En el marco de la conferencia matutina en Palacio Nacional, Bulmaro Juárez Pérez, titular de la sección Suave Patria, dedicó un espacio a uno de los símbolos más representativos de México: la piñata. A través de una cápsula audiovisual, se destacó el legado cultural de este objeto emblemático, cuyo origen se remonta al municipio de Acolman, en el Estado de México, como parte de la festividad conocida como Panquetzaliztli.
La cápsula proyectada enfatizó la trascendencia de las piñatas, que van más allá de ser un simple adorno o entretenimiento. En sus inicios, durante las celebraciones del solsticio de invierno y el nacimiento de Huitzilopochtli, los pueblos originarios colocaban en lo alto de un poste una olla llena de plumas y piedras preciosas, la cual se rompía como parte del ritual. Posteriormente, los frailes agustinos adaptaron esta práctica para integrarla en las tradiciones cristianas, dando origen a las piñatas que conocemos hoy en día.
“Que rompan las piñatas y no rompan las tradiciones”, expresó una de las productoras locales de estas piezas artesanales. Este llamado sintetiza la importancia de preservar una práctica que simboliza unión, esfuerzo y colectividad, pilares esenciales de las comunidades mexicanas.
En Acolman, reconocido como la cuna de las piñatas, su elaboración representa no solo una expresión cultural, sino también una fuente de sustento para muchas familias. Las artesanas y artesanos locales han convertido esta tradición en un medio de vida, especialmente para mujeres que, ante situaciones difíciles, han encontrado en la venta de piñatas una oportunidad para salir adelante.
Las piñatas, con su colorido y significado, se han convertido en un símbolo de esperanza y cohesión social. En palabras de los habitantes de Acolman, “romper una piñata es más que un acto lúdico; es un momento de integración familiar y comunitaria”. Esta práctica, que se ha transmitido de generación en generación, mantiene viva la esencia de las tradiciones mexicanas en un mundo donde el individualismo busca imponerse.
Además, las fiestas decembrinas, tan esperadas en todo el país, encuentran en las piñatas uno de sus elementos centrales. Su presencia en estas celebraciones es un recordatorio de la riqueza cultural de México y de la importancia de preservar las costumbres que fortalecen el tejido social.
Desde Acolman para el mundo, las piñatas no solo dan alegría a quienes las rompen, sino que también representan el esfuerzo de comunidades enteras por mantener viva una herencia cultural que trasciende el tiempo y las generaciones.
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