La relación comercial entre Rusia y China ha crecido un 126% entre 2018 y 2024, alcanzando los 244 mil millones de dólares, tras el rechazo de Europa que busca asfixiar a Moscú mediante sanciones y bloqueos, de acuerdo con información de MPR21.
Para consolidar este comercio, Rusia planea construir 2 mil km de vías férreas que conecten Xinjiang, China, con el puerto ártico de Sabetta, reforzando su red ferroviaria desigual, especialmente en el Lejano Oriente.
Además, apuesta por el transporte fluvial, con una inversión de más de 6 mil millones de dólares en 1,600 buques comerciales hasta 2036, y el desarrollo de centros logísticos multimodales en ciudades clave como Novosibirsk y Omsk.

Estas estrategias buscan no solo eludir sanciones occidentales, sino también aprovechar el deshielo ártico, que abre rutas comerciales más cortas y acceso a recursos petroleros valuados en 160 mil millones de barriles.
El gasoducto Energía de Siberia 2 se ha convertido en una prioridad para Rusia, que planea conectar Yamal con China mediante un ducto de 1,600 km con capacidad de 50 mil millones de metros cúbicos anuales y una inversión estimada entre 10 mil y 13 mil 600 millones de dólares.
Esta infraestructura energética cobra mayor importancia ante la inestabilidad en Oriente Medio y la posible interrupción del suministro a China, que depende en un 90% del petróleo iraní para su demanda diaria.
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