Por ahí hay un decálogo escrito por Eduardo J. Couture que versa: “Lucha. Tu deber es luchar por el Derecho, pero el día que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha siempre por la justicia”. Tal adagio indica que, en muchas ocasiones, seguir el pie de la letra de una ley, no es algo sabio ni convincente.
Por tanto, argumentar que “la ley es la ley”, está lejos de ser una opción inteligente, no solo por no comprender en qué consiste la constitucionalidad, sino porque es una vía por la que la ignorancia brilla.
Habría qué preguntar, por ejemplo, qué opinan los que defienden que “la ley es la ley” de las políticas antisemitas del nacionalsocialismo alemán.
Porque, si “la ley es la ley”, no habría qué objetar nada, sino todo lo contrario. Quizá, incluso, habría quien propusiera cambiar esa historia.Igualmente, no habría que decir nada de las políticas migratorias del vecino del norte ni tampoco habría lugar a decir algo sobre el gobierno federal, tras haber ejecutado la Ley de Expropiación, con el objetivo de continuar el proyecto del “Tren Maya”.
En cambio, en el mismo contexto de la segunda guerra mundial, sí habría que condenar las sentencias dictadas en los juicios de Núremberg, puesto que mandaron a freír espárragos a quienes creían firmemente en el dicho “la ley es la ley”.
Asimismo, habría que denunciar que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha intentado y violado la ley en múltiples ocasiones ¿Tan pronto se olvidó cómo el máximo tribunal del país quería declarar la inconvencionalidad de la constitución en el tema de la prisión preventiva oficiosa? Pues, si ya está en la constitución, entonces el debate que se dio fue una tomadura de pelo.
¿Qué decir de aquellos que perdieron los estribos por la reforma laboral en el rubro de las vacaciones dignas? ¿Y el pago de impuestos, incluso los más molestos como el IEPS?
Fuera de lo que a todas luces es un desconocimiento en gran escala de cómo es mundo jurídico, debe entenderse que la ciencia jurídica no son bienvenidos los improvisados; mucho menos los demagogos.
Por tanto, creer que “la ley es la ley”, a propósito de tratar de justificar algunas acciones recientes de la SCJN, no solo es estúpido, sino que se da un mal mensaje, porque la justicia no es a conveniencia.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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