No se necesita ser pitoniso para predecir eventos jurídicos. Tan solo es necesario pulirse en el área y realizar registros de qué ha ocurrido en los años que anteceden y hacer una que otra conjetura.
Hace una semana mencioné que la actividad judicial, especialmente la de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), ha estado involucrada en cuestiones que no le corresponden del todo.
Además, que la próxima parada serían los nuevos libros de texto gratuito de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Un asunto netamente político que se ha judicializado para evidenciar los problemas antes descritos.
Cuestiones que jurídicamente son dignas de analizar y que no dejan bien parado al máximo tribunal, ya que sus decisiones tienen un impacto significativo.
Sin embargo, lo realmente preocupante es la jerarquía de la SCJN. Por tanto, al ser el máximo tribunal, no hay una instancia superior en derecho interno para objetar las decisiones de la Corte.
¿Qué pasaría si, por ejemplo, la SCJN decidiera sobre los contenidos que deben tener los libros? ¿Tendremos que acatar su decisión? ¿Tendremos que guardar silencio o decir que son perfectos?
Claro, acudir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) es una posibilidad, pero ¿se irá a esta instancia para decidir cuál debe ser el contenido de los libros de texto? Optar por esta opción quizá sea incluso peor.
Pero ¿cuál es el meollo del asunto? Pues resulta que la SCJN decidió suspender la distribución de los libros de la SEP, a raíz de una controversia constitucional promovida por la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos Galván.
¿Y cuál es el problema? Pues, esto significa que la SCJN ha coartado un derecho fundamental. Además, se presenta un nuevo escenario en donde, tal parece, es la SCJN la que decidirá qué contenidos deben tener los libros de texto.
Este es el principal problema, ya que a quien corresponde decidir sobre los contenidos es a la SEP, no a la SCJN ni a los gobiernos de las entidades federativas.
Ciertamente, es un asunto completamente político que se está saliendo de control o que ya se salió, pues cuál será el plan ahora que inicie el nuevo ciclo escolar.
Al final, los contenidos de los libros de texto de la SEP no son autónomos, es decir, los libros por sí mismos no son los que educan a los estudiantes de nivel básico, sino que necesitan de la guía de un profesor. Además, es demasiado arcaico pensar que solo se aprende en la escuela.
Por lo mismo, rasgarse las vestiduras por los contenidos, por las razones que se debaten actualmente, son muy cuestionables, ya que, si esos son los términos en que se quiere debatir, entonces debería extenderse y empezar a echar un vistazo a los contenidos que hay en internet, a los que la gran mayoría de los menores de edad están expuestos.
Aunque cabe aclarar, vivir en la ignorancia o pretender que las cosas que no son de agrado personal no existen, no es una opción viable.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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