Algunos medios están acostumbrados a que se vote en las urnas por las simpatías, como si todo fuera un espectáculo televisivo, casi un circo, pero la cara bonita o el alarde de comicidades obligan a desdeñar las propuestas. Las propuestas no son parte del triunfo electoral sino la esencia del mismo.
Así, entre los medios poco honestos se ventila la idea de que los mexicanos votaron por Claudia Sheinbaum sólo por seguir los lineamientos de Andrés Manuel López Obrador y no por los programas que anunció hasta el cansancio durante su campaña, entre las que se destacaba la reforma al poder Judicial y l desaparición de organismos parasitarios que trabajan en nombre de la democracia y la transparencia, sin lograrlo.
Las promesas de campaña fueron consignas que dejaron de respetarse por los presidentes en el pasado hasta perder trascendencia. Ahora las propuestas son un asunto adicional en campañas y más aún cuando se ganan las elecciones. Parte sustancial de los programas que movieron a los mexicanos para votar por Morena fue la reforma al Poder Judicial, que es una urgente necesidad para que los mexicanos sean en realidad libres, porque mientras haya corruptos entre quienes deben administrar la justicia nadie está fuera de peligro.
Las propuestas de los candidatos deben recobrar el valor que originalmente tenían, antes de su devaluación y pérdida. Se vota por las propuestas sin importar si el candidato o la candidata viste ropa de marca, o es guapo o bonita. Incluso muchas veces no importaría el partido cuando hay propuestas en realidad sólidas y en beneficio de la población, sin propuestas no hay candidato que valga, pero se ponderó al candidato como producto y al partido como marca, en un intento por fusionar el marketing con la política y arrojó un híbrido que sólo condujo a la derrota en las urnas.
Es dentro de ese marketing donde todavía están instalados de los conservadores, al fin y al cabo, nostálgicos del pasado, de ahí que afirmen, a veces convencidos, que nadie votó por la reforma al Poder Judicial, cuan do fue uno de los móviles de la votación a favor de Morena.
La oposición acostumbrada a este tipo de novedosas formas de ver la vida pública como si se tratara de jabones o perfumes, se dedicó a cuestionar a más de un candidato de Morena por su forma de vestir, por su aspecto físico, por el automóvil que poseía y por el lugar de residencia. Esas fueron sus argumentaciones de campaña para desgastar al contrincante, en lugar de tener propuestas válidas para crear cuadros políticos sólidos, en busca de algo concreto y de beneficio común.
La oposición en el Congreso se dedicó a hacer gala de su costumbre discriminadora, clasista y autoritaria en nombre de las apariencias de las personas. La gente no quiere apariencias en los políticos, ya sufrió las consecuencias de votar por el más guapo, que también era el más imbécil. Podemos recordar las intervenciones en tribuna en ambas cámaras, donde se ventilaba agresividad en lugar de razones e insultos en lugar de proyectos y denuestos en lugar de iniciativas.
La adopción de una manera de hacer política dentro de la mercadotecnia fue sólo un experimento que no funcionó. Se acabó. De ahí que algunos de los que viven en el pasado, consideran que las propuestas se olvidan para no cuestionar al funcionario en turno.
Una de las características de los conservadores es poder deshacerse con facilidad y rapidez las viejas costumbres que, aunque hayan mostrado y demostrado su inutilidad, siguen utilizándolas hasta que se vuelven vicios. Como ejemplo está la persistencia de seguir formando parte del público de los medios que han mentido, pruebas fehacientes y evidencias tangibles lo demuestra, pero siguen por una costumbre que todavía no pueden desechar.
Los programas son la sustancia del candidato, a veces superiores a algunos de esos abanderados, lo que importa es cumplirlo y rebasar expectativas, para demostrar que el candidato puede ser superior a sus propuestas, para convertirse, así, en líder.
La política ya no podrá concebirse sin propuestas realmente sociales que le dan solidez al discurso y contenido a los políticos, sean candidatos o funcionarios públicos. Sin propuestas la dirección del voto estría sin brújula. Pensar que se votó por Morena sin tomar en cuenta sus propuestas expuestas en campaña hace evidente la intención de los medios para confundir a la población y detener el proceso de toma de conciencia.
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