En marzo de 2025, el diseñador italiano declaró que su desfile en Milán buscaba calmar las turbulentas aguas de la política global.
La mayoría de los diseñadores aprenden su oficio como aprendices de maestros consagrados o en las escuelas de moda, pero Giorgio Armani se formó en el taller, el afamado diseñador de moda italiano, murió hoy, jueves 4 de septiembre, a los 91 años en la ciudad de Milán, Italia, anunció la compañía que creó.
Armani nació en Piacenza, al norte de Italia, el 11 de julio de 1934, en el seno de una familia de clase media, pero sufrió las secuelas de la Segunda Guerra Mundial y padeció hambre. De niño estuvo a punto de perder su vida al jugar con unos proyectiles de artillería sin explotar. Uno estalló y sufrió quemaduras graves, mientras que un amigo cercano murió. Eso lo marcó.
Sin embargo continuó, y en su juventud, impulsado por una mezcla de expectativas familiares y búsqueda de estabilidad, ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Milán. No obstante, tras tres años de estudios, abandonó la carrera sin titularse.

La clase media de los años 1960 no podía permitirse la alta costura, pero anhelaba un estilo propio, elegante y distintivo. Esto reflejó un cambio en la forma en que los hombres se veían a sí mismos
Aprendió qué telas les gustaban a los clientes e iba a las fábricas textiles a comprarlas. Se convirtió en un experto en tejidos y utilizó sus conocimientos para perfeccionar la sastrería.
Con su experiencia en tejidos, Armani ofreció una respuesta. Sus finas telas hicieron posible una línea de ropa masculina con cortes limpios y precisos que podían fabricarse a gran escala incluso haciendo los trajes para hombres más sensuales.
El diseñador hizo más fuerte a la ropa femenina y suavizó la masculina, con la incorporación de más mujeres al mercado laboral, Armani vio una oportunidad. “Me di cuenta de que necesitaban una forma de vestir equivalente a la de los hombres”, dijo. “Algo que les diera dignidad en su vida laboral”, agregó.
Sus chamarras llamaron la atención de Hollywood. En 1980, Richard Gere llevó famosamente un traje Armani en “American Gigolo”, convirtiéndolo en un símbolo de estatus. Pronto, vestir a las estrellas para la alfombra roja se convirtió en otra forma de publicidad para la marca.
Con los elegantes trajes de Armani, se ofreció a las mujeres una alternativa a los vestidos rígidos y sofocantes que sus madres usaban para ir a trabajar.
Sus creaciones irradiaban feminidad, pero eran una poderosa declaración de igualdad.
En marzo de 2025, declaró que su desfile en Milán buscaba calmar las turbulentas aguas de la política global.
“Quería imaginar una nueva armonía”, declaró, “porque creo que es lo que todos necesitamos”.
A lo largo de su carrera, Giorgio Armani Raimondi y sus estilos se mantuvieron en sintonía con una sociedad en constante evolución gracias al agudo sentido de la orientación social que adquirió en los grandes almacenes milaneses.
Para él lo importante eran los clientes y sostenía que un buen diseñador debía adaptarse a sus necesidades cambiantes.

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