Las políticas antiinmigración del gobierno de Donald Trump han cambiado el rumbo de muchos migrantes, de manera que, ahora miles regresan al sur, enfrentando nuevos peligros y dificultades.

Entre enero y julio de 2025, aproximadamente 14,000 migrantes, principalmente de Venezuela, han retornado a sus países, los cuales huyeron por crisis económicas y políticas, al haber hallado las puertas cerradas de Estados Unidos.
Un reciente informe de los gobiernos de Colombia, Panamá y Costa Rica, junto con la ONU, lo ha catalogado como “migración inversa”. Los testimonios revelan sentimientos de desilusión y miedo. “Es hora de volver, el sueño americano no era así” han mencionado.
La inseguridad, la violencia y la falta de servicios han contribuido al retorno, y la situación en la selva del Darién ha complicado aún más el tránsito hacia el norte, razón por la que el flujo de migrantes que se dirige a Estados Unidos ha disminuido un 97% este año.
El gobierno de Biden había implementado un programa para facilitar el proceso de asilo, sin embargo, Trump lo eliminó al asumir el cargo, dejando a miles varados en México.
Muchos migrantes ahora planean regresar a Colombia, donde antes iniciaron su viaje. No obstante, las condiciones para regresar son aún más difíciles puesto que la mayoría carece de fondos y enfrenta necesidades económicas críticas. Además, las rutas de regreso están controladas por redes criminales donde los migrantes han reportado abusos, extorsiones y robos. Las mujeres y niñas enfrentan mayor riesgo ya que a menudo deben pasar la noche en lugares hostiles e inseguros.
Los viajes marítimos también son peligrosos para muchos migrantes, puesto que usan embarcaciones precarias que los exponen a accidentes. El costo de estos traslados ronda los 280 dólares por persona, lo que obliga a muchos a esperar días para reunir el dinero.
Scott Campbell, representante de la ONU en Colombia, instó a las autoridades a proteger a los migrantes. “La mayoría ya son víctimas de abusos”, aseguró.

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