Qué sería de los medios convencionales sin el PAN. La mayoría de los espacios dedicados a la política los acapara ese partido, sus militantes, sus legisladores, sus militantes. Ninguno de ellos tiene una propuesta que valga la pena analizar o reflexionar, menos aún aparecer en espacios destacados de los medios.
Sin necesidad de una encuesta, la cantidad de declaraciones de panistas en los medios convencionales satura la oferta informativa y permite asomarse al vacío que tiene no solo en sus filas sino en sus ideas.
Por si esto fuera poco, tienen espacios como columnistas, articulistas, comentócratas y conductores de programas que nada aportan a nadie, ni a su lucha ni a ellos mismos. Sus contenidos son repetitivos, más aún cuando su propuesta está basada en el pasado.
Buena parte de la derrota extraelectoral de los panistas fue su sobreexposición en los medios. Sus declaraciones son las mismas, sus conceptos, sus enemigos, sus críticas. Se plagian a sí mismos. Veinte personas dicen lo mismo, todos militantes del PAN, no permiten que haya reflexión sino juicio sobre su manera de ver la realidad con amargura.
El PAN tiene en los medios una tribuna segura, sin límite de tiempo ni de contenidos. Porque en tribuna parlamentaria el PAN se excede de tiempo y toca temas que son, por lo regular, comentados fuera de tiempo, de espacio, de agenda. Abordan debates que no están en la mesa y propuestas que nunca alcanzan la solidez necesaria para ser discutidas.
Los panistas muestran su desesperación a través de las declaraciones que los medios les ofrecen y dentro de este espectro informativo llama la atención un ejemplo de la manera en que practican la política los panistas con una mentada de madre desde la tribuna del Congreso de Chihuahua, a través del líder de la bancada panista en la entidad, Alfredo Chávez Madrid.
Ante la carencia total de argumentos, el coraje que les impone no tener la razón, la impotencia de carecer de conocimientos para debatir, y el rechazo de la población, producen los insultos como único recurso de decirle al mundo que existen.
Con conductas como la de este diputado chihuahuense, los berrinches públicos de la senadora Téllez, el retraso mental de Xóchitl exhibido hasta la saciedad, la ignorancia supina de Kenia, la corta inteligencia del senador Marko y la retahíla de delitos que carga Jorge Romero, arroja un diagnóstico que no admite equivocación: el PAN está en su peor momento.
Esto lo sabe la prensa, pero de no ser tomado en cuenta por los medios, cuya forma de informar también muestra su envejecimiento, el discurso difundido de los miembros de ese partido cuestionan al gobierno, así hablan mal de la administración pública a través de los panistas, otorgando espacios a la oposición, de esa manera se lavan las manos y evitan en choque frontal con las autoridades y tienen la posibilidad de seguir solicitando aumento en convenios de “publicidad”.
El PAN en general habla con si tuviera la verdad en la mano, como si todos, menos ellos, estuvieran equivocados, como si fueran mayoría, como si tuvieran calidad moral, y como si estuvieran muy lejos de perpetrar delitos.
La autoridad que aparenta su discurso esconde la fragilidad de su situación, es como una mentada de madre en el desierto de las ideas. El insulto, la descalificación, la exigencia de renuncia, la diatriba, el reto a golpes, se multiplican y suben de tono mientras su fuerza real como partido y como representantes de la derecha en México, disminuye considerablemente.
En 12 años en el poder hicieron el mismo daño a México que el PRI en 100. Muertos, corruptelas, niños quemados por negligencia impune, desempleo, devaluación, corrupción, sumisión al extranjero, apertura total al crimen organizado, vinculación con las mafias, incluyendo al tráfico de personas, etc.
La derecha real no está representada por ellos, quienes quieren rescatar sus privilegios en los que menos pensarían para representarlos serían los panistas.
El desamparo de los panistas en México fue mostrado públicamente cuando empezaron a ser continuos los viajes al extranjero, desde la OEA hasta el rey de España, eran visitados para solicitar ayuda ante el rechazo de la derecha profunda, que les dio la espalda por carecer de fuerza no sólo en el discurso, o en la militancia sino en el debate y en la aportación de ideas, pero sobre todo en la efectividad de sus acciones.
A la derecha profunda no le interesa si sus representantes ante el mundo real están dentro de la legalidad o no, lo que quieren son prácticas determinantes que les beneficien, el PAN ha abandonado esa lucha para quedarse como un club de amigos que se engolosinaron con pequeños negocios de su cúpula.
El PAN es un cascarón vacío, un membrete sin más fuerza que la otorgada por los medios convencionales que encuentran en las declaraciones de sus miembros la única manera de llenar los espacios de sus medios.
El PAN ni siquiera llega a ser oposición seria, es un grupo de provocadores que cuentan con inercia de un partido conservador y algunos, ante la ausencia de opciones, votan por ellos pero no los oyen, ni conocen sus propuestas, solo son rostros hablando incoherencias que prefieren no atender.

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