PANelero populista

Opinión de Germán Castro

Días atrás, el señor que encabeza al PAN espetó una propuesta tan ruidosa como disparatada. Bueno, eso de que encabeza es un decir. En cualquier caso, lo hizo en vivo, en un canal de TV. Quizá las cámaras animaron a Marko Cortés a comportarse como lo hace cada vez más gente de la oposición: airadamente, impostando, casi a gritos, con aspavientos y manotazos; sobreactuando, pues. Acompañado de su fautor del PRI, Alejandro Moreno —a saber quién es el patiño y quién lleva la voz cantante—, el panista acudió a Televisa a confrontarse con el dirigente de Morena, Mario Delgado. La suerte que corrió en la Cámara baja la reforma eléctrica del presidente fue el tema del debate. A pregunta expresa de la conductora —lastimera y en tono de ofendido reclamo—, Delgado reiteró que, dado que votaron en contra de la soberanía energética, no es inexacto ni excesivo llamar traidores a la patria a los diputados del McPRIANrd. Entonces el contador público Cortés soltó su gansada: “Asignemos el presupuesto que sea necesario para que en todas las casas, en los techos de la casa habitación de la gente, iniciando por los más pobres, por el consumo básico, se pongan paneles solares de generación de energía limpia, y así la gente no pague nada o la gente pague mucho menos en su recibo de luz…”

El de Morena contestó con una pregunta que de golpe mandó muy muy lejos la sugerencia panista: “¿Por qué no la hiciste [la propuesta] en la Cámara?” Sí, sería bueno explicarle al despistado Zamorano que ni se legisla en los medios ni los dirigentes de los partidos tienen atribuciones para ello. Pero, en fin, el señor se aventó a proponer que se coloquen sendos paneles solares en todas las casas de México. Para quienes esto no resulte a todas luces una vacilada, van algunos datos…

¿De cuántos sistemas fotovoltaicos hablamos? El panista quiere instalarlos “en todas las casas”. Según el Censo de Población y Vivienda 2020, en el país había hace dos años 35 millones 156 mil 897 viviendas particulares habitadas. Supongamos que no hay más. Sin entrar en detalles técnicos demos por cierto que

“El precio promedio por panel solar para una casa” es de $14,500 pesos —así se informaban en octubre de 2021 en una investigación de sinembargo—. Entonces, para colocar un panel en cada casa se requieren $509,775,006,500 pesos, esto es, casi 510 mil millones de pesos. ¿Qué tanto es eso? Bueno: es un poquito más que la suma de los presupuestos 2022 de las secretarías de Educación Pública (364 mil millones de pesos), Turismo (65 mil mdp, que incluyen los recursos para la construcción del Tren Maya), Medio Ambiente y Recursos Naturales (40 mil mdp), Cultura (15 mil mdp), Relaciones Exteriores (8,508 mdp), Economía (3,586 mdp) y Función Pública (mil mdp)…, y aún hay que sumar el presupuesto 2022 del INEGI (11 mil mdp). Insisto, con esos 510 mil mdp alcanzaría para instalar apenas un panel por vivienda, lo cual, por supuesto, sería insuficiente para la gran mayoría de ellas —para que funcione sólo el refrigerador se requiere de uno a dos paneles—. Si multiplicamos por tres el promedio de paneles por vivienda haríamos un cálculo muy conservador y el monto se eleva a 1.53 millones de millones de pesos.

¿Y la suficiencia? Imaginemos que en algún lugar del mundo existe la disponibilidad para adquirir 105 millones de paneles solares. ¿Qué tan complicado sería colocarlos? Cualquiera que se moleste en consultar los resultados del Censo de Población 2020 podrá enterarse de que, de las 35 millones de viviendas habitadas, poco más de siete millones se encuentran dispersas en localidades rurales —de menos de 2,500 habitantes—: una de cada cinco. Y tenga usted por seguro que ahí es en donde vive la población más pobre del país. Si ya desde la perspectiva nacional la propuesta del PAN muestra inviabilidad logística, al observar la situación a nivel estatal el propósito luce prácticamente imposible en Oaxaca, Chiapas, Hidalgo y Tabasco, en donde 50, 47, 42 y 40%, respectivamente, de las viviendas particulares habitadas se ubica en localidades rurales. El operativo también sería demasiado complejo en entidades en las que más de un tercio de las casas está en localidades rurales: Guerrero, 39%; Veracruz, 37%, y Zacatecas, 36%.

¿Y qué decir de los techos sobre los cuales habría que instalar los paneles? La última vez que el censo captó información sobre el material de techos fue en 2000; entonces, 36% de las viviendas no tenía techos de losa de concreto, tabique, ladrillo o terrado con viguería, sino de láminas (cartón, asbesto o metálica), palma,tejamanil o madera y teja. No sé qué tanto ha variado el porcentaje, pero cualquiera que sea la proporción, corresponde a las familias más pobres.

La CFE ha realizado un trabajo titánico. En todo México el censo halló sólo 280 mil viviendas sin energía eléctrica, ¡menos de 1%! En cambio, y me temo que Marko Cortés no tiene idea de esto, hay 4.3 millones de viviendas que no tienen refrigerador, más del 12% del total. Y qué, ¿a esas casas quiere llevar el panelero la energía solar? ¡Puro populismo!

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