si contaba. Se votó no sin controversias y en ambas cámaras se aprobó el llamado Plan B.
No obstante, salieron los jueces corruptos del poder judicial y la frenaron al recibir amparos ya que según argumentaban dicho plan que solo atacaba los privilegios y la opulencia del INE era un atentado contra los derechos políticos de la ciudadanía mexicana. Puras patrañas que serán llevadas a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y se prevé puedan echarla atrás ya que desde el arribo de la presidenta Norma Piña han venido beneficiando a delincuentes de cuello blanco.
A todo esto, nuestro presidente salió a decir que se tenía ya en mente un Plan C, el cual lo nombró como ningún voto a los conservadores en 2024. Es decir, la siguiente batalla del año entrante es nuevamente una disputa por el país donde debemos asegurar que continúe y se profundice la transformación.
Presidenta
En medio de esas turbulencias se da el cambio de los principales dirigentes del INE. Sí, hablamos de los clasistas y racistas de Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, además de otros tres más (entre ellos el “porfirito” Edmundo Jacobo). Dejan la institución con un retroceso al 59% de credibilidad y con una aprobación de su presidente Lorenzo en 41%, según una encuesta de El Financiero.
Abandonan el INE estos 5 funcionarios después de un periodo de 9 años donde se llevaron un total de 162 millones 043 mil 437 pesos por los salarios recibidos. Es decir, cada uno ganó más de 32 millones en casi una década. Sus salarios fueron su principal defensa ya que se ampararon contra la austeridad republicana que bajo ley impedía que cualquier servidor público ganara más que el presidente de la república.
Pero sus onerosos y ofensivos salarios que ascendían hasta 362 mil 852 pesos mensuales no paraban ahí. Contaban además con más de 11 asesores cada consejero que podían ganar más de 70 mil pesos, en muchos de esos casos podemos ver que los mismos asesores ganaban más que el jefe del poder ejecutivo nacional violando también la ley de austeridad.
Al relevo llegan cuatro personas, dos mujeres (Guadalupe Taddei Zavala y Rita Bell López Vences) y dos hombres (Jorge Montaño Ventura y Arturo Castillo Loza) que fueron elegidos con aprobación de todas las fuerzas políticas de los partidos mediante una tómbola la cual los dio como electos.
Cabe mencionar que aunque la oposición votó a favor de que así se eligieran e incluso marchó en contra de que fuera la ciudadanía quién eligiera a los consejeros, ahora que parece ser que no fueron elegidos sus candidatos están molestos y han atacado a los nuevos integrantes para desprestigiar la elección y ese cambio.
Más aún ya hasta impugnaron el proceso. Son un chiste, lo sabemos. Ni con sus mentiras que buscan desprestigiar sobre todo a la nueva presidenta Taddei que a base de mentiras le quieren encontrar vínculos con MORENA y no revisan su gran currículum que es el que finalmente la colocó ahí donde está. Además, son tiempos de mujeres y que bueno así sea.
La democracia que queremos
En 2024 con INE renovado (esperemos así sea) volveremos a participar para decidir el rumbo del país, de nosotras y de nosotros depende de que la transformación siga y la llevemos al límite para que se profundicen los cambios y se democratice todo, siempre teniendo como principal eje las personas más pobres del país. Después de todo, de eso se tratan las transformaciones, de revolución y de cambios radicales.
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