Por un amparo que ampare la Ley de Amparo

Se ha anunciado que el fin de la libertad está a la vuelta de la esquina sin que el fin de la libertad se encuentre a la vuelta de la esquina cuando llegamos a la vuelta de la esquina, o sin que sin importar cuanto caminemos nunca logremos dar vuelta a la esquina. En fin. Este no es el caso, en este caso el fin de la libertad está a la vuelta de la esquina y la vuelta de la esquina está a unos cuantos pasos, tiene nombre y apellido, es la reforma a la Ley de Amparo, y es el fin de la libertad porque, ¿qué libertad puede existir en un mundo donde uno no puede pagar para protegerse contra el poder que abusivamente busca que uno no abuse de su poder?

Y es que el amparo es el costoso mecanismo ideal de quienes pueden pagar costos mecanismos ideales por violar la ley a través de una espiral de litigios estratégicos que permitan a los privilegiados preservar sus privilegios. Quienes amparadamente se amparan pagan por disfrutar de un fuero económico, para muestra, unos botones amparados: el amparo que evita la aprehensión de Hernán Bermúdez Requena por los delitos de delincuencia organizada y secuestro agravado, los amparos que Ricardo Salinas Pliego ha interpuesto para evitar el pago de adeudos fiscales multimillonarios, el amparo que protegió el patrimonio de la esposa de García Luna y en consecuencia desbloqueó las cuentas de Genaro García Luna, y una larga y amparada lista de amparados amparos.

Sumado a ello, hay una segunda virtud del amparo la de fungir como veto en contra de los proyectos presidenciales que pongan en entredicho los privilegios y estilo de vida de los privilegiados miembros de la clase privilegiada. De tal suerte que los Claudio X, los Gustavo de Hoyos, las María Amparo Casar, pueden recurrir a tan hermosa herramienta para intentar detener obras públicas como el Aeropuerto de Santa Lucía y el Tren Maya, o democráticos amparos interpuestos para suspender debates o reformas en el Congreso. Urge un amparo que ampare a los amparantes en contra de la reforma de la Ley de Amparo.

Entrados en gastos

La ciudadanía está sometida a derechos y obligaciones, los ciudadanos de a pie tienen la obligación de pagar impuestos, cumplir la ley y agachar la cabeza cada vez que se les ordene agachar la cabeza. Por su parte, los ciudadanos privilegiados tienen el derecho de hacer lo que quieran hacer, para ello existe el amparo como vector del uso estratégico y abusivo de procesos legales para eliminar políticamente al adversario a través de herramientas judiciales. Acabar con ese derecho es acabar con la libertad, la libertad de ser y hacer aquello por lo que se pueda pagar para ser y hacer.

  • Carlos Bortoni es escritor. Su última novela es Historia mínima del desempleo.

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