Entre las maravillas que México ha dado al mundo se encuentra una que es y ha sido un regalo para el disfrute de la retina humana. Se trata de la grana cochinilla (Dactylopius Coccus) llamada en náhuatl nocheztli que significa “sangre de nopal” y en mixteco ndukun que quiere decir “insecto sangre”. Este es el rojo más intenso que existe en el planeta.
La Cochinilla es un insecto que vive y reproduce en los Nopales, produciendo el ácido carmínico como un mecanismo de defensa frente a depredadores como las hormigas. La manera como se cultiva es que la Cochinilla viva se mete en unos sacos de tela que se depositan sobre la hoja del Nopal y a los pocos días estos sacos son retirados y puestos en una nueva hoja. En poco tiempo, los insectos de menor tamaño pasan a través de esta tela que es muy fina, hasta la superficie del nopal y el insecto clava su pico.
Después de aproximadamente tres meses, se hace la recolección con una cuchara de mango alargado para raspar con cuidado la hoja o paleta y desprender a la cochinilla hembra ya madura, que se deposita en un recipiente apropiado.
Este método natural cuyo origen es prehispánico, fue el más exportado de la Nueva España durante el siglo XVI, después del oro y la plata porque por mucho tiempo habían buscado conseguir intensos tonos rojos que perduraran en el tiempo y que se fijaran a textiles finos como la lana y la seda. Fue en los Estados de Tlaxcala, Puebla y Oaxaca en donde se originó y cultivó de manera más intensa este tesoro granate.
El color rojo significa vida, pasión, fuego, pero en la época virreinal, era un símbolo de poder, asociado principalmente a las altas jerarquías de la iglesia y la monarquía. Este uso del rojo como símbolo de valía, pureza y grandeza proviene de los romanos. Tiempo después esta simbología fue copiada por la Iglesia católica.
Aparte de la industria textil, que es donde tuvo su uso más extendido, pintores famosos como Rubens, Velázquez y el Greco, entre otros, también usaron pigmentos basados en la grana cochinilla para agregar colores únicos en sus obras.
En la Revista Digital Ciencia UNAM se afirma que hace algunos años se realizó un estudio científico que analizó el ADN mitocondrial de las muestras de grana cochinilla de Oaxaca y de Perú y que los resultados mostraron que la variedad genética procedente de Oaxaca es más antigua y más diversa. Ello confirma que el insecto tintóreo domesticado es originario de la región mesoamericana correspondiente al actual Estado de Oaxaca.
Con tantos productos chinos de mala calidad pero baratos la producción de cochinilla también se vio afectada y casi desapareció. El surgimiento de tintes artificiales hizo casi imposible competir con anilinas baratas. Esperemos que la grana cochinilla sea revalorizada por el gobierno de México, debido a sus aspectos históricos, culturales, ambientales, técnicos y económicos.
Ojalá regresemos a lo natural y amigable con el medio ambiente y compremos textiles tradicionales de los artesanos mexicanos indígenas quienes todavía utilizan esta maravilla universal.
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