Ricardo Salinas Pliego, magnate de la televisión, las motos a crédito y ahora aspirante a influencer fiscal, volvió a dar de qué hablar: resulta que pensó que por ser “amigo“ de López Obrador, el SAT iba a hacerle el “paro” y dejarlo pagar solo una parte de los más de 63 mil millones de pesos que debe en impuestos. Nada más.
En una entrevista, Salinas soltó que esperaba un “acuerdo razonable” con su antiguo amigo el entonces Presidente Andrés Manuel López Obrador. ¿Su idea de razonable? Que no le cobraran “doble”. “Que me cobre una, si acaso”, dijo, como si las deudas millonarias fueran 2×1 en la tienda; como si su deuda no fuera una millonaria.
Los adeudos vienen arrastrándose desde los sexenios de Calderón y Peña Nieto, pero florecieron con entusiasmo durante el gobierno de AMLO. Lo curioso es que el empresario no solo no ha pagado, sino que anda buscando todos los caminos legales, mediáticos y mágicos para esquivar la cuenta. Porque si algo sabe hacer Salinas Pliego es negociar… o al menos intentarlo. Bueno, me imagino.
Según el SAT, la deuda es bastante jugosa. Pero Salinas dice que lo quieren extorsionar. Sí, él, el tercer hombre más rico de México, víctima del sistema. Y para rematar, en 2024 la Suprema Corte le echó una mano: le perdonaron 645 millones de pesos a Totalplay por un tema fiscal de 2011. Un descuentazo, cortesía del Poder Judicial que ya va de salida.
Mientras tanto, el empresario sigue con su estrategia de “comprar todo lo que se mueva” y lanzar indirectas en redes, pero con una deuda que no deja de crecer y con un SAT que no se deja apantallar.
Así que no, ser “amigo” del Presidente no exime de impuestos… aunque Salinas Pliego parezca sorprendido.

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