Responsabilidad

Durante los años en que mi pasión por la docencia me llevaba a toda clase de lecturas, llegó a mis manos un libro que parecía ser solamente de “autoayuda”, sin embargo, inicié la lectura y me sorprendió cuánto aportaba a la definición de liderazgo porque iniciaba induciendo al lector al autoconocimiento, lo que lleva al autor a tratar de definir dos conceptos que, a mi juicio, resultan importantes de resaltar en el momento actual. 

Un primer concepto interesante en esa lectura es el relativo a la independencia del individuo, entendida como la capacidad personal de aceptar que cada persona es dueña de sus emociones y por ende puede desarrollar la capacidad de tener control de ellas y no depender de las de los demás.

El otro es igual de importante y serio, al mismo tiempo va de la mano del anterior y se refiere a lo que significa ser responsable. Define con mucha claridad que la responsabilidad es la capacidad de responder de manera positiva por nuestros actos. Presenta a los actos individuales como influencia constante del entorno hacia el individuo y viceversa, lo que hace avanzar al concepto anterior hacia el entendimiento significativo de la interdependencia en la que cada uno debe ser capaz de actuar de manera propositiva en cada comunidad. 

Partiendo de lo que dice Covey sobre el tema y revisando a Howard Gardner, encuentro que quienes han llegado a ser líderes en casi cualquier campo, lo han hecho basados en haber aprendido a funcionar con un alto sentido solidario y veraz en cada campo, aunque algunos se convirtieron en amenazas contra los grupos a los que pertenecían, como Hitler, Stalin, la inmensa mayoría de ellos, donde incluyo a Oppenheimer basado en la cita que de él hace Gardner en “Mentes Líderes” Una anatomía del liderazgo” pp.143  y que dice: “Vamos llegando gradualmente a una conciencia crítica del hecho de que decir la verdad es mucho más difícil de lo que nos gustaría creer. Hasta ser sincero es difícil, a menos de que uno tenga una vasta experiencia y conocimiento en función de los cuales hablar.” 

También afirma Gardner; y cito: “Oppenheimer pedía a los habitantes del mundo que se unieran a él en el esfuerzo por resolver las relaciones entre poder y franqueza; el equilibrio entre pureza e inocencia, por un lado, y corrupción o escepticismo por otro; la proporción justa entre secreto y transparencia en la sociedad, particularmente cuando ésta se encuentra comprometida con la libertad de expresión; y las dificultades para tomar decisiones sensatas acerca de la vida humana cuando una parte tan grande del conocimiento contemporáneo es tan técnico, que solo los auténticos expertos tienen los medios para vérselas con él.”

Una parte de lo dicho por Gardner y lo que cita respecto de Oppenheimer, parece razonable y veraz, pero habrá que preguntarse si en el mundo actual, en el que las relaciones entre dirigentes y seguidores cambian tan rápidamente que marean, si el individuo solo puede continuar ejerciendo un liderazgo eficaz si deja de serlo de sí mismo; el líder precisa de un equipo en el que también aparezcan personas con capacidades que puedan significarse como una vanguardia constante que vaya en el mismo sentido y con los mismos valores éticos que tiene el dirigente en quien recaerá la responsabilidad de los actos del conjunto dirigente.

La formación de MORENA ha estado basada en que la conducción del movimiento responde a las necesidades que las bases recogen de cada comunidad de la que forman parte, si esta dinámica se rompiera el propio movimiento caminaría hacia su destrucción, a menos de que los liderazgos naturales de quienes forman el origen y destino de sus acciones consigan, por la fuerza de los seguidores y sumando mayorías, rebasar a los mandos formales que no hayan respondido correctamente.

Los relevos generacionales ya son visibles y generan más esperanza y llenan del aliento alegre a quienes hoy nos toca ser seguidores y testigos maravillados de lo que la revolución de las conciencias está logrando en México. Veo con mucha alegría a Hugo López Gatell y a Clara Brugada buscando, con abierta honestidad y compañerismo, la dirección del movimiento en la Ciudad de México, lo mismo empieza a ser visible en Tabasco con Javier May, César Raúl Ojeda, Mónica Fernández y otros. No vislumbro a ninguno provocando divisiones por berrinches infantiles y tampoco veo marionetas insoportables que han sido acalladas como producto de su propia falta de liderazgo, honradez y honestidad.

La oposición agoniza, pero puede revivir.

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